Capítulo 57

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― ¿Qué hay allí? ―pregunto con voz temblorosa.

Harry se pasa las manos por el cabello y luego hala de ellos, pero no alza la vista. No quiere mirarme, y me basta con mirar sus expresiones para saber que quiere estallar.

― Harry, mírame. ―le digo acercándome a él―. Respóndeme... ―él niega con la cabeza y trato de ignorar los rápidos latidos de mi corazón.

Efraín no pudo haber puesto la cámara en la moto, él no... él no hizo lo que estoy pensando. ¿Qué posibilidades hay? Oh, mi Dios.

― Perdóname, pero no puedo. ―dice él en voz baja―. No puedo, Grace... ―él se mantiene sentado en la cama, e inclinado hacia delante con su mirada al piso―. Perdóname... ―niega con la cabeza y mis ojos se llenan de lágrimas al escuchar su voz.

― Harry...

― No sabes cuánto he deseado haberte conocido mucho antes que salieras del colegio. ―dice con voz quebrada―. No puedo vivir tranquilo mientras él esté respirando, no puedo. ―su voz se vuelve ronca y me arrodillo frente a él, al instante él me abraza con fuerza.

― Ya pasó... ―sollozo y me odio por no ser fuerte―. No tienes que pensar así...

― Perdóname. ―me ruega luchando por mantener su voz normal.

― Harry... ―lo abrazo más fuerte y cierro mis ojos con fuerza para que no salgan más lágrimas―. Lo siento... lo siento... ―farfullo―. Debí... debí haberme negado a que mi padre se casara con tu mamá.

― No.

― Sí. ―afirmo―. Mírate, estás llorando por algo que no vale la pena...

― Sí lo vale. ―espeta―. No lloro desde que... desde los diez años. ―habla y aprieto los labios―. Dije que no lloraría por nadie más y llegaste tú. ―aspiro por la nariz―. Haría todo por ti, Grace. ―susurra y me acaricia el cabello―. Iría a la cárcel por ti...

― No. ―refuto―. ¡No! ―me zafo de sus manos y lo miro fijamente. Sus ojos verdes están llenos de lágrimas―. No tienes que ir a la cárcel jamás, no has hecho nada y no harás nada, ¿Me entendiste? ―él no dice nada―. ¿Piensas dejarme sola? ¿Quién va a cuidarme? ―él cierra los ojos y me parte el alma ver la lágrima que corre por su mejilla.

Él tiene que jurarme que no hará una locura y... si no logro convencerlo, entonces no sé qué haré. Él está temblando y eso no es una buena señal. No quiero que haga algo simplemente porque... Efraín se atrevió a grabar en video lo que me hacía.

― Bien. ―él abre sus ojos y me mira fijamente. Me seco las lágrimas con rapidez y me pongo de pie. Vamos es hora. Déjalo ir. ―. Es mejor que te vayas, tu vuelo sale en una hora. ―le digo dándome la vuelta. Él estará seguro lejos de aquí, de igual forma yo me iré también a L.A. pero él tiene que irse antes de que cometa algo sin sentido.

Tengo que hacer esto.

Vamos, Harry. Tienes que irte y no cometer algo de lo que puedas salir perjudicado.

― Te amo. ―es lo único que dice y me pasa por el lado.

Él sale de la habitación y cuando intento correr detrás de él, me retracto.

Rompo a llorar y agarro la cámara y la arrojo hacia un rincón.

―¡Maldito seas, Efraín! ―grito con toda la rabia que pueda acumular y luego me lanzo en la cama ignorando el tono de llamada de mi teléfono. ¡No quiero hablar con nadie! Él se fue.

Él tiene que estar lejos de mí para que no haga una locura.

Respira hondo.

Tú puedes.

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