Capítulo 26

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Xoxo.

Los padres de Andrés están de viaje. La abuela de Andrés está delicada de salud y ellos fueron a buscarla para traerla acá con ellos.

En mi mente está el recuerdo donde abofeteo a Harry y se repite una y otra vez.

Lo único que hago es mirar la nevera mientras Andrés prepara algo de comer, me pide opinión acerca de lo que va a cocinar pero, no le pongo atención.

― Deja de pensar en eso Grace. ―me regaña.

― Es fácil decirlo. ―musito.

La nevera es mi centro de atracción... debe haber algo de licor allí adentro.

― Conozco esa cara, ¿En qué estás pensando? ―pregunta. ¿En qué momento se sentó frente a mí?

― ¿Tienes algo de beber? ―balbuceo.

― ¿Quieres beber licor?

― Pues, ¿Tú qué crees? ―espeto.

― Está bien. ―dice levantándose y hurgando en la nevera―. Sólo hay cerveza.

― No importa. ―le digo absorbiendo por la nariz.

― Todo porque no vuelvas a lamentarte. ―dice y me pasa una lata de cerveza―. No te quejes, sé que no te gusta pero, esa es la que hay.

― No exageres. ―musito destapándola.

― No pienses que te vas a acabar todas las cervezas de mi padre.

― Dejaré una. ―le digo y él se ríe.

Andrés empieza a sacar conversaciones raras y yo le sigo la corriente en el intento de no pensar en lo que pasó.

―Ya sabes que no me gusta él, y he visto como lo miras.

―¿Y eso qué?

Andrés está seguro que me gusta Harry pero tuve que desviar el tema o terminaría diciéndole que sí y ahora es que me doy cuenta que mi mejor amigo siente celos de Harry. Qué bien.

Andrés no cocina tan mal. Tuve que ayudarlo a preparar el arroz, ¡No puedo creer que no sepa cocinar arroz! El caso es que... comí a la fuerza.

Pasan los minutos y ya llevo muchas cervezas. Al principio no me agradaba el sabor pero ya no pienso igual. Sé que me estoy pasando de la raya.

― Esta es la última. ―me dice.

― Prometido.

No sé en qué estoy pensando pero lo único que quiero es seguir bebiendo... no me importa lo que pueda hacer o decir después.

― No puedo creer que estés haciendo todo esto sabiendo que mañana tenemos clases. ―me riñe.

― Sabes, tenía que preparar la cena hoy. ―soy consciente que mi voz suena extraña.

― Y también tenías que ir a clases mañana.

― No iré más a clases.

― ¿Qué?

― ¡Me iré a Londres para siempre! ―exclamo con cierta alegría perturbadora.

De verdad estoy borracha, pero no me importa... ya no me importa nada. Tengo sueño y a la vez no.

― ¿Qué dices? Estás borracha o qué.

― ¡Me iré a Londres a morir lentamente! ―me río y aplaudo―. Boom Clap!

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