Capítulo 41.

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La habitación se va haciendo más nítida conforme mis sentidos se van despertando. Me pesan los párpados a pesar de haber dormido lo suficiente esta noche. La luz se cuela en mi pequeña habitación por una fina rendija de la ventana, que por lo que puedo comprobar, ayer por la noche no cerré bien. Dejo escapar un bostezo que me tapa los oídos por momentos y hace que mis ojos se agüen. Me los froto con fuerza y aparto las sábanas de mí cuerpo, cuando mis pies descalzos tocan el suelo un escalofrío me recorre el cuerpo. Camino hasta abrir la cortina al completo y al mirar por la ventana me sorprendo al ver que la calle está totalmente blanca, tapada por una capa de nieve considerable. Aun y con nieve, se puede apreciar que el sol brilla con fuerza. Hay pocos días como estos y es todo un lujo poder vivir uno cada invierno. Una sonrisa se forma en mi rostro y sé que hoy he empezado el día de buen humor, aunque últimamente eso no es noticia. Miro mi cama desecha con recelo y me recorre un impulso de tirarme encima de ella en plancha pero me controlo. Me pongo unos calcetines de lana calentitos, paso una fina chaqueta por encima de mí y salgo de la habitación arrastrando los pies por el pasillo.

Al mirar mi reloj de pulsera compruebo que es casi medio día y en casa reina un silencio espectral. Ni siquiera me da tiempo a extrañarme de ello pues pronto descubro el porqué de éste silencio. Al llegar a la sala me encuentro un panorama ridículo: cuatro figuras masculinas tiradas por toda la estancia en posiciones realmente incómodas. Paro mi marcha en seco y observo a Lucas tirado en el sofá con medio cuerpo fuera de éste, con la cabeza colgando y la boca abierta como un pez muerto. Dejo escapar una carcajada y me tapo la boca con la mano.

¿Qué cojones...? - murmuro mientras sigo observando la sala de estar de mi apartamento.

Sin embargo Lucas no es que tiene la pose más ridícula. Nathan yace en el suelo totalmente boca abajo, no sé cómo no se le ha aplastado la nariz, cuando despierte le dolerá. Por otro lado está Louis, que está sentado en el lado opuesto del sofá que Lucas. Tiene la cabeza y los hombros en el asiento y las piernas en el respaldo, todo un cuadro vamos. Y por último tenemos a Zack que está encima de la mesa completamente estirado ¿Cómo han conseguido dormirse en estas posiciones? Unas cuantas botellas de Vodka tiradas por el suelo acaban de adornar el panorama.

Vuelvo a dejar escapar una carcajada sin poder evitarlo pero ellos ni se inmutan. Me acerco a Lucas todavía arrastrando los pies por la casa y le cubro la cara con ambas manos.

-Lucas - murmuro mientras le sacudo la cara de un lado a otro. Al ver que no consigo que se despierte paso al plan B y empiezo a pegarle con la palma de mi mano - Lucas - insisto y hace una mueca. Reprimiendo otra carcajada le vuelvo a llamar y finalmente consigo que abra un ojo.

-Hhmmh - intenta decir.

- No te entiendo.

-Aboada be tusta - me repite.

-Claro que sí. - le digo dándome la vuelta. Es inútil.

Con menos miramientos me acerco hasta mi hermano y le sacudo el cuerpo con fuerza. Le pongo boca arriba y veo un hilo de sangre seca en su nariz. Abro la boca de par en par y empiezo a reír sin querer.

-Nathan - le digo controlando la risa y aun sacudiendo su cuerpo. - Nathan.

-¿Qué quieres? - me dice alargando las palabras y con los ojos cerrados. Al menos a él le entiendo.

- Despierta a tus amigos me dificultáis el paso por la sala de estar. - le digo divertida. Salgo de la habitación y escucho a Nathan mascullar confuso. No me ha hecho falta mucho para comprender que tienen la resaca peor vista de la historia así que voy a la cocina y preparo cuatro tazones llenos de leche caliente. A mí me preparo un té y en una bandeja lo llevo todo hasta la sala de estar. Para mi alivio Nathan ya les ha despertado a todos y están sentados con cara de perros muertos en el sofá.

Thin skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora