Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Siento ruidos en la cocina. Ruidos en la cocina. Mierda. Pienso automáticamente. Eso significa que mi hermano ya está despierto. ¿Qué habrá pasado? Miro mi móvil, tal y como me esperaba, ayer olvidé poner la alarma. Me maldigo a mí misma mientras me desperezo y salgo de la cama. Hoy es el primer día de clase pero a excepción del año pasado éste lo afronto con más ganas, es el último que tengo que pasar en ese instituto ya que el año que viene, si todo va bien, empezaré la universidad.

Sin embargo no es por llegar tarde por lo que me preocupo, sino porque siempre procuro desayunar antes que mi hermano. Tacho en mi calendario el número 1 de Septiembre con un bolígrafo rojo y escojo algo rápido para ponerme. No sé cómo quedará, pero prefiero no comprobarlo mirándome al espejo. Me pongo mis mil y una pulseras en la muñeca izquierda y una goma del pelo en la derecha. Debo tener unos pelos de loca, así que me los recojo en una coleta rápida y voy hacia la cocina. Nathan está acabando de desayunar.

-Buenos días- me dice mientras me dirijo hacia la despensa y cojo mí caja de cereales. No respondo.- Mamá llamará ésta tarde así que deberías estar en casa. - Sigo sin responder. Nathan se mudó de Irlanda a Birmingham para venir a la universidad y un año más tarde, yo decidí venirme con él y cortar con la vida que llevaba en Irlanda. No sé si fue una de las peores decisiones que he tomado, porque mi vida sigue siendo un absoluto desastre. Nathan y yo no nos llevamos mal pero tampoco genial, nos toleramos y él se preocupa por mí. - Eh Gi, que te estoy hablando- insiste impaciente.

- Vale. - Respondo. Deja escapar un suspiro malhumorado, deja su taza en el fregadero y sale de la cocina. Justo lo que quería.

Vuelvo a meter los cereales en la despensa, lleno mi taza de agua rápidamente y la dejo en el fregadero simulando que ya he desayunado. Bebo un vaso de agua y salgo de la cocina.

El apartamento que compartimos mi hermano y yo es pequeño y está a las afueras de Birmingham, ya que los del centro se iban del presupuesto. Tan solo tiene dos habitaciones, un baño, una pequeña sala de estar y la cocina. Suficiente. Nathan va a la universidad por las mañanas y por las tardes trabaja en un pequeño bar, yo en cambio me dedico a ir al instituto por las mañanas y hacer lo que me da la gana por las tardes. Creo que soy algo injusta así que como ya decidí hace tiempo, el año que viene me pondré a trabajar para ayudar a mi hermano a pagarlo todo.

Bajo a la parada del autobús con la mochila colgada al hombro y veo que éste aparece por la esquina. Por los pelos. Corro un poco para llegar a la parada y entro en él deseando que haya asientos libres. Encuentro uno junto a la ventana.

Después de un largo camino escuchando música llego al instituto. Mientras camino por el pasillo hasta llegar al aula que me toca escucho a la gente de mi curso saludándome. La chica de pelo rubio brillante, el chico del gorro, hasta el rarito con gafas. "Hey, hola Gi", "¿Qué tal el verano Gi?" o "Hola Gi, te veo cambiada" me limito a sonreír dulcemente o pasar directamente de ellos caminando y mirando al frente. ¿Qué les pasa? Siguen igual que el año pasado. No entiendo porque siguen intentando congeniar conmigo si saben que soy la tía más borde del universo, ¿por qué iba a cambiar eso en un verano? Todos me tratan dulcemente mientras que yo me limito a odiarles a todos, pero parece que no se dan cuenta. Solo se fijan en el exterior y en mi pinta de niña adorable, no se han parado a mirar mi interior y mi odio hacia todo el mundo.

Solo hay una persona con la que me siento bien, o algo así, Andy. Allí está, sentada en el suelo frente a la puerta, con el móvil entre sus finos dedos y tecleando a toda velocidad. Me siento a su lado, nos miramos y empezamos a reírnos.

-Te he estado observando mientras venías hacia aquí, veo que sigues gustándole a medio curso y tú sigues igual de borde con ellos. Debes tener algo especial. - Tiene razón, podría juntarme con la gente más popular del instituto pero sin embargo prefiero estar con ella. La melena de pelo negro y liso le cae como una pantalla hasta la cintura y sigue llevando su ropa negra como de costumbre.

No le digo nada y ella sigue tecleando en su móvil. Habla con su novio, Alec. Si el día tiene veinticuatro horas, doce se las pasa hablando con él por móvil y las otras doce junto a él.

Funcionamos así, ella va a su bola y yo a la mía, sin promesas de amistad y cada una con su vida. Eso es lo que me gusta, nos dejamos espacio entre nosotras y las dos nos entendemos con tan solo una mirada. Sé sus problemas y también sé que ella se huele algo de los míos, pero no hablamos de ello, normalmente no solemos hablar de nada.

Hoy tan solo venimos al instituto para la presentación de las clases, la repartición de taquillas y para recoger el horario, después podemos volver a casa. Suena la alarma y entramos a clase. Andy está a mi lado en primera fila, sigue tecleando pero ahora a escondidas bajo la mesa. Cuando ya llevamos media clase de explicación sobre éste curso, la puerta se abre. Entra un chico de pelo rizado con una mochila hecha polvo. Todos levantamos la vista en dirección a él. Hasta consigue despegar a Andy de su móvil y despertar a Greg (creo que se llama así) de su larga siesta. Silencio.

-Erm... hola, soy Adam... esto, soy nuevo. He perdido el autobús...- Parece confuso, se pasa la mano por el pelo rizado y hace una mueca.

- ¿Cómo dices que te llamas, cielo? - Dice nuestra regordeta profesora embutida en un vestido rosa chillón.

-Adam, Adam Brown - La profesora Green revisa la lista y deja sentarse al chico, que se va al fondo. Demasiado típico.

Cuando acaba la explicación, nos reparten los horarios y la profesora pasa a dar las taquillas. - A ver chicos, este año hay un pequeño cambio. Debido a cosas que no deben importarles a los alumnos - levanta las cejas- este año se han quitado taquillas, por lo que debéis compartirlas. - la clase estalla entre quejas. Genial, con lo sociable que soy me encantará la idea de compartir taquilla. - ¡Calma, calma! No podemos hacer nada, esto va así. El reparto irá por orden alfabético de apellidos, ¿sí?

La profesora empieza a dar las taquillas. Entonces empiezo a pensar. Por orden alfabético de apellidos. Avery. A. Seré de las últimas de la A y de las primeras junto con la B. Justo cuando pienso eso escucho una voz chillona que dice 'Avery Giorgia y Brown Adam, taquilla 115'.


Thin skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora