Tras pasar mis manos sobre la espalda de Carmen para repartir protector solar por su piel, vuelvo a mi lugar para ponerme boca arriba y dejar que el sol me dé en el cuerpo.
-Oye, Carmen - habla Diana.- ¿Mario y tú ya...?
-No -le interrumpe ella.
-No me refería a sexo, estúpida -espeta.- Me refería a si os habéis tocado.
-Estúpida tú, imbécil - gruñe. -Eso es sexo también. Y no.
-¿Ni un dedito?
Río observando cómo Diana mueve su dedo índice.
-Que no, pesada.
Vuelvo a reír, y mientras ellas dos siguen discutiendo, saco de mi mochila un bocadillo de tortilla. Mientras mastico un trozo, observo cómo mis amigas toman el sol relajadas.
-¿Te ha dicho algo?
Poso mis ojos en las gafas de sol de Carmen y niego mientras mastico la comida.
-Llámale, ¿no?
Resoplo.
-No quiero ser una novia pesada, chicas -digo.- Le he mandado un mensaje, ya responderá.
-No sé cómo puedes ser tan paciente...
-Porque mi carácter es así, Diana.
***
Las tres nos encontramos en el bus de camino a casa, mientras estamos sentadas en sus asientos, desbloqueo mi teléfono y observo que el mensaje enviado a Rafa no ha sido visto ni respondido. Curiosa, activo mi conexión de última vez y accedo a su chat, dándome cuenta así que ha ignorado por completo mi mensaje.
-Será cabrón...
WhatsApp.
Contacto: Rafa.
Ult. Conexión:
Hoy a las 18:45 p.m.Estado: Disponible.
-¿Pasa algo? -pregunta Carmen.
Mis ojos se posan en los azules suyos y niego con la cabeza.
¿Se habrá cansado de mí?
¿Estará con otra?
¿Por qué no me responde?
Coño, Noelia, relájate. Tiene que haber una explicación.
A continuación, me despido de Diana y Carmen dándole dos besos a las mejillas de cada una y bajo del bus. Cuando el vehículo se aleja, resoplo y empiezo a encaminarme hacia casa de Rafa. Me tiene que dar una explicación.
Minutos después me encuentro frente a su edificio, coloco bien la cesta de paja que llevo en un hombro y pongo mis gafas de sol sobre mi cabeza. Mi dedo se dirige al interfono del portal y pulso la casa de Rafa, que es respondida a los segundos.
-¿Si?
Es la voz de Adán.
-Hola, Adán. Ábreme.
No responde, si no que pulsa un botón, activando así la puerta para que pueda abrirla. Tras subir al ascensor y estar frente a su puerta, toco el timbre y el chico de ojos azules me abre a los segundos.
-Hola, Noelia - me saluda sorprendido.- ¿Cómo tú por aquí?
Miro con mala cara a Adán mientras me adentro al piso y varias posibilidades se barajan en mi cabeza. Dejo la cesta que he llevado en la playa en el suelo del salón y tomo asiento cruzándome de brazos ante la atenta mirada del amigo de mi novio.
-¿Y Rafa?
-En la ducha -responde inmediatamente. - ¿Estás bien?
Con cara de pocos amigos le observo y él asiente comprendiendo para después tomar asiento a mi lado. Me incorporo y voy directa hacia su habitación intentando encontrar una posibilidad por la que Rafa no me haya hablado e ignorado mis mensajes.
"No pierdas la cordura, Noelia" pienso.
Nada más pisar su habitación, su olor me embriaga y provoca la aceleración de mi corazón, pero eso no me retiene la furia. Paseo mi vista por toda la habitación hasta que encuentro un pañuelo de mujer sobre el suelo.
El corazón, justo nada más ver el accesorio, se me congela y siento mi respiración ceder. Con pasos lentos, me acerco al pañuelo y lo tomo entre mis manos para después volver mis manos en puños.
"Relájate, Noelia. Relájate o matarás a Rafa si pierdes la tranquilidad " pienso, de nuevo.
El sonido de la ducha cesa y yo, nada más oírlo, voy con paso firme hacia el baño. Al estar frente a la puerta, se abre y deja salir una ola de vapor para después mostrarme a Rafa frente a mí con una toalla rodeando su cintura.
-¿Noelia? -pregunta con asombro.
-¿Quién te pensabas que era? -cuestiono con voz fría. - ¿Tal vez la chica del pañuelo?
Rafa frunce el ceño y yo le tiendo el pañuelo para después cruzarme de brazos y esperar una buena aclaración a todo esto o su intimidad desaparecerá.
-No es mío - bromea.
-No vengas con bromas, Rafa. ¿Por qué coño no me has respondido ni a los mensajes y me trataste así cuando te llamé? - pregunto con rabia e impotencia - ¿Acaso has encontrado a otra?
Sin querer, elevo mi tono de voz, cosa que llama la atención de Adán, el cual viene a presenciarnos. Rafa le mira con desconcierto y él ríe para después tomar el pañuelo.
-Es de Diana - aclara - En mi casa estaban mis padres y vinimos aquí.
-¿Os acostasteis en mi cama?
-¿Qué? No - niega con rapidez - Lo hicimos en el lavabo.
-Muy romántico - murmuro sin dejar de mirar a Rafa. - ¿Y tú no lo habías visto? Además, Diana no lleva pañuelos.
-He llegado hoy aquí - me comunica - Fui a ver a mis padres.
Asiento poco convencida.
-Diana es una chica muy atrevida. Lo robó en un chino.
Alzo las cejas sorprendida. Diana nos tiene algo que contar a Carmen y a mí.
-Adán, te llamo luego.
El chico asiente comprendiendo la indirecta de mi pareja y se marcha del piso. Tras eso, Rafa se dirige hacia su habitación y yo le sigo.
-¿Puedes responderme a las preguntas?
Sus ojos verdes y prominentes me miran y asiente mientras se pone unos calzoncillos por debajo de la toalla.
-Ha habido un problema familiar -comienza.- Ahora resulta que mi primo quiere llevar la churrería cuando hace años que se niega a hacerlo.
Asiento, escuchándole.
-Eso no es motivo para ponerse así conmigo.
Rafa asiente, se pone una camiseta sobre su pecho seco y después viene hacia mí para tomar mis manos.
-Lo sé y lo siento, Noelia - se disculpa - Acababa de salir de una discusión entre mi primo y yo y estaba mal.
Asiento, creyéndole.
- ¿Y por qué no respondiste a mi mensaje?
-Tenía pensado llamarte después de ducharme.
-Oh - murmuro - Lo siento yo por lo del pañuelo. No sabía...
Él sonríe.
-Yo tampoco, entiendo tu mosqueo.
Las esquinas de mis labios ascienden dándole a mostrar una gran sonrisa mía y nos fundimos en un cálido abrazo. El aroma del champú y jabón de baño, añadiendo la calidez de su cuerpo, provocan que me reconforte y suspire con tranquilidad.
Sabía que alguna explicación habría.
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Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...