Capítulo 20

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No olvides seguirme.

     

     Miro hacia el escritorio y me encuentro con los claros ojos azules de un hombre que me mira fijamente. Piel blanca, casi bronceada, cabello castaño cobrizo. Trago. Me acerco al escritorio y me siento en la silla. No sé qué hacer con las manos así que cruzo las piernas colocando una pierna sobre la otra.

― Emm... buenos días.

― Bueno días.

― Mi nombre es Grace Schneider. ―le digo y alzo la vista para mirarlo. No debo parecer una niña―. Nunca he hecho esto y si fuera sido por mí, no hubiera venido jamás.

Él me mira y ¿No se supone que debe irradiar confianza? No es que no parezca una persona en que confiar, sólo que... ¿Harry, no pudo buscar un psicólogo más viejo? ¿Cuántos años tiene este hombre? ¿Veintisiete? ¿Treinta? Realmente me intimida y más si no dice nada.

― David Howard. ―se presenta.

― Quisiera dejar bien claro que no hablaré hasta que me dé su palabra de confidencialidad.

― La tienes desde el momento en que cruzaste la puerta. ―dice y lo miro con los ojos entornados.

― Mi hermanastro me obligo a venir aquí porque una vez presenció una escena en la cual yo era la protagonista.

― Cuéntame más.

― Emm yo... ―muevo los pies de los nervios―. Empezaré explicando algo extraño que sucede cada vez que mi mente juega sucio. Hay momentos en los cuales me falta el aire y... o sea, me dan ataques de ansiedad. ―digo rápidamente. Odios mis nervios.

― Ataques de ansiedad... ―dice y escribe algo en una hoja―. Según tú ¿Qué son ataques de ansiedad?

― ¿Usted no lo sabe? ―le pregunto a la defensiva―. Bueno, siento que me ahogo, se me acelera el corazón, me duele el pecho, me tiembla las manos, ―me encojo de hombros―. El cuerpo... ah, a veces tengo pesadillas... y me he desmayado una vez. ―relato―. Hace poco. ―agrego.

Él escribe de nuevo.

― ¿Eso es un ataque de ansiedad no?

― Trastorno de pánico. ―dice―. Se caracteriza por ataques repentinos de terror, usualmente acompañados por latidos fuertes del corazón, mareos, dificultad respiratoria, náuseas, dolor en el pecho, o sensaciones asfixiantes. ―me explica―. Un evento estresante puede ser la causa.

¿Un evento estresante? Por favor, suena mejor un evento traumático.

― Quiero hacerte algunas preguntas. ―dice y asiento―. Espero que seas sincera conmigo, sólo así llegaremos a la causa del por qué.

― ¿Para qué son?

― Verás, un ataque de ansiedad o trastorno de pánico se debe a muchas causas, te haré estás preguntas para llegar más rápido a la causa real.

― Bien. ―susurro.

Él fija su vista en su laptop y yo respiro hondo por enésima vez.

― Dime tu edad.

― Veinte. ―respondo y carraspeo.

A medida que voy respondiendo otras preguntas él escribe en la laptop.

― ¿Tienes una relación sentimental en estos momentos?

― No, ni la he tenido. ―apenas digo la oración, recuerdo haberle dicho entre su centenar de preguntas que no era virgen ¡Maldición!

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