Capítulo 46

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     Optamos por tomarnos fotos con el teléfono. No he olvidado que hace diez minutos estaba enojado, pero no he querido preguntar acerca de eso porque parece que a él se le olvidó. Así que, lo dejaré pasar.

― Hace frío aquí, ¿No? ―me pregunta mirando hacia otra parte.

Dejamos de tomarnos fotos y decidimos admirar el hermoso paisaje.

Diez minutos después él conduce hacía otra parte de Londres, donde se puede ver de lejos el Tower Bridge y sus alrededores. De aquí se ve mucho mejor. Hubiese venido aquí antes.

Son más de las diez de la noche, creo que sería mejor irnos. Así Harry deja su paranoia.

― Harry, ¿Qué te pasa? ―le pregunto en voz baja, dejando un leve rastro de enojo.

― Nada.

― ¿Qué tanto miras alrededor? ―le digo―. No veo nada del otro mundo. Y no hay policías.

― ¿Policías? ¿Crees que estoy así por los policías?

Retrocedo un paso de él y me cruzo de brazos.

― ¿Qué te pasa? ¿Por qué te alejas de mí? ―pregunta ceñudo al ver mi reacción.

― No lo sé. Tú dímelo. ―él se pasa las manos por la cara y luego suspira.

― Creo que vi algo. ―me dice y frunzo el ceño.

― ¿A qué te refieres con algo? ―hablo―. ¿Una visión? ―digo con sarcasmo y él entorna los ojos.

― No empieces, Grace. ―me advierte.

― Explícame entonces. ―le pido―. ¿Lo que viste tiene...? ―cierro la boca al ver la figura de un hombre a unos cincuenta metros aproximadamente. Me quedo callada y desvío la vista antes que Harry pueda darse cuenta.

Oh, ya entiendo. Definitivamente tenemos que irnos.

― Emm, me siento mal. ―miento llevando mis manos a mi estómago.

― ¿Qué?

― En serio, Harry. ―le digo dándome la vuelta.

¡¿Qué hace Will aquí?! «Sólo regresa a casa, joder.».

― Pero, ¿Qué clase de dolor? ―pregunta.

― Vámonos. ―le digo con un poco de nerviosismo y empiezo a caminar entre las personas.

Harry me toma de la mano y apresura el paso. ¿Es normal el miedo? O sea, no creo que William nos mate, pero...

― ¿En qué calle dejaste la moto? ―le pregunto caminando con afán.

― No lo sé, no recuerdo. ―me dice y cruzamos hacia la izquierda con un poco de brusquedad―. Es hacia acá.

La calle es un poco oscura, tiene algunos restaurantes y tiendas. Pero, no entiendo por qué está tan sola. Al final de la calle sólo hay tres autos y mi moto. Cuando llegamos aquí, había unos... veinte carros. ¿Qué horas es?

― Corre. ―me dice Harry y sin preguntarle por qué corro hacia la moto con todas mis fuerzas.

Él llega primero a la moto y la enciende rápidamente. Acelera a penas me monto, obligándome a rodearlo con un brazo ya que en el otro tengo el casco. Los neumáticos hacen un sonido metálico cuando él acelera. Hundo mi rostro en la espalda de Harry y empiezo a orarle a Dios en mi mente. ¿Por qué nada más rezo cuando estoy en peligro?

El miedo que siento me hace abrazar a Harry con el brazo que tengo libre.

― Ponte el casco. ―oigo que me dice.

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