Capítulo 40.

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-Te echaba de menos - confieso con una sonrisa mientras ladeo mi cabeza y observo su rostro a unos centímetros de mí.

Él sonríe.

-Me gusta saber muchísimo eso - comenta poniéndose en pie y subiendo los bóxers.- Ahora, déjame hacer una cosa.

Me apoyo sobre mis codos, frunzo el ceño e inclino mi cabeza.

-¿El qué?

-Hacerte una foto.

Entreabro la boca un poco para después sonreír de lado e incorporarme para impedir lo que Rafa quiere hacer.

-Ni se te ocurra - le advierto mientras muevo mi dedo índice como si fuese mi madre.

Él ríe.

-Anda, túmbate en la cama y yo ahora vengo.

-Rafa, que no - me niego mientras me empiezo a vestir enfrente de él.- Si no mi venganza será peor.

-Anda... - murmura mientras me toma de la mano.- Unas fotos nunca vienen mal.

Río ante el tono suplicante que ha puesto.

-No.

-Vale, si insistes... Las haré.

Rafa, rápidamente, toma su teléfono y empieza a hacerme fotos mientras yo, de brazos cruzados, le saco la lengua y después el dedo corazón. Cuando él, lentamente, empieza a acercarse a mí, acabo lanzándolo encima de la cama de manera que yo estoy con cada pierna al lado de su cadera.

-¡Rafa, no!

-¿Tienes cosquillas? - pregunta dejando de fotografiarme.

-Sí - miento.- En la punta de la nariz.

-Noelia...

Río, cojo una almohada y la azoto en su cara.

-¡Idiota!

Él ríe cuando yo salto de la cama y le observo con odio.

-Anda, no te enfades, cariño.

Simulo más enfado mientras Rafa se incorpora con una sonrisa en su rostro y, por unos segundos, repaso con mi mirada su torso moreno cubierto por un poco de vello negro. Una sonrisa tira de mis labios cuando está enfrente mía.

-¿Se te ha ido el enfado?

-No me he enfadado - río.- Pero dame un beso y a lo mejor dejo pasar esto.

-¿Solo uno? - pregunta con una media sonrisa mientras sus ojos verdes me observan.

-Más de uno, por favor.

***

-¡Sexo, sexo y sexo! Qué guarrilla eres...

Río, rodeo la pajita negra con mis labios y sorbo para beber de mi mojito mientras mis ojos verdes maquillados con eyerline y rímel observan los azules de Carmen. Ella empieza a peinar su pelo con mechas californianas rosas mientras yo acabo de beber.

-Solo fueron dos veces, Carmen - ruedo los ojos cuando hablo.- Ni qué hubiese hecho un 24/7.

-Molaría, ¿verdad?

Río.

-¿Quieres centrarte? - pido.- Hacía tiempo que no habíamos hecho nada.

Sus ojos azules me observan con travesura mientras me sonríe pícara.

-Define: no habíamos hecho nada.

Ruedo los ojos a la vez que río.

-Pues ni hablar ni nada.

-Chicas, ya estoy - anuncia Carlota sentándose a nuestro lado.- Menudo gentío había en el baño, se ve que hoy todas menstrúan o algo.

Carmen y yo reímos.

-Pues yo soy la excepción - alardea Carmen.- A mi ya se me ha ido.

Carlota ríe.

-¿No tienes filtro?

-Pocas veces - respondo yo por mi amiga.

Los ojos pequeños y maquillados de Carlota me observan mientras ella sonríe y Carmen me da a mostrar su dedo corazón. Tras eso, el camarero nos trae la comida que habíamos pedido anteriormente y empezamos a comer.

[...]

-¿Y por qué te las hiciste rosas? - pregunta con gran curiosidad Carlota mientras toquetea su pelo negro trenzado.

Carmen se encoge de hombros mientras bebe de su cerveza.

-Un venazo de esos que te pegan.

-Que solo te pegan a ti - recalco con una risa después.

-Que idiota eres, tía - se queja Carmen con una media sonrisa.- ¿Yo la única? ¿Te recuerdo la locura que hiciste en tercero de la ESO?

Cuando Carmen acaba de hablar, abro los ojos de par en par mientras Carlota asiente intentando enterarse de lo que pasó a la vez que yo niego con la cabeza y me sonrojo.

-No lo cuentes, please.

Carmen ríe.

-Ahora tengo el poder.

-Se le va la pinza un poco, ¿no?

Mis ojos verdes se posan en los suyos pequeños marrones y asiento con evidencia.

-Carmen, ni se te ocurra.

Ella sonríe con maldad.

-¿Qué pasa si lo cuento?

-Que morirás.

-Bah... - se queja ella.- Entonces lo cuento.

-¿Pero tan malo fue que no quieres que lo cuente? - me pregunta Carlota.

Bajo la mirada avergonzada a la vez que niego con la cabeza.

-A Noelia... - empieza Carmen mientras me observa con una sonrisa.- Le pegó con catorce años su época "punk", y lo digo entre comillas porque eso no era punk ni nada. Se tiño el pelo de rosa y verde, su ropa era de cinco tallas más de la que le toca y, a eso, añádele la cara llena de granos.

Cuando Carmen acaba de contarlo, niego con la cabeza mientras sonrío y Carlota estalla a carcajadas, llamando la atención de alguna que otra gente que está sentada en la terraza de aquel bar.

-Te odio y morirás en el infierno, Carmen.

Ella sonríe con superioridad.

-Me quieres, solo que ahora me arrancarías la cabeza y destrozarías mi cuerpo.

-Menuda imagen me has hecho tener, Carmen - se queja Carlota con una risa.- Dios, qué asco.

Río.

-¿Ves, Carmen? Irás al infierno por esto.

Carmen ríe y sus ojos me observan.

-¿Me matarías si se lo cuento a Rafa cuando lo vea?

Cuando me pregunta eso, entreabro la boca un poco mientras entrecierro mis ojos y, lentamente, empiezo a degollarla en mi mente; dejándola así sin cabeza, brazos y piernas.

"Lo que me ha hecho leer los libros de Divergente" pienso.

-¿Le cuento yo a Mario tu época con dieciséis años?

Mi amiga alza las cejas y entreabre la boca mientras yo sonrío vencedora.

-Ni se te ocurra...

-Pues no se lo cuentes a Rafa.

-Bueno... - murmura.- Vale...

-Prométemelo - pido.

-Por Snoopy.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora