Cuando me cuelgo la mochila al hombro para salir por la puerta hacia la parada del autobús, veo sobre la mesa un montón de folios. Nathan estuvo haciéndolos anoche y como me dijo, los colgará por la universidad. Me inclino para verlos mejor y leo: 'Se busca compañero o compañera de piso para compartir entre tres personas. Apartamento amplio con dos habitaciones y un baño, para más información contactar con el número de tele...' Dejo de leer. - ¿Apartamento amplio? - digo en voz alta mientras me río.
-Cuando hablen conmigo y les encante mí acento y mi cara de ángel no les importará que les haya mentido en ese punto. - dice Nathan detrás de mí con el pelo mojado y completamente desnudo exceptuando una toalla que le cubre la cintura. Entra a la universidad después que yo y aún le queda una hora de descanso.
-¿Así que ya das por hecho que será una chica? Recuerda que escogeremos entre los dos y a mí me caen mejor los chicos. - le guiño un ojo y salgo por la puerta levantando una mano sobre la cabeza diciendo adiós. Parece que a ninguno de los dos nos apetece la idea de compartir habitación.
El día pasa rápido, solo he visto a Adam una vez, entrando a un aula acompañado de una chica con un casco azul que reconozco, esa debe ser Loreth. No me olvido de que le debo una y no paro de pensar en cómo saldar esa deuda. No me gusta tener asuntos pendientes con la gente.
-Eh, ¿soy yo o ayer te vi subida a la moto del guaperas? - dice una familiar voz detrás de mí mientras salimos al recreo. Andy me mira con una sonrisa y se la devuelvo, ya me ha entendido. Nos sentamos en el suelo apoyadas en el edificio de la biblioteca del instituto. Después de minutos de silencio decido romperlo con lo que me lleva dando vueltas en la cabeza toda la mañana.
- ¿Qué piensas de Adam, Andy? - evito el contacto visual arrepintiéndome de haber preguntado nada.
- Que huele bien. - me responde y las dos estallamos a carcajadas. Ha hecho un cumplido a alguien, ya me lo ha dicho todo y me ha aclarado las dudas. Esta chica me gusta, ahora recuerdo por qué decidí estar con ella.
Cuando el recreo y la clase de Historia concluyen decido pasarme por la nueva taquilla que nos facilitó el coordinador, la 125, bien alejada de las ventanas. Eso me recuerda que tengo que volver a traer las pesadas cajas. Al llegar arriba veo a Adam, ya ha acabado y está a punto de cerrar.
-¡No cierres! - chillo y me acerco deprisa.
-Hola - me sonríe y para mi sorpresa y la suya, sin poder evitarlo le sonrío también. - Ei, me has sonreído, ¡lo has hecho! Un pequeño paso para Gi y un gran paso para la humanidad. - ríe dejando ver sus hoyuelos. Se ha pasado. ¿Qué confianzas son esas?
- Acabas de estropearlo, no volveré a hacerlo. - me giro y abro mi mochila para descargar los libros.
- Ya... Adiós, Gi. - nuestros ojos se encuentran, sonríe y se va. Sigo descargando libros y abro mi agenda. Con la excesiva confianza que me acaba de mostrar se me han pasado las ganas de hacer lo que voy a hacer, pero la decisión está tomada y sigo debiéndole una, así que cojo el post-it amarillo que he hecho en clase de Historia y lo pego en la puerta de la taquilla. Escrito con delicada caligrafía pone mi nombre y mi número de móvil. Cierro la taquilla. Al final del día, cuando él vuelva a pasarse por aquí lo verá.
Me encuentro sentada sobre mi cama, con el portátil en mi regazo y una taza de té en la mano. Oigo la lluvia caer y en algún punto de la habitación oigo algo vibrar. Me levanto dejando el portátil a un lado y el té en la mesilla y me dirijo hasta mi móvil. Lo desbloqueo y veo que en la pantalla aparece el nombre 'Adam'. Noto un cosquilleo en mi estómago y me recorre un escalofrío. Abro el mensaje de texto y observo que pone 'Gracias'. Deuda saldada.

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Thin skin
JugendliteraturCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...