Me despido de Carmen besándonos ambas las mejillas y, a continuación, me dirijo hacia una de las paradas de bus que hay por el lugar. Cuando llego a mi casa, saludo a mis padres y voy directa hacia la ducha para después bajar a la cocina y hacerme algo para comer.
Cuando me adentro en ella, observo a mi padre fregar el suelo a la vez que voy directa a la nevera.
-¿Fregando?
Sus ojos me miran, me dedica una media sonrisa y resopla.
-Sí – afirma.- Tu madre está planchado y yo hago esto, así luego tenemos tiempo libre.
Saco de la nevera un racimo de uvas y lo pongo sobre un plato blanco para después sacar un zumo de la nevera y servirlo en un vaso.
-¿Qué tal con Rafa?
Bebo y después asiento.
-Muy bien – sonrío.- Ha empezado a trabajar en otro lugar y el pobre está hasta arriba.
-¿Y cómo están Carmen y Diana?
Mis ojos verdes se posan sobre los suyos y siento melancolía cuando mi mente recuerda momentos junto Diana y Carmen; cuando éramos tres.
-Diana ya no habla con nosotras – murmuro desviando la mirada.- Nos peleamos hace dos semanas o más. No lo recuerdo.
Mi padre, mientras escucha, se acerca hacia mí para posar una de sus manos sobre mi hombro izquierdo; intentando consolarme. Tras acabar, él me mira con preocupación en sus ojos.
-¿Por qué no lo contaste?
Resoplo.
-Sabes que no me gusta preocuparos.
-Noelia...- me nombra.- Ten confianza en nosotros.
***
Le doy el cambio a una chica y después voy a colocar la ropa desordenada que hay en un estante. Mientras estoy arreglándola, la voz de una persona me llama y yo me volteo para atender a la clienta, pero cuando lo hago, mis cejas se elevan y mis ojos se abren.
-¿Diana?
Los ojos marrones de mi antigua amiga me observan con también sorpresa para después susurrarle algo a un chico rubio que está a su lado. Tras hacerlo, el chico me da una mirada y se marcha dejándonos solas.
-Noelia.
La tensión se hace evidente durante estos instantes, en los cuales no hemos vuelto a pronunciar palabra alguna. Mis ojos observan su rostro moreno y lleno de alguna que otra peca que reconozco. Sus ojos se encuentran cansados y con maquillaje difuminado a causa del tiempo que lo lleva y sus labios están secos y algo agrietados, por eso se pasa la lengua en ellos y su mirada se desvía hacia otro punto. Como veo que el tiempo pasa y ella no dice nada, continuo con mi trabajo.
-Querría comprar algo.
-Pues lo podrías haber dicho hace cinco minutos.
-¿Hay sección premamá?
Al escuchar la última palabra, me volteo de nuevo mientras mi mente hace teorías sobre lo que ella intenta decir. Cuando estoy de cara a ella, lleva su mano derecha al vientre plano y hace una mueca. Yo, en shock ante la noticia, trago fuertemente y recuerdos de lo que nos dijo vienen a mi mente.
-Está en el primer piso al fondo – digo posando mi mirada en sus ojos.- Enhorabuena por el embarazo, Diana. Me alegro mucho.
Me giro, otra vez, y continúo ordenando la ropa.
ESTÁS LEYENDO
Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...