A la mañana siguiente Diana aparece a primera hora para hacerme un análisis de sangre.
- ¿Te cuento un secreto? - me dice ella, asiento divertida - si todo sale bien podrás irte hoy a casa. Pero sht, no digas que te he dicho nada.
Adoro a esta chica. Mi sonrisa se amplía hasta mis orejas. Después de eso me traen el desayuno. Zumo, galletas, una manzana y las mismas pastillas. Me lo como básicamente porque me vigilan y quiero irme.
Todavía no ha llegado nadie, les dije que fueran a descansar esa noche. Adam estará en su casa. Nathan estará durmiendo en mi cama y mamá y papá estarán durmiendo en... oh. Probablemente en la cama de Lucas y en la de Nathan. Se habrán enterado de que mi hermano y yo hemos estado compartiendo piso. Pienso en Nathan y en qué le habrán dicho, todo se nos ha venido encima en cuestión de un día. Y es solo mi culpa.
También pienso en Lucas y en lo mucho que me ha fallado. ¿Cómo voy a confiar en la gente si me pasan estas cosas? Ojalá pudiera saber identificar cuándo me utilizan y cuándo me aprecian de verdad. Joder Lucas. Eras un gran amigo... o eso creía.
La puerta de mi habitación se abre y aparece un doctor que no había visto antes. Lleva gafas con montura metálica y la bata blanca le llega hasta las rodillas. Es parcialmente calvo. Me acomodo en la cama.
-Buenos días Georgia. - me saluda - ¿Cómo te encuentras?
-Bien - respondo tranquila.
-Me alegro - sonríe amablemente - Me presento, soy Bíel, uno de los psicólogos de este centro.
Mierda.
-Me gustaría hablar contigo sobre tu situación para poder hacerte un diagnóstico y poder ayudarte. - prosigue. - Te explicaremos qué te pasa y lo comprenderás todo mucho mejor.
Pienso en Adam, en mis padres, en mi hermano.
-Vale.
Abandonamos mi habitación y me llevan a otra consulta. Me siento muy incómoda andando por los pasillos con esta bata que puede abrirse y dejarme en pelotas en cualquier momento. Cuando llegamos veo una sala blanca, un escritorio con un ordenador y muchos papeles en él. Dos sillas y una camilla.
-Siéntate o túmbate, como prefieras. - lo he visto en las películas. Es donde los locos se tumban y empiezan a hablar de su vida. Yo no estoy loca y no quiero sentirme como tal, así que me siento en la silla. El doctor se sienta en la suya, detrás del escritorio. - Dime tu nombre completo.
Me sigue preguntando datos personales y teclea con velocidad. Me pesa y mide y entonces pasamos a la cháchara.
-Bien Georgia, explícame qué te pasa. - ¿cómo que qué me pasa? Lo sabe perfectamente.
-Tengo problemas con la comida. - respondo y cuando lo digo todo se hace más real, como si el problema que tengo ahora fuese de verdad y antes solo fueran tonterías mías. Intenta indagar más en mi historia. Me pregunta cómo llegué a eso y le explico lo de Brad, después le hablo de mi mudanza a Birmingham, mis problemas alimenticios durante dos años, cuando conocí a Adam, mis mejoras y finalmente los últimos sucesos. Me abstengo de hablar de Lucas. Él pregunta yo respondo y él teclea. Esa es la dinámica. Me pregunta por los amigos, la relación con mi familia y por problemas que haya experimentado.
- ¿Has notado la falta de energía en tu cuerpo? - me pregunta el doctor.
-Bueno... Se me cae el pelo, las uñas se me rompen - intento recordar y enumerar todo lo que se me pasa por la cabeza. -, me desmayo a veces, no me viene la regla...
-Eh, para aquí. ¿No te viene la menstruación? ¿Desde cuándo? - me asusto por su tono de preocupación.
-Un año, creo - digo temblorosa.

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Thin skin
Teen FictionCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...