Capítulo 48.

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La madera cruje bajo mis pies. El familiar olor de mi casa, la casa en la que crecí, me invade juntamente con el fuerte sentimiento de nostalgia. Todo parece más grande de lo que recordaba. Frente a mí se disponen las escaleras para llegar al segundo piso, donde se encuentran las habitaciones, y tengo que reconocer que volver a ver mi habitación me da cierto pánico.

-Qué Georgia, ¿subes de una vez? Soy yo el que va cargado de maletas - oigo la voz de mi padre que ya ha llegado arriba. Cojo aire convenciéndome a mí misma de que soy fuerte y subo, tuerzo a la izquierda y me topo con mi habitación, mi padre ya ha dejado mi maleta dentro y está con Nathan.

Todo está como siempre, no han tocado nada. Mi cama al fondo, junto a la ventana, a la izquierda mi estudio y mi armario y finalmente a la derecha se encuentra un espejo de cuerpo entero y mi baúl, donde guardo gran parte de mi historia. Mis padres saben que ese baúl es intocable, y aunque mi habitación parece estar como siempre, no me fío de qué no lo hayan tocado.

-¡Bajad! - la voz chillona de mi madre me sobresalta desde la planta baja. Revisaré mi baúl más tarde.

-Votaciones para la cena de hoy - empezó a decir mi madre pero a penas presté atención al resto de la frase. El móvil me había vibrado, había recibido un mensaje de Adam. Una sonrisa se forma en mi rostro.

"¿Ya estás en casa? Espero que todo haya ido bien, hablamos esta noche. Te quiero xx"

-Es que se ha echado novio - oigo decir a Nathan. Levanto la mirada y veo como los ojos de mi madre se agrandan. Por otro lado prefiero no mirar la cara de mi padre, maldito hermano.

-Chivato - le digo a Nathan con cierta indignación.

- Y el otro día se fue de hotel a Londres. - sigue diciendo mi querido hermano.

- ¿Novio? ¿Londres? - Dice mi madre - Ven hija, tienes que explicarme muchas cosas. - dice seguidamente intentando cogerme del brazo. Miro con cara de asesina a Nathan mientras soy arrastrada por mi madre hasta el sofá.

Después de la charla con mi madre (en la que me he abstenido los detalles de mi relación con Adam) y la cena, me doy una magnifica ducha donde mi estómago queda vacío. Seguidamente me encierro en mi habitación y me siento en la cama mirando con recelo mi baúl. Noto a mis padres en la planta baja junto a Nathan, no hay peligro. Me abalanzo sobre él y lo abro de par en par. Bajo las libretas y las sudaderas negras encuentro mi diario, mi toalla, mis cuchillas y las pastillas. Respiro aliviada, parece que todo sigue normal.

Paso la mano por el diario y con cierta intimidación lo abro por la mitad, cierro el baúl y empiezo a leer. Sin darme cuenta camino hasta la cama y me estiro en ella sin dejar de leer.

-¿Se puede? - escucho decir a Nathan después de pegar dos toques en el marco de la puerta. Cierro el diario inmediatamente y lo escondo bajo la almohada.

-Sí - Nathan entra y se sienta a mi lado. - ¿Te ha molestado que les expliqué lo de Adam?

-Pues sí... - en parte sé que en algún momento se lo tendría que explicar pero quería hacerlo por mí misma. - A veces te comportas como un crío de once años ¿sabes?

- No te pases. Pero tienes razón, lo siento, debería haberme callado.

-No importa. - en realidad sí que importa pero quiero que se vaya de aquí para poder seguir leyendo. Nathan parece darse cuenta, asiente y se levanta de la cama

- Buenas noches. - me dice.

-Buenas noches. - respondo. En cuanto la puerta se cierra saco el diario de entre la almohada y vuelvo a leer.

No sé exactamente cuánto tiempo me tiro leyendo pero cuando me doy cuenta la casa está totalmente en silencio y a oscuras. La luna brilla en la entrada noche y sé que es tarde. He reconocido algunas de las situaciones mientras que de otras a penas me acordaba. He revivido sentimientos enterrados durante estos meses y realmente no sé cómo me siento, solo me apetece llorar. Me abrazo a la almohada, realmente he vivido malas situaciones y me hace mucho más daño recordarlas. Adam me ha hecho olvidarlas durante este tiempo. Adam... mierda, he olvidado hablar con él esta noche. Ya es demasiado tarde, mañana lo llamaré.

El olor a tortitas recién hechas, tostadas y mantequilla me despierta. Se me hace la boca agua. Bajo a la cocina y mi madre me recibe con una sonrisa.

-Buenos días bella durmiente. - sonríe.

-¿Qué hora es? - pregunto confusa.

- Las once y media, ¡estabas cansada eh! Tu hermano y tu padre ya han desayunado, están acabando de colocar las luces del tejado - me explica mientras seca un plato con un trapo - Va, va, come algo que me tienes que ayudar con la compra para la cena de esta noche.

Sonrío lo más natural que puedo y pincho una tortita, mi madre me sirve un vaso de leche. Me da en la nariz que estos cuatro días me voy a poner como una autentica foca.

Como el pueblo es realmente pequeño vamos al supermercado a pie. Antes de salir de casa he llamado a Adam pero comunicaba, lo llamaré más tarde. Mi madre habla durante todo el camino pero a penas la escucho, mis cinco sentidos están puestos en no encontrarme a Brad por aquí. Una vez dentro cogemos un carrito que se va llenando poco a poco.

-Georgia, cariño, puedes acercarte al pasillo del pan, nos hemos dejado el rústico - me sobresalta mi madre.

-Eh... claro, voy.

No recuerdo donde esta ese pasillo así que divago por el supermercado un buen rato.

-¿Gi? - escucho una voz femenina bastante familiar. Me giro y me encuentro con Ally con los ojos bien abiertos, la chica a la que estuve llamando mejor amiga mucho tiempo. Veo como tiene el impulso de darme un abrazo pero lo controla.- ¿Co-cómo estás?

-Bien... - asiento con la cabeza.

- Me alegro - ahora asiente ella - de verdad.

- Eh... ¿sabes dónde está el pasillo del pan? - Ally me señala a la izquierda, asiento.

-Gracias. - le digo mientras me alejo de ella lentamente. Parece que está en shock, como si hubiese visto a un fantasma. En parte sí, porque yo estaba muerta para la gente de este lugar. Localizo el pan rústico y vuelvo con mi madre.

- ¿Estás bien, cielo? - me pregunta.

-Ajá. - respondo depositando el pan en el carro.

Todo el camino de vuelta es igual al de ida, mi madre hablando mientras yo la ignoro, la única diferencia es que ahora vamos cargadas con bolsas y que ya no me preocupa Brad, porque Ally se ha metido en mis pensamientos. ¿Cómo es posible que alguien a quién conocías tanto se haya convertido en una extraña? Gran parte fue su culpa, posicionarse del bando de Brad en vez del mío fue un golpe bajo que no le perdonaré nunca. Ya veo mi casa a un par de manzanas cuando el móvil me vibra en el bolsillo pero no puedo mirarlo, debe ser Adam.

En cuanto llego a casa dejo las bolsas en la encimera y me echo la mano al bolsillo impaciente, pero me encuentro con un mensaje de la última persona de la que me lo esperaría. No es Adam, es Brad, y dice:

"Me han dicho que has vuelto, quiero verte"

El pánico se apodera de mí.


Thin skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora