Llego a casa y cierro la puerta sintiéndome con más tranquilidad de la que creía que iba a tener. Dejo mi abrigo en la entrada y voy directa hacia la cocina para servirme un vaso de agua, pero no contaba con encontrarme a mis padres besándose.
-Hey – saludo intentando aparentar tranquilidad mientras ellos se separan.
Mi padre carraspea y se acerca a mí para besar mi mejilla.
-Hola, Noelia – me saluda mi madre.- ¿Qué tal con Rafa?
Meto el agua en la nevera y me volteo para observar con mis ojos verdes a mi madre y encogerme de hombros.
-Bien – murmuro.- Como siempre.
-¿Sabes que siempre sé cuando mientes? – me cuestiona con una sonrisa en la cara.- Venga, cuéntanoslo.
-Que no. Además, es una tontería...
-Más motivo aún – me dice mi padre.- Venga, Noelia.
Ruedo los ojos y me bebo de un trago el agua.
-Hemos discutido – anuncio.- ¿Algo más?
Mi padre alza por unos segundos para después dedicarle una mirada a mi madre, la cual viene hacia mí mientras mi padre se marcha de la cocina. Cuando estamos las dos completamente solas en la cocina, me apoyo de espaldas a la encimera con los brazos cruzados a la vez que mi madre se posiciona frente a mí.
-¿Y esto? – pregunto refiriéndome a que mi padre se haya marchado.
Ella niega con la cabeza con una sonrisa.
-Tu padre no sirve para estos casos – ríe.- Cuéntame.
-¿Qué quieres que te cuente?
-El por qué de la pelea.
Resoplo y poso la mirada en mis brazos cruzados.
-Hacía bastante tiempo que no nos veíamos por su trabajo – empiezo posando mi mirada en mi madre de nuevo.- Y entiendo que se centre en su trabajo, como yo en el mío, pero aún así me fastidia que no me cogiese las llamadas ni respondiese a los mensajes, ¿sabes? Y lo peor es que él se mosquea porque le cuento que me voy con Carmen al festival de Ibiza cuando tendría que estar yo cabreada porque no me presta atención.
-Para – interviene mi madre.- ¿Puedo decirte una cosa?
Asiento.
-Noelia, piensa que él es mucho mayor que tú y tiene otra mentalidad, por no decir que ve las cosas desde otro punto de vista. Tal vez le haya mosqueado aquello del festival ya que no sabía de su inexistencia pero piensa que él ha encontrado el trabajo que ha querido.
-Pero mamá, joder, que no hemos hablado a penas en dos semanas. Además, no pienso llamarle, ya le he llamado bastante y espero una llamada de él cuando no esté demasiado ocupado.
-¿No estás siendo demasiado orgullosa?
La miro con seriedad y niego con la cabeza para después peinar mi pelo.
-Tan solo para llamarle y que no me responda, pues prefiero que me llame él.
***
-¿Quién llegó bien a casa? – pregunta Carlota tras haber comido un trozo de su escalope.
Todos reímos.
-Solo los que conducían – responde Iván, un compañero de trabajo.
Carlota y yo nos miramos para acabar sonriendo y recuerdos borrosos de aquella noche vienen a mi mente. Desvío la mirada y me topo con Marcus, el cual está bebiendo de su cerveza y se percata de mi mirada para acabar mirándome con sus ojos negros.
-Marcus, ¿sigues queriendo a aquella chica?
Marcus ríe para sí mismo cuando todos ponen la atención en él, limpia con el dorso de su mano la boca y asiente.
-Ahora más que nunca.
-Madre mía – murmura Anne.- Marcus queriendo a alguien.
Todos reímos.
-¿Quién se viene mañana a mi nuevísima casa? – pregunta Gabriela sonriendo y provocando que sus hoyuelos se marquen.
-¿Fiesta o cena? – pregunto.
-¿Lo preguntas de verdad?
Poso mi mirada verdosa en los ojos miel de Anne, la cual tiene su pelo rubio recogido en una coleta de caballo.
-Pues sí.
-Obviamente las dos cosas – dice Gabriela con una sonrisa.
-¡Me pido traer el alcohol! – se ofrece Marcus.- Noelia, ¿vienes conmigo a comprarlo?
Entrecierro los ojos hacia él cuando me pregunta y me encojo de hombros.
-De acuerdo.
Me despido de mis amigas y salgo de la zona de trabajadores para ir hacia la entrada, donde me espera Marcus. Cuando llego a él, me sonríe e indica con su cabeza que le siga, mientras caminamos, él prende fuego a un cigarrillo para después peinar su pelo pelirrojo.
-¿Quieres? – me ofrece posando su mirada negra en mí a la vez que me extiende el cigarro.
Miro con asco el cigarrillo y niego con la cabeza.
-No me gusta el tabaco.
-Es comprensible – dice él encogiéndose de hombros.
Asiento con la cabeza mientras una sonrisa abarca en mi rostro. Caminamos hacia Mercadona, un supermercado, para adentrarnos a él y comprar el alcohol.
-Oye – me dice él.- Te espero fuera, así me acabo el cigarro y guardo las cosas. ¿Te doy el dinero?
Confusa, le observo para después asentir al haberle comprendido.
-Sí, claro.
Marcus me sonríe y yo le tiendo mi bolsa para ir al interior del supermercado. Cuando tengo dos botellas de vodka y tres de ron, me dirijo a la caja para pagarlo. Al haberlo pagado todo, meto en una bolsa las botellas de alcohol para ir caminando a la salida y toparme con alguien.
-¡Lo siento! – exclamo volteando parte de mi cuerpo para observar a la otra persona, pero me acabo parando cuando me sorprendo al ver a mi novio allí. ¿No estaba trabajando? - ¿Rafa?
Sus ojos verdes me observan y sonríe con incomodidad para después fruncir el ceño y mirar detrás de mí, incitándome así a hacer la misma acción encontrando a Marcus esperándome.
-¿Quién es?
-Un compañero – respondo ante su pregunta.- ¿Tú no trabajabas?
-Me he cogido un descanso esta tarde.
Un leve dolor se hace presente en mi pecho cuando me responde a la pregunta y lo observo sin inmutarme para después negar con la cabeza con decepción.
No ha pensado en mí.
-¿No se te ha ocurrido llamarme?
-Suponía que estabas ocupada preparando las cosas para el festival – me comenta posando su mirada en la bolsa que llevo.- Pero veo que me he equivocado.
-Pues sí – concuerdo con él algo fría.- ¿Y eso de llamarme...?
-No... No he pensado.
Asiento apretando mi mandíbula para después reír sin creer palabra alguna.
-Si te has cansado, dímelo – le digo sin pudor alguno.- No me tengas como algo para usar de vez en cuando.
Niega con la cabeza y pasa una de sus manos por su barba.
-No es eso... Tan solo no he pensado.
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Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...