Siento que unos brazos cálidos me abrazan y me traen de vuelta al mundo poco a poco. Ese perfume que tanto me gusta, varonil y amaderado.
― Grace, por favor... ―me susurran mientras me toman la muñeca con suavidad.
― Suéltame. ―amenazo lentamente.
― Dame el arma...
Abro los ojos y aprieto mi mano derecha, siento el 9mm entre mis dedos. Alzo la cabeza y miro los ojos verdes de Harry, los cuales se han oscurecido.
Permanecí acurrucada aquí en este rincón, abrazando mis piernas como si se fueran a despegar de mi anatomía, pensando en que iba a hacer si esa puerta se abría y entraba un hombre que no fuera mi padre o Harry. Mi mente me abandonó por unos minutos, ni siquiera me di cuenta cuando Harry entró.
― Grace... ―dice y me saca de mis pensamientos. Él me quita el arma con cautela.
― No iba a hacer nada. ―murmuro sin mirarlo.
― ¿Por qué tenías el arma? ―me pregunta sacando el cargador. Bajo la mirada avergonzada de mí misma.
― No iba a matarme, si eso es lo que piensas. ―balbuceo y me pongo de pie, él se queda de cuclillas en el piso pero, sin apartar la vista de mí.
― La guardaré. ―le digo extendiendo la mano para que me entregue el arma.
Él sólo me mira sin expresión en el rostro.
― Si no me la das no tendré con que defenderme.
― ¿De quién?
El silencio invade la habitación y ya no me importa nada.
Pareces una desquiciada con esa arma. Habla la vocecita que tanto odio.
― Eso no importa ya.
― A mí sí me importa. ―afirma.
― Algún día lo sabrás. ―le digo y espero que sea suficiente.
― Me estás volviendo loco. ―exaspera poniéndose de pie.
Lo observo y realmente no me gusta ver a Harry con un arma.
― ¡No entiendo por qué coño tienes un arma! ―exclama enojado―. ¿Es por mí, Grace? ―pregunta y parece dolido.
― No, claro que no. ―me apresuro a decir.
― ¿Entonces? ―pregunta y no respondo―. ¿Por qué la tienes?
― Ya, Harry.
― Dime, Grace. Me importas, y no quiero que te hagas daño ni que nadie te haga daño. Quiero protegerte. ―agrega y no sé qué decir.
Joder.
― Me importas ―afirma de nuevo―, demasiado.
― Yo... ―niego con la cabeza. Soy un lío.
― No dejaré que te hagas daño. ―me promete y lo miro. Respiro hondo y trago.
― No me haré daño. ―digo en voz baja―. No puedo dejar a mi papá... ―él ya no está solo, Grace. Tú estás sola ahora.
― Sabes que es peligroso que tengas un arma.
― Tengo licencia para poseerla. ―miento y el sacude la cabeza―. No voy a pegarme un tiro.
Deja caer el arma y se aproxima a mí. No me muevo de mi lugar, sólo estiro las manos para que no se acerque pero, no es suficiente, aparta mis manos y yo retrocedo. Me hala hacia él y me obliga a mirarlo a los ojos.
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Aléjate
General Fiction[EN EDICIÓN] Desde el principio siempre tuvieron razones para no mirarse ni hablarse, pero ambos saben que lo prohibido y lo peligroso siempre es codiciado por todos y ellos no serán la excepción. Romper las reglas siempre fue y será elección de amb...