Capítulo 58.

2.6K 227 28
                                    

Las horas posteriores a la visita de Lucas pasan tan rápido que un suspiro bastaría para describirlas. Se ha ido a Wolverhampton con su coche negro hace unas horas, creo que no volveré a verle. Sus palabras me han dejado peor de lo que estaba. Nunca ha sido mi intención que Lucas sintiera algo por mí, nunca. Era... como un hermano más, un gran amigo. No consigo entenderlo. Parece que me he quedado muda, porque no he conseguido articular palabra alguna hacia nadie después de esa última visita. Estoy traspuesta. Tengo ganas de golpearme a mí misma porque no entiendo nada.

-Espero que te recuperes - dice el doctor Bíel a la vez que me dedica una cálida sonrisa y me da la mano con firmeza. Hace lo mismo con mis padres, Nathan y Adam exceptuando el comentario.

Abandonamos los pasillos del hospital en silencio. Adam ha insistido en llevarme la mochila con la ropa y ahora cuelga de su hombro. Ando al compás de sus pasos porque voy abrazada a su cintura. Él pasa su brazo por mis hombros. No quiero soltarle, nunca. No quiero dejarle aquí y es tal la impotencia que siento, que creo que mi pecho va a explotar. Esta situación es injusta.

Las puertas de cristal del vestíbulo se abren cuando nos acercamos a ellas y nos invitan a salir del hospital. Acepto la invitación encantada, aunque a la vez no quiero irme de aquí, porque significa estar más cerca de abandonar esta ciudad y todo lo que se queda en ella.

El frío del invierno azota mi piel y el cielo ya está oscuro. Cuando salimos todos nos detenemos con inquietud sin saber bien qué hacer o decir. Se supone que ahora debo ir a casa, Adam a la suya y mis padres no sé dónde dormirán, supongo que en el apartamento, con nosotros. Mañana tendré que hacer maletas y prepararme psicológicamente para la nueva etapa de mi vida. Pero todo ha ocurrido tan rápido, todo es tan irreal que no asimilo que me vaya a ir de aquí. Siento que algo, el destino quizá, me ayudará y podré quedarme aquí, con Adam. Eso es lo que pasa siempre en las películas. Final feliz ¿verdad? ¿Yo merezco un final feliz?

Abrazo a Adam con fuerza y él hace lo mismo. Quiero congelar este momento y que el tiempo no avance, porque ahora mismo, el tiempo es mi enemigo. Cada instante que pasa es un segundo menos en la cuenta atrás. Respiro su aroma impregnándome de él tanto como puedo. No voy a ser yo la primera que abandone el abrazo y él parece que tampoco. Sé que todos a nuestro alrededor nos miran, pero no me importa. Desaparecemos del mundo y todo gira a nuestro alrededor. No estoy preparada para el adiós.

-No voy a dejar que esto acabe aquí. - susurra Adam a mi oído. - Me niego a despedirme de ti de esta manera.

Se separa de mí unos centímetros para poder mirarme a los ojos. Sus manos encuentran las mías y entrelazamos los dedos. Adam se gira en dirección a mis padres con mirada firme.

-Señor y señora Avery - dice con tranquilidad, como si lo tuviera ensayado -, puede que esto les parezca extraño, pero me gustaría pedirles que Georgia pasara el último día que le queda en Birmingham conmigo, para despedirnos como merece.

Estoy perpleja, al igual que mis padres. No, Adam, no tenemos que despedirnos porque no me voy a ir. Miro impaciente a la respuesta de mis padres. Se miran entre ellos.

-Adam, tenemos que hacer muchas cosas mañana. Lo siento. - dice mi padre. No puedo creerlo.

- ¿Qué? ¡Papa! No puedes hacernos esto - le espeto con rabia.

-Georgia, cariño - continua mi madre. Odio cuando mis padres se complementan, lo odio. - Tenemos que hacer maletas, des-matricularte del instituto y mil y un llamadas.

-Todo esto ha pasado muy rápido, apenas he podido digerirlo, dejen que me despida de ella lo mejor que pueda. - dice Adam con impotencia. Casi puedo averiguar lo que está pensando. Sé que ya no le importaría perder las formas frente a mis padres si así puede pasar el último día conmigo. El último día. Dios... no. ¡No puedo irme! ¿Es que no lo entienden? Los ojos se me inundan de lágrimas. - Por favor.

Thin skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora