Capítulo 22.

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-Cariño, hora de levantarse – me despierta mi madre meciéndome con su mano lentamente.- Tienes que ir a trabajar.

Murmuro miles de cosas inaudibles mientras empiezo a abrir mis ojos lentamente. Cuando los abro, ganas de cerrarlos de nuevo se apoderan de mí, pero entonces suena la alarma de mi teléfono y me incorporo.

-Maldito el día en el que quise trabajar – prorrumpo con fastidio.

A los veinte minutos me encuentro vestida, maquillada y desayunada para después emprender camino hacia mi trabajo. Por el camino, escucho Hit FM mientras leo los mensajes de WhatsApp hasta que uno nuevo aparece en mi bandeja de entrada.

WhatsApp.

Rafa: Buenos días, guapísima.

Sonrío, me paro enfrente de un semáforo y tecleo la respuesta.

Noelia: Hola, guapo.

Noelia: Duérmete, es pronto.

Rafa: ¿Te paso a buscar?

Rafa: Me he desvelado.

Noelia: No tienes por qué.

Bloqueo mi teléfono y entro en la sección de trabajadores para después empezar a abrir la tienda junto mis compañeras. Al no venir la gente, tomo un momento mi teléfono y leo su mensaje.

WhatsApp.

Rafa: Solo quiero verte.

Sonrío.

Noelia: Vaaaaaaaaaale. A las tres aquí.

Bloqueo mi teléfono y salgo del trastero para empezar a atender a los clientes y colocar la ropa del lugar.

***

-¿Tú no estás nerviosa?

Bebo de mi café, observo con el ceño fruncido a Carmen y limpio mis labios.

-Por perderla – aclara.- Yo estoy que no pego ojo.

Me encojo de hombros.

-¿Para qué preocuparse? Tarde o temprano tiene que pasar.

Carmen asiente.

-Lo sé...

-¿Y por qué te preocupas tanto?

Suspira.

-Desde que me dijeron en segundo de la ESO que dolía estoy que no duermo cuando salgo con un chico.

-Pero el dolor seguro que merece la pena – le digo.- Además, no duele todo el rato.

-¿Tú crees?

Me encojo de hombros.

-Eso dijo Diana.

Suspira.

-¿Y cómo te va el trabajo? – se interesa cambiando de tema.

-Agotador – resoplo.- Levantarme cada día al mismo horario que ir al instituto es...

-Pero te pagan por ir, a nosotras cuando íbamos al insti no.

Las dos reímos.

-Cierto, cierto – le doy la razón.- ¿Y tú trabajas?

Niega con la cabeza.

-Necesito descansar, Noelia – me expresa.- Quiero empezar a trabajar cuando acabe el primer año de universidad.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora