Capítulo 44.

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Rafa.

Con lentitud, nuestras manos se rozan y yo, sin preámbulo alguno, entrelazo nuestras manos provocando que un remolino se cree en mi interior y exhale un suspiro; calmándome. De reojo, veo a Noelia morderse el labio con nerviosismo y yo sonrío; sigo observándola con intensidad y ella se percata de mi mirada, porque gira su rostro y me sonríe de aquella manera que me causa miles de sensaciones en mí.

La puerta que hay enfrente de nosotros se abre y aparecen mis tíos maternos junto mis cinco primos y seis primas, cuyos nos sonríen desde atrás de los mayores. Mi tía Fernanda viene directa a mí y me coge el rostro para plantarme dos besos al igual que las otras dos, mientras, no suelto la mano de Noelia, la cual me está dando un apretón.

-Oh, ¿tú eres Noelia? – le pregunta mi prima Idania, que observa con sus ojos verdes a mi novia.

Ella, vergonzosa, asiente sin dejar de sonreír.

-Os presento a mi novia.

Mis tíos me miran con sorpresa para después sonreírme e ir a presentarse a Noelia, que veo como se empieza a sentir algo más cómoda a medida que pasa el tiempo. Cuando acabamos, nos adentramos todos en la casa y entre Anay, mi primo, y yo llevamos las maletas.

-¿Sabes dónde está nuestra habitación, Liz? – le pregunto a mi prima de diez años.

Ella me sonríe y asiente para después tomarme la mano y dirigirnos a nuestra habitación, que está alejada de las demás de la casa.

-Es esta – nos dice abriendo a la puerta.- Mamá me ha dicho que en cuanto acabéis bajéis a cenar, Rafa.

Asiento, beso su mejilla y le sonrío.

-Ahora vamos.

Liz se despide agitando su mano a Noelia, la cual está con sus manos entrelazadas y le dedica una preciosa sonrisa a mi prima, que se marcha a los segundos. Cuando estamos completamente solos en la habitación, me acerco a ella y tomo su mano derecha para atraerla hacia mí y dejar nuestros rostros a escasos centímetros.

-¿Te has llevado una buena sorpresa?

Noelia me mira a través de sus ojos verdes y luego baja la mirada para que, de nuevo, posarla en mí; asiente con decisión y rodea mi cuello para empezar a besar mis labios, causando que mi ritmo cardíaco empiece a aumentar.

-No me lo esperaba – comenta en voz baja.- Muchas gracias, Rafa. No hacía falta, cariño.

Sonrío y mis brazos, sin voluntad propia, rodean su cintura automáticamente.

-Esta semana va a ser buena para ti y para mí. Lo sabes, ¿no?

Asiente.

-Lo sé.

***

Le lanzo un balón de plástico a Anay, que lo coge al instante, mientras observo embobado a Noelia, que está a unos metros de mí con un bikini puesto y hablando con mis primas mayores. Sin darme cuenta, mis tres primos se acercan a mí con una sonrisa.

-Deja de mirarla, ¿no te basta solo por la noche? – bromea Yudel, uno de mis primos que me saca 5 años.

Sonrío ante la broma y me dan el balón.

-No me basta – contesto mientras cada uno vuelve a sus posiciones.- Ella es preciosa.

Anay ríe, peina su pelo negro ondulado y se quita su camiseta gris de tirantes dando a mostrar su cuerpo poco trabajado.

-¡Enamorado! - grita mi primo Andy cuando le lanzo la pelota.- Hiciste bien en irte de Cuba.

Mis ojos verdes se posan en los marrones de mi primo y asiento orgulloso de lo que dice; si no me hubiese marchado, Noelia no estaría aquí conmigo.

-Y bueno... - murmura Anay acercándose a mí.- ¿Cómo es en la cama? Porque...

-No, Anay – le niego.- A Noelia no.

Él rueda sus ojos marrones y peina su pelo sudado.

-¡Pues nada, primo!

[...]

-¿Qué tal con mis primas? – le pregunto a Noelia mientras todos comemos en la terraza de la casa.

Sus ojos verdes desmaquillados me dan una ojeada y sonríe a la vez que pincha un trozo de carne para llevárselo a su boca y mirarme de nuevo.

-Son muy majas – confiesa tras haber tragado.- Me han estado preguntando si todas las españolas somos así de bonitas.

Sonrío divertido y bebo un poco de agua.

-¿Y qué has respondido?

-Que solo lo soy yo.

Ambos reímos en voz baja mientras los demás están en otro tema de conversación; mientras lo hacemos, no dejo de observarla reír y noto como mi presión arterial aumenta al igual que mis pulsaciones.

***

-¿Vas a tardar mucho? – pregunto esperando sobre mi cama mientras tengo mi cabeza apoyada sobre mis brazos, que se encuentran detrás de esta.

Al haberse ido mi familia materna por unas horas, Noelia y yo hemos aprovechado para pasar un tiempo a solas, ya que hacía unos días que no nos unimos. Feeling Good – The Cinematic Film Band empieza a sonar en nuestra habitación y aparece mi novia con su pelo trenzado dejando unos mechones sueltos en su rostro y una bata que cubre su cuerpo. Cuando está frente de los pies de la cama, deja caer la bata y, a contraluz de la ventana, observo la silueta tan perfecta que ella tiene.

Sonrío al instante porque sé lo que viene cuando empieza a mover sus caderas al sonido de la música, provocando que mis ojos se centren en ellas y sienta como la excitación empieza a hacerse presente. Memorizo cada detalle, cada movimiento de sus caderas y la risa que le sale de sus labios cuando se tropieza al intentar quitarse el tanga que lleva, provocando que yo me ría con ella.

Estando a contraluz de la ventana, no llego a ver su rostro pero sé que tiene las mejillas ruborizadas y sus pupilas dilatadas, al igual que yo. El tiempo se ralentiza cuando ella baila y su risa vuelve a sonar, provocando que viaje a otro lugar donde la locura y la pasión son los únicos que reinan. Noelia deja caer su última prenda y yo sonrío; sonrío porque me alegra que haya hecho esto por mí, porque sé que ella ha intentado impresionarme y lo ha conseguido.

Sube a la cama gateando y yo ya no llevo el bóxer porque ha acabado estorbándome. Nuestros labios se unen con lentitud y entreabro los ojos durante el beso para ver como sus pestañas revolotean y lleva su mano a mi pecho, donde puede notar mis latidos apresurados. Poco a poco, ella acaba rodeando mi cintura y debajo de mí, dejándome escuchar sus gemidos y ver sus expresiones faciales haciéndome sentir un privilegiado.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora