Me siento en frente al escritorio de Efraín. Él está escribiendo algo es su computadora y yo estoy reprimiendo las ganas que tengo de vomitar por su culpa. Hoy él ha estado de mal humor, y yo un poco nerviosa porque algo me dice que se trae algo entre manos. Espero que la amenaza que le di dure un tiempo más. Ya las batallas que libro con mi mente no me dejan pensar con claridad.
Hay veces en donde pienso que no hay nada peor que vivir así. Entonces... ¿Por qué aguantar todo esto? «Por tu padre, él te quiere además, Gina no debe pasar por lo que tú has pasado.» resoplo y desgraciadamente llamo la atención de Efraín.
― ¿Aburrida? ―pregunta y ruedo los ojos―. Bien, entonces anda a la oficina de contabilidad y tráeme todo esto. ―me ordena ofreciéndome una hoja de papel.
Agarro la hoja con desdén y me levanto.
Esto es todo. Él me ordena y yo obedezco. Con tal de no estar cerca de él, cualquier cosa.
― ¡Hey, Grace! ―me llama Nick.
― No tengo tiempo de hablar. ―espeto y sigo mi camino por el pasillo.
No quiero hablar con él. Ahora tiene los ojos azules y el cabello castaño. La apuesta que tenía con Adele sí que era extrema, no entiendo cómo pude pensar que no le gustaban las mujeres. A decir verdad, Nick no está nada mal y desde que me contó la verdad no se cansa de regalarme cosas. Últimamente me está intimidando, así que es mejor tenerlo de lejos.
Andrés me llama todos los días. Ha pasado una semana desde que vi a Will y no lo he visto otra vez. Estoy segura que Andrés está a punto de contarme lo que me está ocultando, pero si soy sincera, algo dentro de mí me dice que no serán buenas noticias.
Pasan las horas y la cabeza me empieza a doler y me rehúso a tomar pastillas para aliviar el dolor. Sólo quiero terminar de mirar estas nóminas e irme, ya no debe haber mucho personal en el edificio y eso significa que mi sentido de supervivencia se active.
Efraín no está en la oficina, pero en cualquier momento entrará a incomodarme.
Me pongo de pie y acomodo las hojas en el escritorio. Desde hace un minuto mi corazón está acelerado, sólo es taquicardia pero igual estoy bajo alerta y no sé por qué, es como si supiera que algo malo puede pasar.
Respiro hondo y me pongo a pensar en las posibilidades que tengo de irme lejos. Donde nadie me encuentre ni sepa de mí, esa idea ha estado rondando en mi cabeza desde hace días y no puedo dejar de pensar en eso.
Doy un respingo al sentir algo rozar mi trasero. Cuando intento moverme él me rodea la cintura con un brazo.
― Suéltame, ahora. ―advierto lentamente y con voz ronca. Él no cede y empiezo a forcejear―. ¡Aléjate de mí, joder!
Escucho que se ríe con suavidad y luego me suelta.
― ¡No vuelvas a tocarme! ―le ordeno en voz alta.
― No seas estúpida, sabes muy bien que pronto voy a tocarte de la forma que no quieres.
― Cierra la boca. ―espeto tratando de recordar que debo mantenerme firme―. Ya sabes lo que haré si te atreves a abusar de mí. ―me callo y camino hacia la puerta.
― Yo no abuso de ti. ―él me hala del brazo y me giro impactando mi puño en su cara. Rápidamente él me devuelve el golpe, pero con la mano abierta. Dios, como duele.
― Sería bueno que sepas que estoy hablando con tu madre. ―suelta con rabia―. Pronto no podrás decirle nada porque ella no te creerá.
― ¡Eres un mal nacido! ―chillo y vuelve a abofetearme con más fuerza. Reprimo un sollozo, mis mejillas me arden pero... no lloraré por su culpa.
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Aléjate
General Fiction[EN EDICIÓN] Desde el principio siempre tuvieron razones para no mirarse ni hablarse, pero ambos saben que lo prohibido y lo peligroso siempre es codiciado por todos y ellos no serán la excepción. Romper las reglas siempre fue y será elección de amb...