Capítulo 63

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No perderé la esperanza, no dejaré que mi mente me haga creer que no saldré de aquí... saldré de aquí, viva o muerta, no me importa.

― Necesito un teléfono. ―me digo y me doy cuenta que mi voz se oye ronca.

Me pongo de pie y respiro hondo. Miro como mi muñeca está enrojecida por culpa de la cadena. No soporto que las esposas roce mi muñeca, me duele demasiado. He intentado muchas veces sacar mi mano de allí, pero es imposible. No puedo.

Observo mi chaqueta, está encima de la peinadora. Él la dejó allí, igual mis zapatos altos...

No sé qué horas es, pero calculo que debe ser como la una de la tarde. Lo único que tengo en mi estómago es la taza de Corn Flakes que desayuné y... tengo hambre. Escucho un sonido... «Un teléfono está vibrando» estoy loca...

Caigo en desesperación al oír que no es mi imaginación, hay un teléfono encima de la peinadora, debajo de la chaqueta, lo sé... Efraín lo dejó allí. ¿Dejaría el arma? Oh Dios...

Me duelen las costillas y el cuello producto de los golpes de ayer. Él me rompió el labio inferior.

Miro la cama y me altero... necesito llegar hasta donde está el teléfono y llamar a alguien. Respiro hondo, e intento rodar la pesada cama hasta donde está el teléfono, mi corazón se acelera cuando veo que la cama se rueda con facilidad.

―Oh, por favor... ―susurro con voz quebrada.

Ignoro el dolor en mi muñeca y llego hasta la peinadora, rápidamente quito la chaqueta y mis ojos brillan al mirar un teléfono, está un poco viejo y es una marca extraña. Estoy segura que no es de Efraín...

Entro en pánico cuando veo que tiene un patrón para desbloquearlo. Los ojos se me llenan de lágrimas por culpa de los nervios y cabe destacar que mis manos tiemblan tanto que el teléfono se me puede salir de las manos.

Inclino el teléfono a la luz de la bombilla, e intento mirar bien la pantalla... Andrés siempre adivinaba el patrón de mi teléfono de esta manera.

Miro una forma de...caracol y rápidamente lo intento, pero es incorrecta. Mi respiración se acelera, estoy muy nerviosa y tengo miedo que Efraín entre, no quiero que... vuelva a hacerme daño. No quiero...

Me rindo y sin dudarlo marco el número de emergencia: 911...

― ¿Hola? ¡Por favor ayúdenme! ―sollozo con desesperación―. ¡Mi n-nombre es Grace Schneider, estoy secuestrada! ¡Ayúdenme por favor! Estoy en una... ―escucho una voz femenina, pero de repente la llamada se cae.

Miro la pantalla y observo horrorizada que el teléfono se ha apagado.

― ¡NO! ―grito y lanzo el teléfono hacia la pared con todas mis fuerzas.

Empiezo a halar con todas mis fuerzas de la cadena, no me importa nada, sólo quiero salir de aquí. No me importa si me quedo sin mano, ¡No me importa!

Mi trasero choca con el suelo y mis sollozos cesan. Miro como cuelga la cadena de la cama y luego miro mi muñeca, la cual está... sangrando y no tiene un buen aspecto. El dolor ya no me importa, quizás sea efecto de la adrenalina.

Me pongo de pie y corro a la puerta. Tengo que ignorar las ganas que tengo de orinar, no he bebido agua, por eso... he aguantado. Pero... necesito orinar.

Pateo la puerta con toda mi rabia y luego camino a la peinadora y me pongo la chaqueta, dejo caer la peinadora al suelo y con todas mis fuerzas pateo una de sus patas y logro sacarla al primer intento.

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