Cierro la puerta de casa y suspiro, dejo las llaves de mi casa sobre la mesa del recibidor para después dirigirme hacia el salón.
-Hola, nena. ¿Qué tal el trabajo?
Mis ojos se posan sobre los de mi padre y sonrío con cansancio para después dirigirme a besar su mejilla. Agotada, me caigo a su lado en el sofá y apoyo mi cabeza en su hombro.
-¿Muy duro?
Asiento.
-Estoy cansada con todas las letras – suspiro.- No sé por qué se me ocurrió la idea de trabajar.
Mi padre ríe.
-Si tu madre estuviese aquí diría: "Te lo dije. Eres muy joven para trabajar"
Río con cansancio.
-Por cierto, ¿dónde está?
-Su jefe la ha llamado.
-¿Le va bien?
Asiente y yo observo su rostro preocupado.
-La presionan mucho – hago una mueca.- Pero ella puede con todo. Imagínate, tu madre estuvo muchas horas para parirte a ti, para no soportar el trabajo..
Abro la boca ofendida.
-¡Papá!
***
Me despierto con un gran bostezo y me remuevo en mi cama para después incorporarme y frotar mi frente. Con los ojos semi abiertos, tomo mi móvil y compruebo la hora. Son las seis y media de la tarde. Suspiro, me dirijo a mi escritorio y lo enciendo para buscar tonterías por internet, mientras, marco el teléfono de Rafa.
-¿Si? – responde con voz brusca.
Frunzo el ceño confusa.
¿Qué le pasa?
-¿Rafa?
-Sí – suspira al otro lado de la línea.- ¿Qué quieres?
-Pues nada – murmuro mientras tecleo algo en mi ordenador.- Quería hablar contigo.
-Ya, ya. Pues estoy ocupado.
¿Qué narices le pasa? No le he hecho nada para que se ponga así.
-¿Y eso se debe a...?
-¿Qué más te da, Noelia?
Me está hartando.
-Oh, perdóneme, señor – me disculpo con sarcasmo.- ¿Acaso le molesta mi llamada?
Escucho como Rafa suspira con enfado al otro lado de la línea. La llama que tengo de paciencia se está empezando a prender a causa de su actitud inexplicable.
-Noelia, ¿qué coño quieres?
-Pues quería hablar contigo, Rafa – contesto con algo de mosqueo.- ¿O es que ahora no puedo llamar a mi novio?
Él suspira y pongo la mano en el fuego a que se está tirando de su pelo negro con frustración.
-No estoy de buen humor.
-No me había dado cuenta – murmuro con sarcasmo.
-No me vaciles.
-¿Pero qué dices? – pregunto con cara de no entender nada.- Rafa, que estés de mala uva no implica que lo pagues conmigo.
-Déjame, coño – dice bruscamente.- Me estás hartando.
Asiento y siento como algo empieza a doler en mi pecho.
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Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...