No está todo perdido, tengo que actuar. Ya. Nathan no puede enterarse de esto, así que me obligo a ponerme en marcha. En una milésima de segundo cojo papel y me limpio las manos y la cara. Lucas sigue petrificado en la puerta. Le cojo del brazo y tiro de él hacia dentro cerrando la puerta detrás. No sé exactamente lo que estoy haciendo ni lo que haré pero voy a salvar mí propio pellejo.
Una vez los dos dentro del baño, cojo a Lucas por los hombros y lo estampo contra la pared. Tan solo estoy a dos centímetros de él y le llego un poco por encima de los hombros. Mis ojos siguen empañados por las lágrimas retenidas y sigo con el nudo en la garganta. Lucas sigue con su cara sorprendida aunque ya no parece estar en pánico.
-Tienes que prometerme que no dirás nada de lo que has visto. A nadie. Prométemelo Lucas. - digo firme, prácticamente obligándole.
- Gi, no puedo yo... Necesitas ayuda. - me dice él intentando que le comprenda. Pero yo no necesito ayuda.
- Lucas. - le presiono más contra la pared. - Si alguien se entera de esto me matarás. A mí y a todos los de mi alrededor. ¿Quieres cargar con esa culpabilidad?
- Yo... - yo aprieto los labios y contengo la respiración, estoy al borde de las lágrimas, pero no puedo llorar. - No diré nada.
- Promételo. - digo seria.
- Gi no puedo dejar pasar esto. No puedo dejar que te mates poco a poco, quizá podría ayudarte, no... no sé. - ¿Quiere ayudarme? Nadie puede hacerlo. Toda expresión de sorpresa o miedo en su cara ha desaparecido. No quiero que me ayude, no quiero explicarle nada, pero es eso o Nathan se enterará. Y que mi hermano se entere supone que toda mi familia lo sepa y tenga que volver a Irlanda entre psicólogos y médicos.
- No puedes ayudarme, pero inténtalo si quieres. Ahora promete que no dirás nada. - digo.
-Lo prometo. Le diré a tu hermano que no te encuentras bien y que estarás en tu habitación. - dice él.
En cuanto pronuncia esas palabras dejo de apretar su espalda contra la pared y tiro de la cadena del váter haciendo que la cena desaparezca. Cruzamos una última mirada y salgo corriendo del baño hasta mi habitación. Cierro la puerta y me tiro en la cama abrazando mi almohada, las lágrimas la inundan. No puedo parar de llorar y por mi cabeza pasan millones de cosas. No puedo creer que todo esto esté pasando. No es real y rezo para que sea una de mis pesadillas.
No sé cuánto tiempo ha pasado, si minutos, horas o días. Solo sé que no he podido parar de llorar, he estado a punto de arruinarlo todo. La culpa, la decepción, el odio hacia mí misma crecen en mi interior. Ahora las voces no callan dentro de mí y no puedo parar de torturarme a la vez que mis lágrimas caen. Voy caminando arriba y abajo de la habitación, paso mis dedos entre el pelo y me dejo caer de rodillas en el suelo entre sollozos silenciosos.
Sé que no podré soportar todo este dolor emocional mucho más así que tomo una decisión. Me levanto y busco entre el cajón de los calcetines. De allí saco una pequeña toalla y vuelvo a la cama, la desenvuelvo y dentro encuentro tres pequeñas cuchillas. Me prometí a mí misma no volver a hacerlo pero prefiero el dolor físico antes que el emocional. Sostengo la cuchilla en mis dedos y la paso con fuerza por mi muñeca izquierda. Un dolor agudo e insoportable cruza mi piel. Noto como la cuchilla rebana mi muñeca como a un trozo de carne muerta y a los pocos segundos la sangre empieza a caer por mi brazo. Cojo la pequeña toalla y la presiono contra el corte. Las lágrimas han cesado y tengo necesidad de volver a hacer un corte más, pero me digo a mi misma que ya es suficiente. He aprendido a controlarme, al menos mínimamente. De nuevo mis pulseras van a tener que hacer otra función aparte de decorar.

ESTÁS LEYENDO
Thin skin
Fiksi RemajaCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...