Capítulo 34

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Andrés es difícil de persuadir. Me he cansado de rogarle que me diga lo que me iba a decir hace una semana pero, es imposible. Dice que no pasa nada y que todo anda bien, él piensa que le voy a creer luego que me dijo Will es un criminal y que había mencionado el  nombre de Harry. Sé que... no debí haberle colgado la llamada a Andrés en aquel entonces, pero... ¡Mi situación me obligaba a colgarle! Ahora él actúa como si no me hubiese dicho un carajo.

Hoy cumplo tres semanas en Londres. Cada día me veo en la obligación de recordarlo, e instantáneamente invaden las ganas de llamar a mi papá y pedirle que le dé mi número a Harry, pero... luego reacciono y casi siempre unas cuantas lágrimas se escapan de mis ojos.

Las cosas en mi "trabajo" no ha ido nada bien. Prácticamente... no hago nada, sólo hablar con Nick y con Adele. Efraín no quiere verme y... yo estoy bien así. Pienso que en cualquier momento él mandará mi amenaza a la mierda y entonces... no podré hacer más nada. Si le digo a mi madre que su esposo la engañó con Ellie, estoy demasiado segura que no me creerá, pero eso no lo sabe Efraín.

Sólo debo mantenerme bien mientras pueda.

― ¡Grace! ―Nick me saca de mis cavilaciones.

― ¿Qué pasa? ―balbuceo.

― ¿Estás oyéndome? ―me pregunta y asiento con vacilación―. Bueno, entonces por eso no hablé antes, ahora dime ¿Sí o no?

― ¿Qué?

― ¡No estabas oyéndome!

Resoplo con aburrimiento. Estamos sentados en una mesa redonda de vidrio y acero en la cafetería más cercana al edificio. Adeline llegará en cualquier momento.

― Está bien, ¿Qué decías? ―exaspero.

― No. Yo sé que te ocurre algo. ―dice él y lo miro. Sus ojos son negros, pero hay algo raro en ellos.

― Puedes confiar en mí.

― Es que... extraño a alguien. ―musito.

Sin saber cómo, termino contándole toda mi historia con Harry en L.A. no hablo nada acerca de Efraín y él parece encantado con la historia de amor que nunca tuvo introducción ni desarrollo.

― Entonces, me vine y ahora... lo quiero ver. ―farfullo―. De verdad, no sabes las ganas que tengo de abrazarlo, Nick.

― ¿Lo amas?

― Nick...

― No lo has dicho. ―me interrumpe―. Quiero oírte decir que lo amas.

― No puedo. ―musito.

― ¿Por qué no? ―espeta―. Yo soy... hombre y la actitud de Harry... ―él se calla al ver mi cara―. ¿Qué pasa?

― Nada. ―me apresuro a decir.

Él me mira con recelo y luego mira alrededor con disimulo. Frunzo el ceño cuando veo que me mira... pero, su mirada es distinta. No es la mirada del Nick murmurador y divertido de la oficina.

― Escucha. ―dice en voz baja y ronca―. Tenemos un tres de semanas conociéndonos. ―veinte días―. Y hasta la fecha me he imaginado muchas cosas contigo. Cosas subidas de tono.

― ¡¿Qué?! ―chillo.

― Lo hago con todas las mujeres que tienen algo que me interesa―. Pero, no te preocupes. ―masculla―. ¡Adele! ―exclama agitando la mano.

¿Qué? Nick... entonces...

Estoy confundida.

No estábamos hablando de ese tema.

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