Capítulo 61

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― No me digas que Jake te dijo la hora.


― Sí, en una hora. ―frunzo el ceño―. Tengo que estar a las cinco en...

― No me digas. ―me interrumpe―. No quiero que Andrés me llamé y termine diciéndole y él le diga a...

― No es romance. ―espeto―. Espera, ¿Andrés te llama? ―pregunto y sonrío.

― Oye, no pongas esa cara. ―me dice―. No me gusta, ¿Entendido?

― Sí...

¿Por qué hacia las montañas? Tal vez haya un restaurante... o algo parecido. He escuchado que hay un restaurante donde se tiene una hermosa vista.

Kate me ayuda a escoger mi vestuario, lo primero que me pongo es el jeans, iré en la moto.

― ¿Un jeans? ¡Es una cita!

― No es una cita, así que, me pondré el jeans. ―espeto―. Iré en la moto y no llevaré un vestido, Jake y yo sólo somos amigos.

― Okay, no te enojes. ―dice con diversión―. Bien, elegiré lo demás. ―ruedo los ojos y a decir verdad me gusta lo que está eligiendo.

Camisa color vinotinto y por suerte encontró unos botines del mismo color.

― Nunca me lo he puesto. ―le digo―. Mira su tacón, es muy alto.

― Son sólo diez centímetros...

― Kate...

― Ten esto. ―me dice lanzando una chaqueta negra encima de la cama.

A decir verdad, me gusta cómo me veo. De hecho... me sorprende que estos colores me queden tan bien.

― Hey, existe algo más que el delineador y rímel, ¿Sabías?

― Oh, sí. El labial. ―le digo y rápidamente me coloco una capa fugaz de labial y corro hacia la puerta.

― ¡Base y polvo compacto Grace! ―me riñe detrás de mí. Recorro el pasillo y ella viene detrás dándome algunas indicaciones que no pienso tomar en cuenta.

― No te muestres interesada y...

― Nunca me he mostrado interesada. ―le digo caminando hacia la puerta principal de la casa.

― Esa cartera está genial. ―me dice―. Lástima que no sea la primera vez que te la pones...

― Es mi preferida. ―le digo sonriendo y abro la puerta. Ella sale primero, tiene un short de mezclilla, una blusa color blanca y zapatillas muy coloridas.

― Debes darme las gracias por ayudarte a vestirte.

― No hiciste gran cosa, Kate. ―le digo y caminamos hacia donde está su auto.

― Aun así dame las gracias. ―habla y niego con la cabeza.

― Gracias. ―le digo―. ¿Vendrás en la noche?

― Claro, si llegas temprano. ―dice y luego se ríe. Camino hacia el garaje, el cual a penas la compuerta se está abriendo...

Saco la moto del garaje y veo que ya Kate ya se ha ido. Resoplo con aburrimiento, me monto y rápidamente la enciendo. No debí ponerme estos zapatos altos, parezco muy... superficial vestida así y con una moto de color blanco.

Conduzco hacia Klausbell Hills. Un nombre bastante extraño para esa zona, pero... agradezco mucho que sea un restaurante; nadie me ha dicho que es un restaurante, pero ¿A dónde más me llevaría Jake?

La carretera se divide en dos, hacia la derecha queda la cabaña que le compré a Nick y hacia la derecha... dice: Klausbell Hill. Torrent y... otra dirección que no logré leer. Mientras conduzco noto que la carretera tiene más curvas y es más inclinada que el camino hacia mi cabaña. Esto me aterra un poco porque cuando venga de regreso la pendiente estará muy inclinada y... voy en moto. A parte... los barrancos son horribles, ¡¿Qué es todo esto?! Mataré a Jake.

Empiezo a notar que la carretera no es muy transitada por autos, de hecho... si hubiera un restaurante o algo de diversión por acá habría cabañas o qué sé yo y sólo hay bosque. Una camioneta negra pasa por mi lado y suena el claxon tres veces. Jake...

Sigo la camioneta y ella gira a la izquierda, por un camino de tierra. Cuando se estaciona, miro una cabaña, la cual estoy segura era una estación de radio, las grandes antenas me lo dicen. Apago la moto y así escucho el sonido de mi teléfono. Me quito el casco y contesto mientras bajo de la moto.

― Sabía que Kate te diría. ―hablo―. Y no es una cita. ―aclaro.

― ¿De qué hablas?

― Andrés, justo ahora acabo de llegar a una vieja estación de radio. ―le digo y escucho que cierran la puerta de la camioneta, la cual está a mis espaldas.

― ¿Vieja estación de radio? ―pregunta.

― Sí y no sabes lo horrible que es la carretera, si manejas por aquí te desmayarías tan sólo viendo los barrancos... ―me arrebatan el teléfono de las manos―. ¡Jake! ―exclamo con un poco de diversión. Me giro y grito de horror.

― Me sorprende que no te hayas detenido a llamar a Jake para pedirle una explicación más concisa del lugar, Grace. ―dice y miro como deja caer mi teléfono dentro de un vaso de Coca-Cola desechable.

― ¿Q-qué haces? ―pregunto aterrada y mi corazón se acelera con facilidad.

J-O-DE-R.

― Cuidadosamente tomé el teléfono de Jake. ―dice con una mueca―. Bueno, Ellie lo hizo, el caso es que estás aquí. ―dice―. ¡Bravo! ―aplaude―. Fue muy fácil.

Sin pensarlo dos veces corro lejos de él, pero a los pocos segundos me agarra de una mano.

― ¡No! ¡Suéltame! ―chillo tratando de golpearlo, pero él más fuerte y termina inmovilizándome con sus brazos. Pataleo mientras él camina hacia la camioneta.

Peligro, peligro, peligro...

― No te muevas mucho, Grace. ―refunfuña.

Miedo, miedo, miedo...

― ¡Auxilio! ¡No! ¡Ayuda! ―grito con todas mis fuerzas y él me pega contra la camioneta con fuerza―. ¡Déjame por favor! ¡Por favor! No diré nada... ―le suplico al borde de las lágrimas y al instante siento un pinchazo muy doloroso en mi brazo.

― Bien, como tú digas. ―espeta y se aparta con rapidez.

¡Huye!

Me giro y lo veo que se cruza de brazos con una mirada maliciosa. Miro la moto y luego a él. Me toco el brazo con confunsión.

― ¿Me inyectaste? ―pregunto en un jadeo y él asiente lentamente.

― ¿Te dolió mucho? Nunca he inyectado a nadie en mi vida...

― No lo hagas, te lo pido. ―le digo con voz débil y mis lágrimas corren por mis mejillas con rapidez―. Por favor, no lo hagas más, te lo ruego... ―sollozo y siento algo de sueño y por alguna razón la preocupación y el miedo se alejan de mi.

― Tranquila Grace. ―me dice y lloro en silencio.

Él me inyectó algo, no hay nada que hacer. Mi cuerpo empieza a pesar mucho...

― Te lo ruego, Efraín. ―sollozo y caigo de rodillas. Mi visión se hace un poco borrosa, sólo un poco...

― Sólo es droga, Grace. ―dice y su voz se escucha lejos―. Para que te calmes...

Yo te protegeré...

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