Capítulo 53

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― Todos parecen muy refinados. ―murmuro mientras caminamos tomados de la mano por el camino hacia la Beach Paradise.

― Fuera optado por la piscina. ―me dice.

― Sólo quiero sentarme en la arena y mirar...

― El horizonte. ―termina mi oración―. Ya lo dijiste.

― Oye, tienes que complacerme... ―cierro la boca.

― Te quedan bien ese diminuto short o como sea que se llame. ―murmura―. Buena opción ponerte esa camisa transparente...

― No es transparente.

― Puedo ver tu brassier. ―espeta y ruedo los ojos.

― Deja tus celos. ―farfullo―. Es un look playero, sólo eso.

― Claro y todos miran lo que no deberían ver. ―continua y sonrío.

Me gusta mucho este clima, las palmeras... la arena... este lugar parece mágico. Todo bien cuidado y limpio. El Royal Tower parece un castillo, bueno eso digo yo. Harry dijo que le daba igual, que lo único interesante aquí era yo, sólo quiere hacerme cumplidos típico de novios.

― Bien.

― ¿Qué? ―pregunto confundida mientras me siento en la arena.

― Nada. ―espeta y miro que un chico está sentado junto con tres chicas y otro chico a unos... treinta metros de nosotros.

― ¿Te recuerdan tus vacaciones anteriores? ―le pregunto como si no me importara.

― Sí. ―responde sentándose a mi lado.

Miro hacia la playa, el agua azul cristalina y surreal se pierde en el horizonte. No tengo celos, eso ya pasó, él ahora está conmigo. Respiro hondo y siento la brisa acariciar mi rostro, quisiera decir que tengo paz, pero por más que intente hacer como si no me afectara mi situación con mi madre es imposible no dejar de pensar en eso. Una parte de mi cerebro me dice que debí decirle todo lo que me hizo Efraín, pero otra... me dice que eso no importa ya pasó, debo continuar con mi vida. Gracias a Harry...

― ... así que, deja de pensar en eso. ―la voz de Harry me saca de mis pensamientos. Pestañeo varias veces y giro mi cabeza para verlo.

― ¿Qué estabas diciendo? ―pregunto y él frunce el ceño―. Estaba...

― Sí claro, quieres hacerme enojar. Pero, no lo lograrás...

― No, realmente no quería eso.―cierro la boca―. Bueno, olvídalo. ―él ríe y me abraza llenando me de besos―. Oye, no me gusta las escenas de amor en público. ―susurro sonriendo―. Hay gente alrededor, luego somos el espectáculo de la playa.

― ¿Crees que me importa?

― Sólo quieres dejarles claro a aquellos chicos que somos novios.

― Sí, eso quiero. ―confiesa sin dejar de mirarme.

― Sabes, tengo hambre. ―aparto la mirada.

― Yo también tengo mucha hambre... ―murmura con otro sentido.

― Yo pago el almuerzo. ―le digo poniéndome de pie.

― Cuando yo muera si quieres podrás pagar mi funeral y unas cuantas coronas de flores. ―me carcajeo. Buena forma de salir de sus comentarios con doble sentido.

Mientras caminamos hacia el restaurante miro mi anillo dorado, es lindo y de alguna manera u otra me llena de emoción el hecho de Harry me lo haya dado.

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