Retrocedo aterrada y observo como entra Giselle sin aires de insuficiencia volviéndome al mundo.
― ¿Qué te pasa? ―pregunta ella al verme.
Caigo sentada en el piso tocándome el pecho. Esta estúpida de mierda...
― ¿Grace? ―habla acercándose a mí con rapidez―. No me asustes...
Me paso las manos por el cabello y me pongo de pie intentando no volverme a caer. Rápidamente corro hacia la puerta y después de cambiar la clave de acceso. Respiro hondo.
Mi madre casi me mata.
― ¿Qué es lo que te pasa? ―pregunta Giselle―. ¿No confías en mí? ¿Por qué cambias la clave? ―la ignoro y camino hacia la sala de estar. Me lanzo en un sofá y suelto un largo suspiro tembloroso.
Mi corazón aún busca calmarse por el susto y mi respiración se hace regular.
― ¿Qué quieres? ―espeto.
― ¿Qué quiero? ―repite―. ¡Acabo de llegar a Londres! ¿Podrías recibirme bien? ―la miro incrédula―. No me mires así. Lo que estoy diciendo es que... debes respetarme porque soy tu hermana mayor.
― Aja. ―digo sin mucha importancia.
― Efraín viene en camino. ―dice―. ¿A quién esperabas?
― Efraín no entrará aquí. ―le aseguro mirando como ella toma asiento en el sofá de enfrente.
― ¿Por qué lo odias? ―suelta.
― ¿Por qué odias a Elena? ―replico.
No sé por qué Giselle vino aquí.
― Es diferente yo sé que Efraín es muy atractivo. ―dice rápidamente y la miro con los ojos entornados―. Yo sé que te gusta.
Respiro hondo tratando de calmarme. No quiero responderle mal.
― Es mejor que te vayas Giselle. ―hablo con suavidad.
― Entonces, sí te gusta. ―dice con una sonrisa burlona en su rostro.
Me pongo de pie y camino hacia ella.
― ¿Qué vas a hacer? ―pregunta con un poco de nervio en su voz.
― Sacarte de mi casa. ―le respondo y la pongo de pie de un tirón.
― ¿Qué? ¡¿Quién te has creído Grace?!
― ¡Lárgate de aquí! ―grito empujándola hacia la salida―. ¡No quiero que vuelvas aquí a insinuar mierdas como esa!
― ¡Eres una idiota! ―chilla―. ¡Le avisaré a mamá de esto! ¡Le diré que te gusta su espo...! ―ella no termina la frase porque la agarro de los cabellos y la arrastro hacia la puerta.
― ¡No quiero volver a verte! ―exclamo. Sé que es mi hermana, pero ¿Acaso los hermanos no pelean?
― ¡Eres una enferma! ¡Estás loca! ―grita―. Ya verás...
Abro la puerta y saco de la casa a empujones.
― ¡No sabes lo que dices! ―le grito con los ojos llenos de lágrimas.
Cierro la puerta y me aseguro de que se vaya. Literal, no hay patio. Sólo está la puerta, un corto jardín y la calle.
No sé qué me pasó pero estoy segura que ella se lo merecía. Ella no sabe nada, sólo es una estúpida. No es consciente de todo lo que he pasado, pero por dentro me alegra saber que ella no sufrió esto. Me alegra saber que ella está bien. Que Efraín no la tocado, ni le ha hecho daño.
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Aléjate
General Fiction[EN EDICIÓN] Desde el principio siempre tuvieron razones para no mirarse ni hablarse, pero ambos saben que lo prohibido y lo peligroso siempre es codiciado por todos y ellos no serán la excepción. Romper las reglas siempre fue y será elección de amb...