Creo que pasan horas cuando decido levantarme del frío asfalto para subir a casa y meterme en la cama a dormir. Olvidarme de todo lo que me rodea. Subo las escaleras con la cabeza gacha mientras noto las cálidas lágrimas en mi piel precipitarse a la deriva, abandonando mi cara. Cuando llego a casa Nathan está en la cocina.
-No hay nada en la nevera, voy a M&S a por dos bocadillos, mañana haremos la compr... ¿Qué te pasa? - pregunta cuando abandona la cocina y me ve. Sunday's es un restaurante de bocadillos que está a unos cinco minutos de casa.
Ya no me preocupa que Nathan me vea llorando. Ya no me importa nada. Parece que lo comprende, hace ademán de tocarme la mejilla en modo de compasión pero reprime las ganas.
- ¿Prefieres que pida pizza a domicilio?
-No, está bien. Tráeme uno de atún. - le digo como puedo. No me lo voy a comer, pero me apetece que se vaya para estar sola.
- ¿Estás segura?- asiento - Vuelvo en unos minutos, ¿vale? - vuelvo a asentir. Se pone la cazadora y escucho la puerta cerrarse. Después de eso me tiro al suelo. Ni siquiera puedo sentir mi propio llanto.
Le he perdido, porque no soy capaz de curarme de la noche a la mañana. Aunque quisiera no podría. He perdido a la única persona que me estaba haciendo volver a ver que la vida vale la pena. He perdido a la persona con la que estaba recuperando la felicidad. He perdido esa sonrisa enmarcada por esos labios rosados. He perdido esos hoyuelos. Ese olor. He perdido su tacto y sus abrazos. He perdido su voz. Sus ojos verdes. He perdido su cariño, su amor. He perdido a Adam. Me pregunto si podré recuperarle.
Me maldigo a mí misma una y otra vez. ¿Cómo he podido ser tan imbécil? Repito mis propias palabras con burla en mi cabeza, ni siquiera debería haberlo pensado. Lloro de impotencia y me pellizco los cortes de las muñecas para hacerme daño, porque me lo merezco. Me merezco que me hagan todo el daño del mundo. Eres idiota, Gi.
Ni siquiera sé por qué he dicho ese "no lo sé" cuando realmente todo mi cuerpo decía "te escojo a ti, Adam Brown".
Me acuerdo de Lucas y de que no he hablado con él desde hace mucho. Necesito sus consejos, que alguien me escuche y poder excusar mis palabras hacia Adam ahí abajo. Por instinto camino hasta su habitación. Al lado derecho reposa la cama de mi hermano y al lado izquierdo la del moreno, las dos perfectamente hechas. Lucas llegaba de vacaciones más tarde que nosotros. Entre las dos camas hay una ventana y un escritorio con dos lamparillas. Me acerco al lado de mi hermano, todo está completamente ordenado y limpio. Al mirar en el lado de Lucas puedo ver lo opuestos que son, porque todo es un completo desastre. Pilas de papeles y libretas tapan la madera de la mesa.
Quizá si leo sus redacciones sienta que sus palabras flotan en la habitación. Uno de los papeles llama mi atención. Una foto del cuerpo humano por dentro está plasmada en la parte superior de él y hay escrito "cuerpo/zona interna" como título. No puedo evitar fijarme en el estómago y en lo grande que me parece. Dejo el papel en su sitio y sigo curioseando. Parece que me distrae, quizá calme el dolor.
Observo una especie de libreta que nunca antes le había visto a Lucas, tiene tapas viejas y hojas amarillentas y desgastadas. La abro por el principio y empiezo a leer.
«Psicología I» leo en la parte superior derecha de la hoja. Siempre me ha interesado la psicología, entender la mente de las personas, aunque no entienda ni siquiera la mía. Sigo leyendo.
«Parte 1 de la observación.
Sujeto: F/17»
Hay más cosas escritas en modo esquemático pero decido saltarme esa parte e ir al grano. No parece nada relevante.
«Primera semana:
Actitud perfeccionista, baja autoestima, depresión, mal humor, relaciones familiares deterioradas, abandono de toda relación personal, autolesiones, palidez, ojos hundidos, crujidos repetidos de articulaciones y huesos, conducta purgativa, preocupación por la comida...»
Algo dentro de mí se desata, parecen apuntes, apuntes sobre mí. Mis ojos viajan veloces por las hojas de la libreta.
«Cuarta semana:
Peso corporal bajo y perduración de los síntomas anteriores a la primera semana. Leve mejora. Cambio: posible relación amorosa. El sujeto muestra más afinidad y relaciones personales. Cambios en su aspecto: recuperación del color en la cara y la preocupación por la belleza no afina al cuerpo (maquillaje). »
Salto de línea.
«Distorsión, pensamientos obsesivos, abandono de amigos...»
«Estreñimiento, labios secos y agrietados... »
Sigo saltando líneas a toda velocidad hasta que solo veo palabras sueltas.
«Malestar»
«Desmayos»
«Insomnio»
«Fatiga»
«Frío continuo»
Lo último que hay escrito está subrayado:
«No hay noticias del sujeto: Vacaciones de Navidad. Prestar una atención especial al comportamiento a la vuelta y a la reanudación de la rutina»
Dejo caer la libreta al suelo. Las lágrimas corren por mis mejillas de nuevo. Me ha utilizado. Me ha utilizado para un trabajo de la universidad. No le dijo a mi hermano lo que me pasaba para poder aprovechar la situación. Me pedía que le explicara cosas para eso. Ahora todo encaja. Todo lo que hacía por mí, todo lo que le explicaba era para tomar apuntes sobre mi conducta y mi comportamiento. Solo le importaba lo que me pasaba para... un estúpido trabajo de la universidad.
¿Es esto real? Me dejo caer al suelo de nuevo.
Vuelvo a sentir dolor. Demasiado dolor. Adam vuelve a mi mente mezclado con Lucas y Brad. Solo quiero dormir y no despertarme en días, meses, años. Olvidarme de todo. Ya he tenido suficiente por hoy.
Estoy harta de llorar, de que todos prometan cosas y se queden en meras palabras. Estoy harta de sentirme mal, harta de tener una familia y amigos que me quieren pero no ser capaz de verlo. Harta de no diferenciar cuando me están utilizando. Harta de querer controlarlo todo pero no poder, de no saber ser positiva y de ver siempre todo lo negativo. Estoy harta de comer, de dormir, de leer, de pensar, de moverme, de respirar... Estoy harta de vivir. Si de veras tuviera el valor suficiente dimitiría de la vida, pero tengo muchas razones por las que no hacerlo. Ahora mismo, solo quiero dormir.
Sin ser realmente dueña de mis actos rebusco en mi mochila, aún en mi espalda, y encuentro las placas. A Adam no le parecería bien, pero eso ya no importa, porque ya no le tengo a mi lado.
Me trago una o dos. No lo sé.
En cinco minutos todo empieza: Al principio solo es un leve temblor en las manos, que aumenta. Después un ligero mareo. No me caigo porque ya estoy en el suelo, pero si estuviera de pie seguramente ya habría caído. Me duele la cabeza. Siento opresión en la garganta y el pecho. Más tarde me falta la respiración. Intento recuperarla estirándome en el suelo, porque estoy demasiado cansada como para buscarla de pie. Y simplemente pasa, me veo totalmente incapaz de pensar con claridad, hasta que no pienso.
Todo está oscuro y silencioso.
Adam me sonríe desde la lejanía, también mis padres y Nathan. Noto el perfume de mi abuela, la veo, también sonríe y me toca la rodilla. Mi abuelo aparece a la vez, me guiña un ojo. Ally sonríe al fondo de la escena y la frase "amigas para siempre" hace eco en mi cabeza. Todas las personas que quiero están aquí. Les rodea un halo de luz celestial. Quiero quedarme aquí para siempre. Se está bien. Sí. Me quiero quedar y no despertar.
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Thin skin
Novela JuvenilCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...