Yo te protegeré
Alfa Centauri está tan cerca y tan lejos, una estrella de la...
― Grace.
― No... ―ronroneo aferrándome a las sábanas, me acaban de despertar de un sueño tan lejano.
― La cena está lista.
Joder. Al final me quedé dormida, justo lo que no quería.
― ¿En realidad sabes cocinar? ―le pregunto aun con los ojos cerrados, quisiera enrollarme en estás sábanas pero mi brazo no me deja hacerlo bien.
― Si quieres saberlo entonces baja al comedor. Levántate, vamos a cenar.
― ¿Tú y yo? ―susurro.
― Al menos que tengas un amigo imaginario.
― ¿Sabías que mi estrella favorita es Sirius? ―le pregunto cuando me incorporo.
― ¿Eh?
― Nunca se lo he dicho a nadie. ―pienso en voz alta. No pretendía que él lo supiera pero, aun estoy dormida.
― Oh, que honor. ―dramatiza y lo miro incrédula.
― Oye, en realidad es un gran honor saber mi estrella favorita.
Me levanto de la cama y él sonríe.
Él no me dice ni una sola palabra mientras caminamos hacia el comedor. Oh, realmente sabe cocinar, ¿Eso es estofado? Me siento y él me ayuda en el proceso acomodando mi silla
― Creo que sí sabes cocinar.
― ¿Crees? Eso me ofende. ―dice tomando asiento.
― Bien. ―musito y no sé qué decir―. Gracias por hacer la cena.
― De nada.
Empezamos a comer y debo decir que es un excelente chef. Demonios ni siquiera puedo chuparme los dedos y sí que quiero hacerlo.
El silencio me incómoda.
― ¿Por qué te gusta la arquitectura?
― Porque me gusta. ―dice sin más y se lleva un bocado a la boca, es el quinto, ¿Los estoy contando? Qué bien.
― Es un buen resumen.
― ¿Por qué no almorzaste? ¿Quieres morirte? ―me pregunta en un tono antipático.
Sé que somos muy diferentes y que nunca nos llevaremos perfectamente pero, puede haber momentos de paz, como este.
― Puede que sí.
― ¿Por qué quieres morirte? ―indaga y me encojo de hombros―. ¿Es en serio?
Me llevo un bocado a la boca y lo miro como si no me importara el tema. Él mira su plato y parpadea tres veces, luego carraspea, traga y respira hondo, y esos son síntomas de la incomodidad.
― Nunca me ha importado lo que las demás personas piensen de mí. ―explica―. Sin embargo, ahora me importa lo que tú pienses de mí.
― ¿Desde cuándo? ―le pregunto y él se acomoda en la silla y piensa.
― Emm. ―piensa mirando hacia la pared―. Desde que te encontré en mi closet. ―habla y sonó como si se lo estuviera preguntando―. No, desde de tu cumpleaños. ―me mira esperando lo que voy a decir.
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Aléjate
Ficción General[EN EDICIÓN] Desde el principio siempre tuvieron razones para no mirarse ni hablarse, pero ambos saben que lo prohibido y lo peligroso siempre es codiciado por todos y ellos no serán la excepción. Romper las reglas siempre fue y será elección de amb...