Capítulo 35.

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¿Qué pasará hoy cuando nos veamos por el instituto? ¿Se comportará diferente conmigo? Ese es el misterio del día. Amor en el instituto no es mi plato favorito, la verdad, prefiero no encontrármelo hoy. Espera, ¿he dicho amor? Camino entre el frío hasta el instituto, he perdido el autobús. Esta noche dormido plácidamente y mi cuerpo sentía la necesidad de recuperar el sueño perdido, es por eso por lo que se me habrán pegado las sábanas y no he podido llegar a coger el autobús. El año pasado me pasaba continuamente, acabé decidida a ir caminando todos los días porque era imposible despertarme a la hora.

Voy a paso ligero, si no me doy prisa llegaré tarde. Los edificios de la ciudad me rodean y me mezclo entre los nerviosos empresarios que van a tomar su café matutino. Cruzo la calle principal rápidamente cuando siento un rugido familiar. El rugido de un motor. No puede ser, pienso mientras me río y niego con la cabeza mirando al suelo.

-Pst. - siento detrás de mí e inmediatamente me giro para encontrarme con él. Sonrío y frena cuando llega a mi altura. Pensaba que el momento de nuestro reencuentro sería más tarde y rodeados de gente en un pasillo. Se baja de la moto y saca del compartimento el casco blanco que guardamos la última vez - Vas a llegar tarde.

Me lo pasa y le sonrío. No estoy segura pero sé que acabaré ahí subida de todas maneras. Me abstengo de preguntas y me subo detrás de él, sin privarme del beneficio de pegar mi cuerpo al suyo y rodear sin miedo su cadera con mis finos brazos.

Llegamos puntuales, algo que no habría conseguido si hubiera seguido a pie. Los grupitos de adolescentes habituales se acumulan en la puerta del instituto; los populares al fondo, donde irá Adam al bajarnos de la moto. No parece avergonzado por llevarme detrás pero sinceramente, yo preferiría estar en otra parte. No tengo ganas de ser el objeto de rumores y cuchicheos del instituto entero por una semana, o quién sabe cuánto tiempo más. Me gusta pasar desapercibida, no que hablen de mí en cada esquina. Desgraciadamente mis deseos de pasar desapercibida no se hacen realidad porque, en cuanto me quito el casco para dejarlo de nuevo en el compartimento, noto cientos de miradas clavadas en mi nuca.

-¿Te importa? - me pregunta Adam refiriéndose a la gente, le miro a los ojos y me encojo de hombros.

-¿Te importa a ti? - le digo. Necesito saber si él está incómodo pero niega con la cabeza. Sonrío. - Pues entonces a mí tampoco.

Me devuelve la sonrisa y me coge de la mano delicadamente entrelazando nuestros dedos. No, no, no, no Adam, no me cojas de la mano. Caminamos hasta la entrada del instituto. Me gustaría ver la cara de esa chica, Loreth, la cara de Andy y la mía ahora mismo. Vamos hasta la taquilla y cada uno cogemos nuestros respectivos libros.

-Te veré luego. - me dice y me da un ligero beso en la mejilla, cosa que le agradezco. Me he dado cuenta que siempre sabe cómo actuar en cada situación y sabe perfectamente que un beso en los labios no es la mejor opción para mí ahora. Cierro la taquilla y me voy a clase. No me gusta ir caminando por los pasillos y que la gente me mire de esta manera, pero puedo soportarlo si sé que Adam no se avergüenza. A diferencia de mí.

Hoy no tenemos clases juntos y eso facilita las cosas, Andy se ha mostrado muy habladora hoy y me ha hecho millones de preguntas, a las que he respondido roja como un tomate. Es raro, pero creo que Andy y yo empezamos a ser unas amigas normales, de esas que se cuentan las cosas y que hablan de chicos. Supongo que empezamos a tener ¿confianza? Sí, puede ser. A la hora del recreo Adam se va con sus amigos y yo me quedo con mi querida amiga morena. Andy dice que le parece increíble que haya acabado con él pero que se me ve animada, que hoy no he echado miradas de odio a todo el mundo.

-En realidad no sé si "estoy con él". No sé lo que es esto. - le confieso.

El día pasa extremadamente lento pero al fin acaban las clases y recojo todo mi material para salir volando de clase. A la salida me encuentro con él en la puerta, el sol hace brillar su pelo. Me saluda con la mano y yo hago un tímido gesto con la mía.

Thin skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora