Capítulo 51.

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-¿Cómo? – pregunta intentando asegurarse de que lo que le he dicho es cierto.

Yo, por puro instinto, bajo mi mirada y uno su mano con la mía mientras la aprieto a la vez que las pulsaciones de mi corazón se empiezan a incrementar a causa del nerviosismo y la causa de lo que supone hacer esto. Mis ojos hacen contactos con los suyos verdes, y justo en el peor momento, me doy cuenta de lo bonitos que son.

-Recibí hace poco un paquete donde me aceptaban – susurro sin dejar de hacer contacto con sus ojos.- Rafa, no te lo he dicho en este tiempo porque sé lo que implica irme a Noruega; y encima que estoy bien contigo...

-Vete – me interrumpe mirándome con seguridad.- Vete a Noruega, Noelia. No me antepongas a tus estudios, te esperaré hasta las vacaciones.

"Pensaba que me iba a sacar de su casa." Pienso.

-Pero, Rafa...

-Noelia, de verdad – me dice.- Es tu futuro y tienes que formarte para él; quién sabe si en un tiempo tú y yo si estaremos juntos o no. Prefiero que te saques la carrera corriendo el riesgo de que rompamos a que no te vayas y en unos años a lo mejor lo dejemos y sea tarde para sacarte la carrera.

Con sus ojos mirando los míos dándome a entender de qué Rafa está seguro de sus palabras, mi mente empieza a ser consciente de que será duro el tiempo que no esté junto a él.

-Tal vez te cansas, Rafa.

Niega con la cabeza y pasa su mano por mi nuca mientras con la otra alza mi barbilla.

-No me cansaré de ti.

Sus ojos sobre los míos y con aquella gran seguridad que desprende en ellos me hacen temer nuestra ruptura a lo largo de todos los años en los cuales estaré en la universidad, implicando a la distancia el papel de hacernos sufrir. Mi vista empieza a hacerse borrosa para después encontrarme sollozando sobre el hombro de Rafa y sabiendo lo duro que será.

-Si encuentras a otra Rafa, lo entenderé.

Rafa me aparta de donde estaba, acuna mi cabeza entre sus manos y volvemos a hacer un gran contacto verde con verde; mi sistema se altera y mi corazón, el cual latía con normalidad nuevamente, se altera para empezar a bombear con rapidez al igual que las mariposas en mi estómago.

-¿Por qué eres tan negativa ahora, Noelia? No pasará nada, joder.

Mientras le observo con mis ojos inyectados en sangre y lágrimas deslizándose por mis mejillas, mi labio inferior tiembla.

-Tengo miedo de perderte, Rafa.

-No me vas a perder, Noelia – me asegura.- No será nada este tiempo. No tengas miedo.

Sus brazos me rodean de nuevo intentando darme consuelo y yo me encuentro de nuevo con mi cabeza sobre su hombro y empapándole la camisa de mis lágrimas, pero se ve que él no pone objeción a ello. No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando me encuentro más calmada, retrocedo y esta vez acuno yo su rostro observándole para estampar nuestros labios en un vehemente beso, que acaba llevándonos a la locura.

-Noelia... - gime cuando sus bóxers desaparecen de su cuerpo y acaban esparcidos por alguna parte del salón.

-Te amo, Rafa – le beso con mis manos sobre sus mejillas.- Te amo. Te amo. Te amo.

Tan solo es cuestión de tiempo de que mi camisa y sujetador queden en el suelo para que nosotros nos encontremos unidos en aquel sofá del salón de su casa. El tacto de sus manos sobre mis caderas y sus labios en mi cuello y boca me llevan a la locura máxima, causando que Rafa se haga dueño de los gemidos que suelto a medida que pasa el tiempo y seguimos sudorosos en aquel sofá.

Pasea sus manos por mi cuerpo con delicadeza mientras yo beso su cuello, incitándole a que siga con el vaivén de sus caderas y tentándolo a llevarlo a la cordura en la nueva posición que estamos. Mis manos sobre su negro pelo ondulado se agarran a él cuando un grito sale de mis labios y llena el salón en el que estamos tan solo los dos.

Nuestros ojos, en un cierto momento, hacen un breve contacto en el cual siento mi mundo desvanecerse mientras Rafa me hace el amor como si nada de lo demás importase: Noruega en estos momentos no es un problema y la distancia tampoco. Mis uñas se pasean libremente cuando mi novio me lleva al punto del éxtasis, donde vuelvo a gritar y hundo mi cabeza en el cojín del sofá.

-No sabía que chillases tanto – bromea cuando se pone en pie del sofá.- Es incómodo para tumbarnos, mejor vayamos a la cama.

Mis ojos se dirigen a la mano que me tiende y yo dibujo una media sonrisa, tomo su mano para ponerme en pie y, los dos desnudos, nos dirigimos hacia la habitación. Cuando llegamos, él cierra la puerta con silencio y me rodea la cintura desde atrás a la vez que sus labios se empiezan a mover por la zona de mi cuello llegando a la clavícula.

-No quiero que tengas miedo – me susurra en el oído para después darme la vuelta.- No hay nada por lo que preocuparse, Noelia. Solo es tiempo.

Mis ojos le observan y por mero impulso acabo abrazándole con la intención de retenerle junto a mí para siempre, impidiendo que se vaya de mi lado a pesar de que suene egoísta. Tiempo después, mi cuerpo acaba de nuevo bajo el suyo con una alta temperatura corporal y sudado; sus manos siguen paseándose por mi cuerpo, pero esta vez se quedan en mi rostro donde aparta los pelos desordenados de mi rostro.

-Quiero verte, cariño.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora