Me giro para ver su rostro a centímetros del mío, retrocede un poco pero sus ojos azules no cesan de observarme ansiando saber la respuesta de la pregunta que me ha formulado. Ruedo los ojos mientras cruzamos el paso de cebra y acabo negando con la cabeza.
-No hay nada, Adolf.
Él se encoge de hombros.
-Si a mí me da igual - suelta con una sonrisa.- Lo que importa es tu novio.
-No estoy haciendo nada fuera de contexto - aseguro cruzándome de brazos. "¿Ahora no puedo hablar con un hombre sin que se malpiensen?" - Es un chico que acabo de conocer y hablamos; no hay nada de malo.
-Bueno, tranquila - me dice posando la palma de su mano sobre uno de mis hombros.- Sólo lo decía.
Sonrío dándole a ver que no estoy molesta.
-Tranquilo.
[...]
-¿Te has ido de fiesta? – me pregunta Rafa, observo su imagen en mi portátil mientras me quito los tacones y asiento.- ¿Ha ligado mi preciosa novia?
Sonrío y, a su vez, ruedo los ojos ante su pregunta.
-Sabes que no, amor.
Él me sonríe y yo muevo el portátil de modo que me pueda quitar el vestido sin que Rafa lo vea.
-¿Te estás cambiando?
-Sí.
-¡Pero qué manía de no dejarme verte! – exclama con un tonto gracioso y bromista.
Río bajo y, cuando llevo el pijama puesto, me siento frente el portátil y agito mi mano.
-Ya me has visto bastantes veces, Rafa.
-Lo sé – afirma asintiendo con su cabeza. Tras eso, nos quedamos unos segundos observando la pantalla sin articular palabra alguna.- Te añoro, Noelia.
Sonrío tristemente y asiento.
-Yo también, amor.
***
Su imagen aparece en mi portátil, sonrío y él me devuelve el mismo gesto. Mis ojos verdes viajan a su pecho desnudo y, sin preámbulo alguno, mordisqueo mi labio inferior ante su atenta mirada.
-¿Algo que le guste, señorita?
Pongo de nuevo mi atención en él y sonrío vergonzosa, bajo la mirada por unos segundos para después posarla de nuevo en Rafa.
-Puede – contesto con una media sonrisa.
Él ríe y pasa su mano izquierda por su pelo negro ondulado y largo.
-¿Qué tal el trabajo, amor?
Rafa empieza a hablarme sobre todo lo que ha estado haciendo estos días en los que no hemos hablado, mientras, no dejo de encontrarme absorta en cómo sus ojos verdes se encienden a causa de la alegría que le causa trabajar en aquello; sonrío cuando sus imperfectos dientes aparecen y siento la añoranza del tacto de sus labios sobre mi cuerpo.
-¿Y a ti como te va, universitaria?
Sonrío ante el nuevo mote y resoplo.
-Un poco duro, la verdad.
Él sonríe.
-Tú puedes con eso, Noelia – me anima con una gran sonrisa. Y, oh, que sonrisa.- Ya verás.
Asiento de acuerdo con él, recojo mi pelo en un moño deshecho y le miro con añoranza.
-Sé que puedo, pero ahora mismo estoy en otras cosas.
-¿En qué? – pregunta realmente intrigado frunciendo su ceño.
-En nosotros – contesto con sinceridad observando su imagen.- Te echo tanto de menos, Rafa, y solo ha pasado un mes y medio. No me quiero imaginar esto durante los próximos años.
-Es normal, Noelia, pero...
-Te echo mucho de menos – le interrumpo con mi vista nublada.- Echo de menos ver tu sonrisa frente a mí, tus labios sobre mi cuerpo y que me hagas el amor cada día, Rafa. Echo en falta todo.
Él no responde, simplemente pasa una mano por su corta barba pensativo con su vista en otro lado menos puesta en mí. Sus ojos, cuando por fin se posan en mí, me observan con tristeza y él suspira.
-Necesito que dejes de pensar en eso y te centres en tu futuro, Noelia. Estamos hablando de tu futuro, en el cual tal vez yo no esté en un tiempo.
-Pero...
"No, por favor, que no pase esto." Pienso a la vez que el pánico se instala en mi sistema.
-Quiero que pienses en ti; en tu futuro sin mí. Si todo eso implica que yo no esté, es mejor hacerlo pronto que no tarde.
-No, Rafa, por favor – suplico con voz ronca a causa del miedo.- No lo hagas, por favor.
Él no me mira, tan solo tiene su mirada puesta en el techo de su habitación. Sollozo llevando mis manos a mi rostro, dejando que mis lágrimas se deslicen y en la habitación solo se escuche eso.
-Noelia, joder, no quiero fastidiar tu futuro.
-¡No lo fastidias! – exclamo con fastidio, dejando que él me vea con el maquillaje corrido y roja por la impotencia.- ¡Tú mejoras mi futuro, Rafa! ¡Yo te quiero en él!
-Si eso implica que no prestes atención a tu carrera, paso.
Abro mis ojos de golpe y bañada de sudor en la cama de la habitación, doy una ojeada al lugar donde me encuentro y veo a Elena durmiendo plácidamente en su cama. Cojo el teléfono, que se encuentra en la mesilla, y compruebo la hora. Son las cuatro de la mañana.
Me pongo en pie con el miedo instalado en mi cuerpo, voy al baño y cuando estoy frente al espejo me inclino para mojar mi rostro; despejándome. Cuando he acabado, apoyo mis manos en ambas esquinas del lavabo y observo mi reflejo.
-No puedo con esto... - murmuro refiriéndome a mi relación con Rafa.- Tal vez lo que me dijo en el sueño lleve razón.
"¡¿Pero qué digo?!" Pienso. "Yo puedo con esto."
-¿Por qué me pasa esto, joder?
Resoplo desviando mi mirada hacia el fondo del lavabo y quedándome enfrascada en mis pensamientos durante unos instantes para después mirarme de nuevo en el espejo. El recuerdo constante de Rafa se hace pesado diariamente, causando que apenas preste atención en clase ya que me encuentro enfrascada recordando sus ojos verdes y cómo suena su risa.
Vuelvo a la cama dispuesta a dormir pero noto un vacío en mi pecho, causando que el miedo se instale en mí de nuevo y la voz de mi novio se repite una y otra vez en mi mente. Me adentro entre las sábanas, me remuevo incómoda entre ellas buscando la posición adecuada a la vez que la pesadilla que he tenido no para de repetirse en mi mente.
"¿Es el final de todo?" Pienso.
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Mi primer amor.
RomanceEl amor es aquel sentimiento tan odiado como amado. Yo, por mi parte, me encuentro en el punto medio sobre el cual no sé hacia donde ir; si odiarlo o amarlo. Cuando acabé con Yago, mi ex pareja, disfruté de mi soltería y aproveché al máximo mis estu...