Capítulo 23

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Ha pasado una semana desde que le entregué la pistola a Harry. Lo he visto muy poco y eso que vivimos en la misma casa. Ni quiera le he podido preguntar en dónde ha estado porque no he tenido tiempo, siempre está de salida y apurado. Me está hiriendo su comportamiento, pero puede que tenga mucha tarea.

¿O será que me está evadiendo? ¿Pero, por qué? yo no le he hecho nada.

No he visto a Will en la universidad desde aquel día y tampoco es que lo esté buscando.

No puede ser que me falte muy poco para irme a Londres y tal vez no vea a Harry otra vez y todo lo que él hace es ignorarme.

― ¡Grace! ―exclama Andrés cerca de mi oído y no puedo evitar que un grito se escape de mis labios.

― ¡¿Qué demonios te pasa?! ―chillo.

― Cálmate. ―me pide riéndose.

Suspiro y lo ignoro. Es un infantil.

― ¿Qué haces?

― Nada. ―miento y me acomodo en el asiento de acero.

― ¿Qué haces aquí? Tu clase terminó hace casi una hora. ―me giro un poco para verlo con nerviosismo bien disimulado.

― ¿La universidad es tuya? ―pregunto odiosa y él sonríe―. Puedo estar todo el tiempo que yo quiera aquí... ―sigo viendo hacia los salones, especialmente la puerta que tiene una etiqueta en la parte superior que dice: Diseño IV.

― Cualquiera piensas que eres muy ruda. ―dice riéndose aún.

― Espero a que Harry salga. ―digo y él deja de reírse.

― ¿Qué? ―espeta―. ¿Por qué lo esperas?

― Quiero hablar con él. ―respondo.

― ¿Y, no viven juntos? ―pregunta desconcertado.

― Escucha, Harry ha estado raro. ―explico―. Me ha estado evadiendo y quiero saber por qué.

― ¿Por qué?

― ¿Por qué, qué? ―replico.

― ¿Por qué crees que te está evadiendo?

― No lo sé... ―digo insegura y nerviosa.

― ¿No me estás contando algo, cierto?

Trago y no digo nada. No entiendo en qué momento deje de confiar en Andrés.

― El viernes pasado... Will me... Will trató de...

― Dilo sin rodeos, Grace.

― Me llevó hacia la parte trasera de Sede Dos. ―murmuro.

― ¿Sede dos? ¿Detrás de sede dos? ¿Más o menos? ―pregunta sin entender―. Allí no hay nada...

― Exacto. ―interrumpo―. Allá estaba otro chico, al parecer William quería decirme algo o hablar algo serio conmigo sin que nadie nos viera.

― ¡¿Qué?! ―grita poniéndose de pie―. Espera un momento... ―dice y se pellizca el puente de la nariz mientras respira hondo varias veces.

― Cálmate. ―le pido―. Harry llegó y aquí estoy. ―digo y extiendo los brazos.

Me mira fijamente y puedo ver que está enojado.

― ¿No te hicieron daño?

Bajo la mirada. Oh, Andrés si supieras que ya no hay forma de hacerme más daño, no de esa manera.

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