Capítulo 18

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   Las puertas del ascensor se abren y salimos, él con aspecto seguro y yo temblando por dentro muerta de los nervios. Camino hacia donde está el Jeep de Andrés. Harry viene detrás de mí. Me detengo y me giro para verlo con cara de no querer problemas.

― Oye, no quiero hablar contigo respecto a los abusos de confianza que ambos hemos cometido.

― Pues yo sí.

― ¿Por qué insistes en hacerme sentir incómoda? ―le pregunto fastidiada.

Me agarra del brazo con cuidado y camina hacia el Jeep de Andrés.

― Harry, no actúes así que me enoja que me trates como una marioneta jalàndome de aquí para alla.. ―reclaml y me suelta.

― ¿Lo haces a propósito? ―me pregunta acercándose a mí. Retrocedo ceñuda.

― ¿De qué hablas? ―pregunto confundida.

― De tu amigo.

― ¿Andrés?

― Sí, ese retrasado. ―él sigue avanzando hacia a mí.

― ¿Y qué pasa con él?

― Me encabrona. ―espeta y me cruzo de brazos apretando mis labios.

Él se detiene frente a mí. Está muy cerca y eso me pone más nerviosa. Pero no quiero retroceder porque mi espalda chocará con la pared y terminará acorralándome..

― No entiendo.

― ¿No entiendes? ―pregunta dando un paso más y retrocedo pegando mi espalda en la pared, joder―. Pues, quiero que sepas que exploto al verte con él porque sé que él sí tiene la oportunidad de tocarte.

― Pues, entonces seguirás explotando porque él es mi amigo. ―farfullo.

― Sólo son amigos y dormiste con él.

― Eso no te debe importar, Harry.

¿Por qué le importa? ¿Acaso yo opino acerca de sus amigos?

― Escucha Harry... las cosas se están tornando un poco incomodas para mí.

― Yo no tengo la culpa que nuestros padres estén casados. ―suelta y frunzo el ceño―. ¿Quieres hacerme sentir mal? ¿Quieres que te trate como una hermana? ¿Quieres que...? ―su voz es baja, casi sensual y ronca.

― No entiendo tu... tus preguntas tontas. ―mascullo sin poder sostenerle la mirada por más de dos segundos y él permanece de pie a sólo un paso de distancia.

― Yo no tengo la culpa Grace, créeme que me importa muy poco lo que hagan nuestros padres. ―me dice sin apartar la vista de la mía. Ahora sí lo estoy mirando fijamente.

― Pues, debería importarte porque nuestra reputación está en juego. Recuerda que no quieres que nadie sepa que vives en la casa de mi padre porque tú madre...

― Tú no tienes mi sangre y te conocí hace poco, no quiero que me obligues a tratarte como una hermana porque simplemente no lo eres. ―habla, pareciera que está un poco dolido―. No tengo la culpa de la decisión de tu padre y de mi madre.

Maldita sea, él tiene razón. Aun así... los sentimientos de culpa no se alejan de mí.

― ¿Quieres culpar a alguien de mi acoso hacia a ti? ―pregunta.

Bueno, sí quiero culpar a alguien. A mí pero, no le diré eso. De hecho, no quiero hablar. No quiero decir algo de lo cual me arrepienta después.

― La culpa es mía por no tratarte como la sociedad quiere y necesita ver. ―susurra―. ¿Y sabes que pienso de la sociedad? ―dice y niego con la cabeza―. Nada, porque no me importa.

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