Mi primer amor.

Capítulo 13.

-Me llamó ayer -anuncia Carmen mientras vemos la televisión. - Pero no le he respondido.

-¿No te estás haciendo un poco la difícil? -le pregunta Diana mientras bebe una cerveza.

Yo asiento de acuerdo con la opinión de la de ojos marrones.

Carmen se encoge de hombros.

-Es que tengo miedo -dice.- Tiene pinta de mujeriego.

-Eso es por miedo -le digo. - El chico ha insistido varias veces y le he visto decidido cuando me has hablado de lo que te decía.

-No sé...

-Llámale.

Carmen posa su mirada en Diana y hace una mueca para después desbloquear su teléfono y marcar el de Mario.

-Hola, soy yo, Carmen -dice con una sonrisa. -¿Cómo estás?

La de los ojos azules se incorpora y sale del salón con una sonrisa mientras habla por teléfono con el chico.

-Acaban juntos. Seguro - dice Diana.

Río y me tumbo en el sofá posando mis pies sobre el regazo de mi amiga.

-¿Y tú con Rafa?

La miro y sonrío avergonzada. Recuerdos de cuando quedamos vienen a mí y causan que mi corazón lata apresurado.

-Poca cosa...

Diana ríe.

-No sabes mentirme, Noelia.

Río.

-Le invité a cenar y luego me llevó a casa.

-¿Y te besó? -pregunta curiosa.

Niego con la cabeza.

-Le besé en la mejilla y ya. Además, lo vuelvo a repetir, apenas nos conocemos.

-Sí, claro. Apenas os conocéis y ya habéis tenido una cita.

Ruedo los ojos.

-Diana, deja de empeñarme.

Ella ríe.

***

-¿Vais a la verbena de mañana? -pregunto observando la imagen de Diana y Carmen en mi portátil.

-Yo no puedo.

-Yo al día siguiente me voy para Portugal, ya lo sabéis -dice Carmen.

Asiento con desgana.

-Pues me quedo sola.

-Ves -dice Diana.- Queda con Rafa.

-¿Qué? No.

Carmen asiente y veo recoger su pelo en una coleta.

-Sí, haz caso a Diana. Ves a la verbena y estás con él.

Muerdo mi labio y me planteo lo que me han dicho.

-Pero seré un poco incordio, ¿no? Es decir, no quiero estar agobiándole porque ya van tres verbenas seguidas que estoy con Rafa un tiempo.

Carmen rueda los ojos al igual que Diana.

-¿Y qué pasa? Yo creo que si ya le molestases te lo hubiese dicho.

-Exacto - apoya Carmen.- Mándale un mensaje.

Asiento, me incorporo de la silla y tomo mi teléfono para acceder a WhatsApp, pero entonces pienso.