-Oh, bueno – murmura observándome de pies a cabeza.- Entonces ya nos veremos, ¿vas hacia las pesas?
Niego con la cabeza y mi mirada se desvía de sus ojos para observar el gimnasio.
-Bueno... Nos vemos – se despide, duda en dar un paso hacia adelante pero acaba agitando su mano y yo sonrío.
-Adiós.
Mis ojos verdes se posan de nuevo en él y le observo alejarse. Tras unos segundos, voy directa a la zona en la que se encuentran las bicicletas a la vez que mi mente no deja de pensar en Rafa y noto la angustia en mi pecho.
[...
]
-¿Cómo te ha ido hoy? – escucho que pregunta mientras yo seco mi pelo recién húmedo.
Sonrío observando mi cuerpo rodeado por una toalla naranja en el espejo con vaho a causa de la ducha.
-Bien, pero te echo de menos – respondo caminando hacia el escritorio donde está el portátil, tomo asiento y observo la imagen de Rafa.- Se me hace muy duro.
Él se encuentra revisando unos papeles, pero cuando me escucha alza su mirada a la webcam y peina su pelo negro ondulado.
-Solo han pasado unas horas, pero te entiendo – me dice comprensivo.- ¿Has hecho amigos, universitaria?
Me incorporo de la silla y voy directa al armario con una sonrisa a causa del mote por el cual me ha llamado, saco ropa interior y empiezo a vestirme mientras no dejo de sentir aquella añoranza en mi piel; echo de menos la de Rafa con la mía.
-¿Dónde estás? No te veo.
-Me estoy cambiando – contesto alzando un poco la voz.
Escucho como él ríe.
-Pues gira un poco el portátil que quiero verte.
Sonrío nada más escucharle y, cuando he acabado de ponerme el pijama, voy directa de nuevo a la silla.
-Sigues siendo igual de idiota a la distancia, ¿no?
No sé cómo pasa, pero acabamos riéndonos cada uno frente a una pantalla del portátil provocando que reaccione y baje mi mirada, queriendo reírme con él sin distancia ni cosas de por medio.
-Noelia...
-Lo sé – respondo tomando mi compostura normal.- ¿Tú qué tal en el trabajo?
Rafa resopla, veo como se echa hacia atrás y apoya su espalda en la silla del escritorio; tras eso, cruza sus brazos y cierra los ojos lo que causa que me sienta una privilegiada por tener un novio tan perfecto. Tras unos segundos, abre los ojos de nuevo dejándome ver el verde de ellos y yo sonrío a causa de lo guapo que es.
-¿Te acuerdas aquella que te dije que era nueva y no sabía hacer nada? – me pregunta haciéndome recordar. Asiento con el ceño fruncido y algo intrigada.- Pues... resulta que me va tirando caña.
Cuando me lo confiesa, alzo las cejas por unos instantes y esta vez apoyo yo mi espalda en la silla, cruzo mis brazos por debajo de mi pecho y desvío mi mirada a la pared de la habitación pensando en qué decir, pero no tengo nada. Intento mantener la calma, siendo consciente de que no hay nada de malo en eso porque confío en él y sé que no hará nada, pero no me fío de la chica.
-Supongo que es bueno – murmuro desviando mi mirada de nuevo en la pantalla del portátil para verle.- Eso significa que te sigues conservando bien.
A pesar de que no me guste eso, me lo tomo con humor y no intentando parecer una novia loca y celosa porque una simple mujer le ha tirado caña a mi pareja. Como dije anteriormente, Rafa me ama y estamos juntos, no hará nada con nadie porque me lo dijo.
Él sonríe ante mi reacción.
-Supongo, mi novia ya no me alaga mucho, así que pensaba que me estaba descuidando.
Cuando me suelta aquello, río echando mi cabeza hacia atrás y escucho la risa de Rafa también, lo que provoca que mi corazón se acelere y sienta un gran nerviosismo en la zona de mi estómago. Cuando he acabado, mi mirada se posa en sus ojos y después observo su rostro pensando en que es tan guapo que duele.
-Para nada – niego con una sonrisa en mi rostro.- Eres muy atractivo.
Él sonríe sin mostrar aquellos imperfectos dientes que me vuelven loca.
-Tú también.
Sonrío y ruedo los ojos.
-Ya sé que la atractiva de la relación soy yo, Rafa.
Volvemos a reír de nuevo, pero mientras lo hacemos, es inevitable que mi cabeza no deje de recordarme que hay una chica más mayor que yo y que está cerca de él que le tira caña.
-Echaré de menos ver cómo me dices esto en persona – confiesa y yo bajo la mirada entristecida.- Pero son solo tres meses, Noelia.
-Durante cinco años, Rafa.
Veo como él se coloca bien en la silla donde está sentado, se acerca más hacia donde está el portátil y me imagino como estamos en persona y él toma mi mano. Recuerdo cuando le revelé que me habían aceptado en la universidad de Noruega, todo lo que me ha ayudado con lo de Diana y lo que hemos pasado.
Joder, es que no me imagino un futuro sin él.
-A ver...
-Rafa – le interrumpo, él me dice un "dime" y yo coloco un mechón húmedo detrás de mi pelo mientras observo la imagen de la pantalla.- Sé que esto no viene a cuento, pero...
Puedo ver, a través de mi vista borrosa a causa de las lágrimas, como él frunce el ceño.
-¿Qué pasa, Noelia?
Sonrío recordando las palabras que pensé aquel día en que le vi tras haberme emborrachado y proponerle sexo pero que jamás le dije.
-¿Sabes qué pensé el día que te conocí? – pregunto limpiando mis húmedas mejillas.
-¿Qué? – pregunta alzando sus cejas por unos instantes.
-Recuerdo que pegaste un chillido y me llamaste como "la chica del top blanco", lo primero en lo que me fijé fue en tu piel y tus ojos verdes; eran impresionantes y creo que nunca te lo he dicho, Rafa – comento mirando en un punto fijo de la pared mientras sonrío recordando.- También me acuerdo de cómo me miraste aquel día, y los siguientes. Creo que no me di cuenta de que eras realmente tú; llegaste en el momento exacto, que era cuando menos me lo esperaba, en el lugar menos inesperado con tu gracia preguntándome si la propuesta de sexo seguía en pie a pesar de que sabías que no me acordaría. Me acuerdo que aquel día miré tus ojos y pensé que serían tonterías, pero me dejaron sin aliento y confusa.
>> Tenías algo en ti que hacía que cuando llegase cada verbena en Cantabria tuviese ganas de ir para verte aunque no me diese cuenta de ello. No sé cómo he podido estar con otros sin haberte conocido, haberme enamorado de otros que no hayas sido tú y haberme besado con otros labios que no eran los tuyos, Rafa. No sé qué me hizo acercarme, porque podría haberte ignorado y continuado caminando junto mis amigas; pero me acerqué a ti y tú me preguntaste aquello, dejándome completamente confusa.
>> Aquel día, a pesar de no saberlo, me enamoré de ti. Justo en aquel instante en que tus ojos hicieron contacto con los míos, me enamoré. Ahora mismo solo recuerdo tus ojos verdes observándome con gracia y aquella sonrisa con tus dientes imperfectos que me causan un delirio jamás sentido acompañados de la mano de una pregunta que me sorprendió: ¿Al final follamos o no?; tras eso no recuerdo más, porque mi mente solo me quiere dar a recordar tus ojos y tu sonrisa. Eras y eres guapo, tan guapo que dolía y que sigue doliendo. Acto seguido, me seguiste insistiendo en que lo que tú me decías era verdad, pero a pesar de eso, no me di cuenta de que realmente era tuya cuando te escuché estallar a carcajadas, que era una melodía digna de escuchar.
>> Te entregué mi corazón desde aquel primer instante a pesar de no saberlo, Rafa. Me arriesgo a que me lo rompas, a que hagas con él lo que quieras porque solo quiero verte feliz, porque me importas y no puedo vivir sin ti.
ESTÁS LEYENDO
Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...