Capítulo 45.

4.7K 313 20
                                    

Rafa.

Entreabro los ojos un poco y rápidamente los cierro a causa del contacto con la luz de la mañana. Recuesto mi cabeza sobre la almohada que está cubierta de una funda azul turquesa y resoplo para después rodear los hombros de Noelia y atraerla hacia mí para observarla; me posiciono de lado de modo que la observo en toda su totalidad y una media sonrisa abarca en mi rostro mientras empiezo a trazar círculos imaginarios por la piel de su rostro.

Sus ojos se encuentran cerrados y con el maquillaje algo borrado a causa de la noche que pasamos, su pelo está algo enredado y esparcido por su espalda y la almohada, dándole aquel toque de sensualidad que a mí me gusta tanto de ella. Doy un último suspiro y me incorporo de la cama para ponerme los bóxers de ayer e ir a la cocina para preparar el desayuno.

Love me harder – Ariana Grande ft. The Weekend suena desde el mp3 que nos hemos llevado mientras me dedico a tostar cuatro rebanadas de pan. La canción empieza a hacerse pegadiza mientras el tiempo transcurre y sigue sonando, por lo que acabo tarareándola.

-Podría grabarte y luego chantajearte, pero no soy tan mala persona – escucho una voz femenina que hace acto de presencia en la cocina.

Me volteo y observo a mi tía cruzada de brazos mientras está recostada en el marco de la puerta. Su pelo castaño claro se encuentra recogido en un moño y sus ojos marrones grandes me observan para luego posar su mirada en lo que estoy haciendo.

-Hola, tía – la saludo acercándome para besar su mejilla.- ¿Qué tal estás?

-Muy bien – responde con una sonrisa en su rostro somnoliento mientras se acerca a la comida.- ¿Es para Noelia?

Mis ojos verdes la observan por unos instantes y después acabo asintiendo mientras empiezo a cortar rodajas de tomate para ponerlas sobre el pan.

-¿Quieres que luego te haga el tuyo?

-No hace falta – se niega posando su mano en mi omóplato.- Estate tiempo con ella.

Le doy una ojeada a mi tía, la cual observa como lo preparo.

Sonrío.

-¿Te cae bien?

-Es muy buena niña – me dice con una sonrisa.- Además, tú la miras con una mirada que deja sin aliento a cualquiera.

-Exagerada – digo con una sonrisa.- La verdad es que le he cogido mucho cariño rápidamente.

-Más que cariño, Rafa – me dice mientras se recuesta de espaldas a la encimera.- Estás sintiendo el amor, sobrino.

Vuelvo a darle otra ojeada y pongo el desayuno en una bandeja.

-No, tía.

-Rafa, cariño – me menciona.- Hazme caso, que sé lo que digo.

Sonrío.

-Es demasiado pronto por el poco tiempo que llevamos – le recuerdo cruzándome de brazos y poniéndome en la misma posición que ella.

-El tiempo no importa, Rafa – me dice y posa una mano en mi pecho.- Lo que importa es lo de aquí. Si tú ya la amas con el poco tiempo que lleváis, no tienes por qué preocuparte. Cada amor es diferente.




***





-¿A dónde me llevas? – pregunta observándome a través de sus gafas polarizadas.

Río ante su insistencia y la miro por unos segundos para seguir tirando de su mano mientras caminamos a paso apresurado por las calles de Cuba intentando llegar lo más pronto posible a Cayo Largo. Cuando llegamos y veo que no hay mucha gente, sonrío.

-Bienvenida a Cayo Largo, mi amor – le anuncio volteando para observa su rostro de sorpresa.

Noelia abre la boca, quita sus gafas del rostro y me mira para después lanzarse a mis brazos con una gran sonrisa en su rostro. Río mientras ella me besa reiteradas veces el mentón y le pega algún que otro mordisco.

-Gracias, gracias y gracias. ¡Eres el mejor!

Río y entrelazo nuestras manos.

-¿Vamos a tomar el sol?

Noelia me observa a través de sus ojos verdes y asiente para después los dos caminar y tumbarnos en nuestras toallas por encima de la blanca arena del lugar. Puedo ver, a través de mis gafas, como mi novia se quita su camiseta y deja a la vista su vientre y la parte de arriba de su bikini, que le queda perfectamente con sus pechos.

-¿Te gusta? – pregunta dando una vuelta sobre sí misma.

  Al yo estar apoyado sobre mis hombros, sonrío y no me pierdo lugar alguno de su cuerpo cuando ella da la vuelta, embobándome por completo. Me incorporo y camino decido hacia ella, rodeo su cintura con mis brazos y la beso con seguridad.  

-¿Y esto? – pregunta ella extrañada cuando nos separamos.

-Me apetecía – confieso con una sonrisa, quito mis gafas y le guiño un ojo.- Anda, vete a bañar y luego voy yo.

Noelia asiente, se deshace de su pantalón y me guiña el ojo pícaramente.

-¿No vienes?

-No, prefiero quedar para guardar la ropa.

[...]

Acabamos de comer y observo como Noelia recoge su pelo en una coleta improvisada, dejándose así algún que otro mechón de pelo suelto y causa que ría.

-¿Qué? – pregunta extrañada.- Ya sé que soy guapa, pero no me mires así.

Río y la rodeo entre mis brazos para sentarla encima de mi regazo.

-Deja de ser tan engreída y péinate sin dejarte mechones sueltos.

Noelia ríe, cosa que provoca la aceleración de mi pulso y que una serie de nervios se instalen en mi estómago. Me reprocho el haber sentido aquellas cosas como un adolescente, pero dejo de hacerlo cuando la chica se gira y, a contraluz del sol, sus ojos me miran fijamente incitándome a que sonría enseñándole mis dientes imperfectos.

Mis ojos verdes la observan, escaneando su rostro y quedándome con cada rasgo suyo para que, si en un futuro no estamos juntos, recordarla a la perfección. Noelia se gira de manera que estamos cara a cara y sus brazos me rodean el cuello, pero no nos acercamos para besarnos, sino para seguir mirándonos mejor y sin la incomodidad que supone que ella gire su cuello.

-Te amo – confieso sin haberme planteado decírselo.- Te estoy amando, Noelia, y me da igual si es demasiado pronto para decírtelo.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora