Los zumbidos cesan y empiezo a ser consciente de lo que me ha pasado, no es la primera vez. Me duele tremendamente el hombro y el brazo izquierdo. Estoy estirada en un banco del solitario parque que hay detrás de mí apartamento.
-¿Qué...? - intento preguntar pero me interrumpen.
- Shh, te has desmayado Gi. ¿Cómo te encuentras? Me has pegado un susto horrible. Gi. Dime, ¿estás bien? - siento la rasposa voz de Adam. Está delante de mí a cuclillas mirándome con una expresión de susto.
- Estoy bien Adam. Lo necesitaba. - Creo que es la primera vez que digo su nombre en voz alta. Me incorporo poco a poco en el banco, ha oscurecido un poco. La verdad es que me encontraba tan mal que desmayarme ha sido un descanso. - ¿Cuánto he estado aquí estirada? - le pregunto.
- No estoy seguro, no creo que haya pasado más de media hora. ¿Estás mejor? ¿Qué te ha pasado?
- Me habré mareado del viaje. - miento. - ¿Dónde están las cajas? Tengo que subir a casa, mi hermano llegará de un momento a otro.
- Espérate un rato, no quieras esforzarte demasiado. Me he dado cuenta de que te has caído por la caja, al caer ha hecho un ruido horrible. Te he traído hasta aquí y he recogido todo lo que se había caído. No he conseguido salvarlo todo, lo siento. - me señala las cajas apoyadas en el suelo. La que llevaba él está intacta y la que llevaba yo, bueno... está medio vacía. Al lado de las cajas se encuentran todos los botes de tinta y pintura rotos. Suspiro. El material artístico vale un dineral.
- Adam tengo que irme no me encuentro bien y hace frío. - se sienta a mi lado y hace caso omiso de mi último comentario. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en el respaldo del banco. Me encuentro mejor pero tengo el brazo hecho polvo. Noto calor, me ha puesto su cazadora por encima. ¿Qué hace? Pienso en quitármela pero es que estoy congelada. Nos tiramos varios minutos sin hablar hasta que él rompe el silencio.
- Yo era como tú, ¿sabes? No me gustaba la gente. - me dice y me mira.
- Adam déjalo, no tienes por qué explicármelo. - digo mientras clavo los ojos en el suelo y muevo mis pies de un lado a otro. ¿Por qué me explica esto?
- No, quiero hacerlo.
- Adam de verdad, ahora no, por favor. - Cruzamos una mirada y sus ojos verdes denotan comprensión.
- Te he guardado mi número en tu móvil mientras estabas inconsciente. Sé que no lo harás, pero si vuelves a sentirte mal y no tienes a nadie que pueda ayudarte en ese momento, ya sabes, ahí lo tienes... - se levanta y coge mis dos cajas, ahora una de ellas está casi vacía, y las lleva hasta el portal. Le sigo confusa. Las deja allí y le devuelvo la cazadora. Cruzamos una última mirada y al cabo de unos minutos la moto ya ha desaparecido por la esquina. Me ha grabado su número. No sé cómo describir mis emociones ahora mismo, estoy confusa.
Aparto la imagen de Adam de mi cabeza y subo al apartamento cargada. Una vez arriba me pongo cómoda. Cojo una camiseta ancha unos pantalones de deporte, mis calentitos calcetines y me pongo a hacer la cena para Nathan. Me gusta cocinar, lo cual es irónico. ¿Qué narices ha pasado ahí abajo con Adam? Pongo a calentar el horno. Es decir, ahora siento como si le debiese algo. Cojo unos nuggets de pollo del congelador y los pongo en la bandeja del horno. Odio deberle cosas a la gente. Programo el horno, 180º - 15 min. Podría haberme dejado allí pero me ha llevado al banco, ha recogido mis cosas y se ha esperado hasta que ha estado seguro de que estaba bien. Enciendo el horno y me pongo a hacer una ensalada. Y además me ha traído en moto hasta aquí. Y su cazadora... Aparece en mis pensamientos el recuerdo de mi vientre contra su espalda y el sonido de su respiración. Vuelvo a apartar esos pensamientos de mi cabeza, hoy cenaré e intentaré mantener la comida dentro de mí. Lo de esta tarde no puede volver a ocurrir.
En unos minutos la mesa ya está puesta y la cena lista. Nathan entra por la puerta, parece cansado. - Hola guiri, mm... qué bien huele.
-Guiri tú, date prisa. - Tantas noches en vela juntos nos han acabado uniéndonos más. Nathan se quita la chaqueta y se sienta en la mesa, uno en frente del otro. No tiene buena cara, supongo que yo tampoco. - ¿Me vas a explicar de una vez el porqué de tu insomnio y tu preocupación, Nathan?
- Sí, supongo que debería explicártelo ya. - suspira. Empezamos a cenar. - Cuando vine a este apartamento, una de las condiciones que me propuse era buscarme la vida yo solo, sin ayuda de papá ni de mamá. Cuando te uniste a mí las cosas no cambiaron mucho, eran gastos muy similares a los míos viviendo solo. Hasta ahora hemos ido bien, algo justos pero bien. Pero por algún motivo, en la cafetería nos han bajado los sueldos. Gi - me dice inclinándose hacia delante para que le preste mucha atención y sea consciente de la situación.- no podemos sobrellevar esta situación mucho tiempo más, necesitamos ayuda para pagarlo todo o sino... tendremos que volver a Irlanda.

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Thin skin
Teen FictionCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...