Capítulo 32

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Mi segundo día en Londres, lejos de mi papá. Lejos de Harry...

Mi madre me ha llamado para darme un sermón y para decirme que tengo que asistir a la empresa. Hoy, el Detestable me presentará ante todas las personas que trabajan allí. No creo que se atreva a tocarme allá, no le conviene porque sabe perfectamente que voy a gritar.

«El momento llegará y no podrás hacer nada para detenerlo». mi subconsciente al parecer no está de mi parte, de nuevo.

― Madre, no está en discusión. ―le digo con un poco de enojo a través de la línea telefónica―. Quiero mi propio espacio, ¿Eso está mal?

― No entiendo por qué ese cambio tan repentino. ―dice―. Podría llamarlo rebeldía adolescente pero tienes veinte años.

Eso me recuerda el cumpleaños de Harry.

― Sabes que sí. ―espeto―. Ahora, respeta mis decisiones.

― Está bien, Grace Victoria. ―suelta―. Entonces habrá ciertas restricciones.

― ¿A qué te refieres? ―pregunto mirándome en el espejo de la peinadora. Ya estoy lista para irme.

― ¿No has visto lo que está en la calle?

― No. ―farfullo.

― ¿Podrías salir a ver qué hay en la calle?

― ¿Qué me compraste?

― Sé que mereces que no te regale nada por tu comportamiento, pero necesitas algo para transportarte. ―me explica―. Además quise enojar a Antonio, por lo cual... ¿Vas a ir a la calle o no?

― Madre...

― No me hagas cambiar de opinión, Grace. ―me riñe―. Y quiero que sepas que es lo último que te regalo. ―espeta―. Hasta que le pidas disculpas a Efraín.

― Bueno, será el último regalo entonces. ―mascullo―. Iré a ver. ―cuelgo y camino hacia la cama. Cojo mi bolso y me aproximo a la puerta.

Ya estaba pensando en llamar un taxi para ir a la empresa. No quería pedirle nada a mi papá y mucho menos a mi madre porque sabía que sacaría el problema con Efraín.

Me acerco a la puerta de la casa, aprieto la pantalla táctil buscando la cámara de hacia la calle para ver si hay algo sospechoso. Una Moto blanca. Claro que quería hacer enojar a mi papá de lo contrario esa moto no estuviese allí. También hay un carro pequeño de color negro. ¿Quién será?

Salgo hacia la calle y me aseguro de dejar bien asegurada la puerta. Frunzo el ceño al ver a un hombre bajo, un poco calvo y con traje negro.

― ¿Señorita Schneider? ―pregunta y asiento―. Su madre me dijo que esto es suyo. ―dice ofreciéndome un par de llaves.

― Gracias. ―le digo y él hace un gesto y luego camina hacia el carro.

Miro la moto fingiendo que no me sorprende., Es una Ducati Blanca. Gracias a Dios, llevo jeans.

Respiro hondo y conduzco hacia la empresa. La empresa no está a más de diez minutos en moto obviamente... en carro sería... media hora más o menos.

No sabes conducir una moto de esa magnitud, es muy grande para ti. Pienso que podrías lastimarte. No sé cuánto tiempo me tome olvidar lo que siento por Harry, pero toda esta mierda duele como nadie tiene idea.

Quisiera quedarme por aquí observando todo Londres pero, tengo que ir a la empresa, pero en cuanto salga de la empresa me tomaré mi tiempo para ver todo esto.

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