-Oh, te pega más otro nombre -medita unos segundos.- Como: Eustaquia, Ramona, Gregoria...
Entrecierro los ojos y frunzo mis labios.
- A ti también. Por ejemplo: Margarito, Genovevo, Candido, Cesareo, Castulo...
Rafa ríe.
-Tienes muy mala leche.
-¿No me digas? -respondo irónica, alzando por unos breves segundos mis cejas.
Rafa pasa su mano derecha por su pelo negro ondulado, que está recogido en un diminuto moño que a penas se ve. Tras eso, mis ojos se dirigen a los suyos y me percato como observan mi ropa y sonríe, dando a ver aquellos desiguales e imperfectos dientes.
-¿Es para el chico aquel? -pregunta, haciendo un movimiento indicando mi vestimenta.
Frunzo el ceño.
“¿Qué dice?” Pienso.
-¿Qué chico?
-El de la verbena anterior.
Alzo las cejas sorprendida y niego con la cabeza.
-No, para nada -me volteo y busco a mis amigos, pero no los encuentro. -Ahora, por tu culpa, no sé dónde están mis amigos.
-Pues llámalos.
Observo por unos segundos sus ojos sin expresión alguna en mi rostro, después, los ruedo y coloco mi pelo de lado.
-Mis amigas están más pendientes de a quién le clavan el diente y si la botella se vacía; no van a estar pendientes del teléfono.
Rafa estalla a carcajadas y siento, por primera vez, mis mejillas sonrojarse ante él.
-¿De qué te ríes?
Me mira y aguanta otra risa.
-Eres muy...
-¿Tonta?
Niega con la cabeza a la vez que le sale una media sonrisa.
-Muy sorprendente. Tienes algunas ideas bastante alocadas.
-Oh, gracias.
-No hay de qué.
Suspiro, saco mi teléfono del bolsillo y accedo al WhatsApp.
WhatsApp.
Grupo: Las mejoreeeeeeees.
Noelia: ¿¿¿¿¿Dónde estáis?????
-¿Les has enviado un mensaje?
Asiento, observo sus ojos mientras meto el móvil en mi bolsillo y sonrío.
-Bueno, yo tengo que abrir la churrería...
-Si quieres te ayudo. De aquí a que me respondan...
-No quiero molestarte, Noelia.
Rafa.
Rafa.
Rafa.
¿Por qué me ha gustado que pronuncies mi nombre de tus labios delgados?
-No me molestas -aseguro.
Sus ojos grandes y prominentes me observan para después sonreír y mostrar sus dientes desiguales y blancos.
-Pues, entonces, ven.
Asiento y le sigo.
Al estar detrás suya, observo su torso de triángulo invertido y me deleito, por unos segundos, con el andar y movimiento de su espalda.
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Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...