Nathan
Dejo las llaves en el mueble del recibidor con cuidado.
-No tenían bocadillos de atún así que los he comprado mixtos. - anuncio. El apartamento está totalmente en silencio. - ¿Gi?
Dejo los bocadillos en la cocina y decido ir hasta la habitación de Georgia dispuesto a que me explique por qué lloraba. De hoy no pasa, no la dejaré hasta que me explique qué está pasando en su vida. Esta vez me va a dejar ayudarla sí o sí, estoy harto de ser el hermano gilipollas que no se entera de nada. Suspiro y veo la luz de mi habitación encendida.
-Gi, ¿qué hac- la frase se me queda a medias cuando veo a mi hermana estirada en el suelo, al lado de una libreta, su mochila y... una placa de pastillas. - Dios mío.
Llego apresuradamente hasta ella y acerco mi oreja a su boca. No respira.
-Dios mío Georgia despierta. - sacudo su fino cuerpo. - Dios mío, ¿qué te pasa Gi? Si esto es una broma no tiene gracia, arriba. Gi... ¡Gi!
Los ojos se me llenan de lágrimas inevitablemente. Paso los dedos por mi cara, mi pelo, mis ojos. Saco el móvil de mi bolsillo trasero del pantalón y marco el número de emergencias como puedo, porque las manos me tiemblan demasiado. Voy arriba y abajo de la habitación. Intento respirar y hablar con claridad cuando una voz femenina me atiende.
Los siguientes minutos hasta que oigo la sirena de la ambulancia se me hacen eternos. Parece que pasan horas, días. No puedo dejar de respirar con dificultad mientras yazco sentado al lado del delicado cuerpo de mi hermana. Tiene la cara mojada de lágrimas. Deseo con todas mis fuerzas que despierte y que me mire con su peculiar pasividad, pero no ocurre. Solo me separo de ella para abrirles la puerta a los servicios de emergencias. Y se la llevan.
Muevo la pierna nervioso haciendo que los asientos de madera del hospital tiemblen y repiqueteen contra la pared. Estoy en el pasillo de cuidados intensivos. Aquí tan solo hay un hombre de barba y pelo canoso, de pie, con los brazos cruzados sobre su pecho y caminando de un lado a otro. También hay una muchacha que parece estar quedándose dormida en los asientos de al lado. Me pregunto por qué estarán aquí.
Veo una doctora de pelo corto y oscuro saliendo de la sala en la que está mi hermana. Me levanto del asiento de madera haciendo que éste cruja. Se acerca a mí con inexpresividad y temo lo que pueda decirme. ¿Y si no quiero escucharlo?
-Es el hermano de la chica, ¿verdad? - dice cuando me alcanza. Asiento. Se me hace raro que llamen a Gi "la chica". Lleva una tabla entre su brazo izquierdo, hay unas cuantas hojas en ella y las repasa con la mirada. Suspira y entonces me temo lo peor. - Se trata de una sobredosis de sedantes. ¿Sabe el medicamento que tomó?
¿Tomó? ¿Por qué habla en pasado? ¿Sobredosis? Asiento con la cabeza y me saco la placa de pastillas que he cogido del suelo. Tan solo quedan unas pocas. Se las paso a la doctora que mira el medicamento con concentración.
-Bien. - se lo guarda en el bolsillo de la blanca bata. ¿Por qué no me dice ya lo que me tenga que decir? - Sigue inconsciente, en estado de coma temporal. Le hemos subministrado unos medicamentos para que su organismo expulse los sedantes, en cuanto esto pase lo más posible es que despierte.
Un alivio recorre todo mi cuerpo.
-¿Tiene idea de por qué su hermana quiso quitase la vida con sedantes? - está mujer habla sin ningún tipo de pudor, directa, sin filtro. "Quitarse la vida". Trago saliva y miro al suelo mientras los ojos se me aguan.
-No. No lo sé. - lo único que sé es que ella se había ido hace mucho tiempo. Pensé que tan solo estaba madurando. No hay más ciego que el que no quiere ver y me odio por ello.
- ¿Dónde están sus padres o su tutor legal? - me pregunta. No había pensado en eso, dios.
- En Irlanda. - la doctora parece sorprendida pero disimula su expresión. Supongo que tantos años trabajando aquí, comunicando malas noticias, le han hecho inmune a las expresiones de la cara. Deja escapar aire por la nariz.
- Sería conveniente que pudieran venir. Cuando despierte deberíamos hacerle un análisis psiquiátrico a ella y a todo su entorno familiar. - asiento. Ahora parece que sonríe levemente, para tranquilizarme, supongo. - Le mantendremos informado de nuevas noticias.
-Doctora, ¿cuánto tiempo tardará en expulsar los sedantes de su cuerpo?
-Depende de cada organismo. Puede llegar de unas simples horas hasta diez días. Por el tipo de fármaco que me ha enseñado y por lo que le hemos subministrado no creo que se demore más unas horas. Estará un día como mucho. ¿Sabe si lleva tomándolos mucho tiempo?
Niego. Después de eso asiente, me dedica otra sonrisa "tranquilizadora" y me preparo para llamar a mis padres.
-Ah, una cosa más - dice con cautela y parece que esto le cuesta más trabajo - hemos encontrado cortes en sus muñecas y evidencias de falta de nutrientes en su organismo. ¿Sabe si sufría algún tipo de trastorno?
-¿Cómo? - trago saliva. ¿Cortes? ¿Trastorno? ¿Qué cojones ocultabas Gi? Intento reprimir mis ganas de gritar, llorar y golpear cosas. Niego con la cabeza. Paso las manos por mi pelo. La enfermera asiente y desaparece.
Marco el número de casa con dedos nerviosos y temblorosos, probablemente mis padres estarán durmiendo. Después llamaré a Adam, quizá sepa algo de todo esto.
En menos de media hora Adam aparece al fondo de los blancos pasillos caminando apresuradamente con un casco en la mano, me acerco a él.
-¿Qué ha pasado? - me dice pasando los dedos por sus labios. Le explico lo que me he encontrado al llegar a casa y lo que me ha explicado la doctora.
- Siéntate. - me dice señalando las sillas de madera.
-¿Por qué?
- Tengo que explicarte algo - dice Adam. No me gusta nada su expresión en la cara. - de Gi - acaba.

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Thin skin
Teen FictionCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...