Capítulo 47.

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-Buenos días – susurro en su oído mientras sonrío somnolienta.

Observo con mis ojos el perfil de Rafa dormido y como se empieza a remover cuando recorro su mejilla con mi nariz; incitándole a que se despierte y atrape mi cadera con sus brazos, posicionándome encima de él. Abre sus ojos verdes y me mira, paso una mano por su pelo negro despeinado y él sonríe, animándome que yo también lo haga.

-Hey – murmura y empieza a hacer círculos con ambos de sus pulgares en cada lado de mi cadera.- Te veo muy activa hoy.

Río y coloco mi pelo en uno de mis hombros.

-Solo estoy feliz – le explico.- Además, tenemos que disfrutar muchísimo que nos vamos por la noche.

Rafa ensancha sus ojos.

-Ostras, es verdad.

Ruedo los ojos, me incorporo de la cama y empiezo a ponerme mi ropa interior cuando noto como Rafa se posiciona de lado; observándome.

-¿No te acordabas? – pregunto volteándome hacia él mientras abrocho mi sujetador.

Niega con la cabeza y peina su pelo.

-Se me ha pasado muy rápido.

Asiento concordando con él.

-La verdad es que sí – sonrío y gateo por la cama para besar sus labios.- Venga, chico. Levántate y hazme el desayuno.

Rafa ríe, se incorpora para ponerse sus bóxers y rodea mi cintura desde atrás mío.

-¿Y si me ayudas?

-¿Y si tan solo me dedico a verte cocinar mientras me río al ver como se queman tus tortitas?

Puedo notar como Rafa ríe cuando lleva su boca a mi cuello y deja un beso ahí.

-Me gustaba más la Noelia de ayer por la noche.

[...]

-¡Vamos, Noelia! – me llama Rafa desde la puerta principal.- ¡Haremos tarde!

-¡Voy, voy, voy! – exclamo mientras busco desesperada mi teléfono por la habitación.- ¡Es que no lo encuentro.

-¡¿El qué no encuentras?!

Suspiro frustrada, me cruzo de brazos y, desde el marco de la puerta, le doy una ojeada a la habitación buscándolo.

-¿Te ayudo? – me pregunta Anay observándome con sus grandes ojos marrones.- Mi primo está nervioso.

Sonrío con nerviosismo y rasco mi nuca a la vez que le doy una ojeada a la habitación de nuevo.

-Es que no encuentro mi teléfono.

Anay ríe, peina su pelo negro ondulado como el de Rafa y empieza a buscar por las mesillas de noche mientras yo voy a mirar por debajo de la cama con desesperación. A los segundos, siento como un dedo me golpetea reiteradas veces en mi espalda, instándome a que me incorpore y observe al primo de mi novio tendiéndome el teléfono.

-Estaba detrás de la mesilla – me informa a la vez que me tiende su mano derecha para ponerme en pie, la cual acepto.

-Muchas gracias, Anay – le agradezco tomándolo y después le sonrío en agradecimientos.

-No hay de qué, Noelia – me dice.- Por cierto, cuida de Rafa.

-Lo hago y lo haré. Tranquilo.

***

-Hola, papá – le sonrío cuando nos abrazamos fuertemente.

-Hola, nena – me saluda para después separarse de mí, darse un apretón con Rafa e intercambiar unas palabras.- Bueno, espero que os hayáis divertido.

"Y mucho." Pienso.

-Sí, claro –afirmo.- ¿Y tú qué tal con Mamá?

-Muy bien – dice con una gigantesca sonrisa.- Rafa, ¿te vienes a comer con nosotros?

Mi padre y yo posamos nuestras miradas en mi pareja, el cual se niega con una sonrisa.

-No, pero gracias – se niega.- Con el jet lag y que tengo que ir a visitar a mi madre no puedo.

-Oh, bueno... - murmura mi padre.- Igualmente eres bienvenido.

Rafa me da una ojeada y luego posa su mirada en mi padre.

-Gracias, de verdad.

[...]

-¿Cómo estás? – me pregunta mi madre asomándose desde el pasillo.

Desvío mi mirada de la maleta deshecha a mi madre y le sonrío para después suspirar, ir a los brazos de mi madre y tranquilizarme un poco.

-No has cenado mucho – vuelve a hablar.

-Estoy agotada del viaje y el maldito jet lag – hablo mientras sigo entre sus brazos.- Esta noche no pego ni ojo, ya verás.

-Bueno, tranquila – me susurra mientras acaricia mi espalda.- Si quieres nos quedamos hablando esta noche.

-No – me niego alejándome de ella.- Vete tú a dormir, tal vez yo llame a Carmen o algo.

-De acuerdo – acepta a regañadientes.- Pero no te quedes hablando con ella hasta tarde, Noelia.

Ruedo los ojos y sonrío.

-Que sí, mamá.

Mi madre sonríe, vuelve a rodearme con sus brazos provocando que yo cierre los ojos al instante y el confort se haga presente en mi cuerpo. Cuando se separa, me besa la mejilla y yo hago lo mismo para después ir sacando toda la ropa que he usado en Cuba y que he comprado. Tras haber puesto todo para lavar, me cambio de ropa y me pongo un pijama para lanzarme sobre mi querida cama.

***

-Nena, ¿estás despierta? – escucho como me pregunta mi padre entreabriendo un poco la puerta de mi habitación y asomando su cabeza.

Me remuevo en la cama, poso mi mirada en él y asiento con la cabeza para colocarme mejor, de manera que mi espalda repose en la pared. Mi padre se acerca lentamente y diviso que lleva en su mano un paquete de color caqui, lo que causa que yo frunce el ceño y me soliloquie con saber qué es.

-¿Qué pasa? – pregunto cruzándome de brazos.

Mi padre me da una ojeada, toma asiento en la orilla de mi cama y posa su mirada en el paquete.

-Ten – me dice tendiéndomelo.- He mirado hoy el correo y lo he visto. Es de la universidad de Noruega.

Cuando mi padre me lo dice, ensancho los ojos y abro con rapidez el paquete para empezar a ojear su contenido y ver que he sido aceptada en la universidad de allí, lo que provoca que pegue un grito y abrace a mi padre.

-¡Me han aceptado!

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora