Dejo huellas aguadas tras de mí en la nieve, la fría y oscura noche le da un toque siniestro al camino, tan solo iluminado por altas farolas situadas unos largos metros entre sí. Me queda girar una calle para llegar a la fuente y los nervios me comen por dentro. Sé que es muy probable que Brad esté allí y todo esto sea una trampa, por supuesto que lo he pensado, pero algo me dice que vaya y no sé qué es. Quizá el cariño que aún le guardo a esa amiga que tanto quería. O quizá es la curiosidad. Curiosidad por saber qué hace llorar a la chica que nunca derramó una lágrima delante de mí en seis años. A veces pensaba que no era humana.
Giro la esquina y una larga calle crece ante mí. Al fondo, a unos cincuenta metros, está la fuente. Se yergue sobre una base de piedra enorme y vieja, humedecida por la nieve y por su propia agua. Tiene unos anchos bordes donde normalmente la gran mayoría de la gente se sienta a admirar el parque que hay alrededor, aunque no tengan esa función. Sin embargo, a estas altas horas de la noche y el 24 de diciembre esto está desierto, no hay ni un alma. Ni un alma excepto una figura centrada y sentada esos bordes. Siento nervios en el estómago y por algún motivo me meto las manos en los bolsillos. A medida que avanzo distingo su postura. Está sentada, con los codos apoyados en sus rodillas y con los dedos enterrados en su pelo. No se le ve la cara, pero sé perfectamente que es ella, su pelo rubio la delata.
Ally y yo siempre nos hemos parecido mucho en cuanto a aspecto físico y aunque sus ojos sean oscuros parecemos hermanas. Normalmente las amigas suelen ser "la morena y la rubia" pero en nuestro caso éramos "la rubia y la rubia".
Sigo avanzando, casi corriendo, hasta que se percata de mi presencia y levanta la mirada desenterrando sus manos del pelo. En ese momento yo freno y me quedo a tan solo unos pocos metros de ella. Miro de lado a lado, buscando alguna señal de Brad, pero no la hay. Sorprendentemente. Los nervios deberían apaciguarse en mi estómago, pero no lo hacen. A pesar de la noche y la distancia puedo ver en su rostro la desolación. Va abrigada pero aun así parece tener frío.
-¿Por qué has venido? - me pregunta con voz rota. Ni siquiera yo sé la respuesta así que respondo con otra pregunta.
-¿Dónde está? - le digo preguntando por Brad. - Ya sabes a quién me refiero.
Ella hace ademán de echarse a llorar, consigue reprimir los sollozos pero no las lágrimas.
-No está. - después de unos segundos de contacto visual que me parecen horas, trago saliva y me acerco a ella poco a poco.
-¿Qué te pasa?
- Lo siento - dice con voz de arrepentimiento. Una voz que me creo, me creo que esté arrepentida. Se me ocurren mil y una razones por sus disculpas ¿pero cuál de ellas es exactamente? -, lo siento mucho. No sabes cuánto lo siento.
Dejo que hable mientras los ojos se me acostumbran a la poca luz. Me siento a su lado y puedo ver como tiene el labio inferior hinchado y sangrando. Se pasa la lengua como un animal asustado intentando curarse la herida y me imagino el sabor a sangre en su boca.
- Tenías razón. - dice entre sollozos.
Aunque hace apenas unos segundos no sabía a lo que se refería creo que ahora puedo adivinarlo. No. Rezo para que no sea cierto. Recuperando esa confianza que perdí con ella le levanto la barbilla para examinar su rostro.
-Ally dime - recorro su cuello y al final de éste veo parte de piel morada, le retiro la camiseta un poco para dejar al descubierto su hombro, totalmente morado. - que esto no te lo ha hecho él.
Ella cierra los ojos. Al principio le cuesta, pero al final acaba explicándomelo todo.
Desde la fiesta de aquella noche en que habíamos conocido a Brad y sus amigos, Ally se fijó en él. Le atraía, pero por razones que desconozco él me escogió a mí. Recuerdo que ella se enrolló con uno de sus amigos, pero la cosa no llegó muy lejos, mientras que lo mío con Brad iba "viento en popa". Ella sabía que él no se portaba bien conmigo, o al menos, que no se portaba de manera normal. Pero ella estaba tan ciega como yo, quería verlo como un buen chico, como una cosa normal, una cosa más de su personalidad, ninguna de las dos nos dábamos cuenta de que yo estaba a sus pies. Sé que Ally se alejó de él, lo noté y a la vez se alejó de mí. "No quiero mezclar amistades Gi", me decía.
Cuando por fin me di cuenta que mi relación con Brad no era normal, decidí irme a Irlanda sin avisar más que a mi familia y a Ally. Ella no lo entendía, no quiso entenderlo, como yo no podía entender lo que pasaba antes. Para cuando Brad estuvo fuera de sus casillas yo ya estaba en el avión, pero Ally seguía aquí. Él vio una oportunidad en ella, y ella vio una oportunidad en él.
Recuerdo que los primeros tres meses de mi estada en Irlanda tuve que desconectar y esconder mi móvil bajo la cama para poder olvidarme de él. No paraba de llamarme, era suya, era su propiedad y no toleraba que hubiese desafiado su autoridad. Que por una vez no le hubiera hecho caso. Al final captó el mensaje, o eso creía. Debido a nuestro gran parecido, Brad empezó a respaldarse en Ally y ella cayó ante él hace poco menos de un año.
-Al principio todo era perfecto - me dice sollozando.
Y la entiendo, porque yo he pasado exactamente por lo mismo. La odio por haberse enrollado con Brad, la odio por no haberme apoyado, la odio por no darse cuenta de nada cuando lo tenía delante. Pero también siento pena por ella y me maldigo a mí misma, porque recuerdo la rabia que me daba que alguien sintiera pena por mí. Solo necesitaba un apoyo y sé que es lo que tengo que hacer con ella. Aunque el odio siga presente en mí. Pongo mi mano sobre la suya, seguro que está helada, pero no puedo sentirlo debido a los guantes de Clare. Me mira y fuerza una sonrisa que sé que le cuesta. Porque en esos momentos, hasta sonreír es difícil.
- Lo siento. Lo siento mucho. Comprendo que no quieras perdonarme pero solo quiero que sepas que lo siento. Lo siento, Gi. Lo siento de verdad.
-Es Navidad, ¿qué haces aquí? - le digo después de un tiempo de silencio. - ¿Dónde está tu madre?
-En casa - dice volviendo a sollozar. - con Brad.
Ahora siento miedo.
-¿Qué hace Brad en tu casa?
-Íbamos a celebrar nochebuena juntos. Con mi madre. Ya sabes cómo es la suya, no podía dejar que pasara nochebuena solo en casa con su madre colocada. Además, el ambiente de mi casa también es deprimente. Pensé que podíamos pasarlo bien.
El padre de Ally no vive en Mullingar, se divorció de su madre cuando ella era pequeña. Y Brad tiene una madre básicamente drogadicta, se pasa la mayor parte del tiempo colocada. Tampoco tiene padre, murió odiado por todos los que le rodeaban. Era un ser despreciable. Supongo que tiene parte de culpa de que su hijo sea así.
-Antes de ir a mi casa había bebido y se le ha ido la pinza toda la noche. Hasta que me ha soltado una torta. - me dice señalándose el labio. Lágrimas solitarias van cayendo de sus ojos de vez en cuando.
- Me he ido de allí. No podía más. - acaba.
- ¿Has dejado a tu madre con él? - digo sin poder imaginar las consecuencias de un Brad borracho.
- No, ha salido corriendo detrás de mí cuando me he ido. Seguramente me esté buscando.
Está en la calle. Miro de lado a lado con pánico de que Brad nos encuentre. Le echo un vistazo a mi reloj, ya es madrugada, es tarde. Nathan no me cubre así que es muy posible que mis padres ya se hayan enterado de que me he ido. Sé que debo irme.
-Te acompaño a casa. - le digo mientras me pongo de pie. - Y quiero que se lo expliques todo a tu madre y que hagas todo lo posible por alejarte de él.
-Pero... -me mira.
- Ally, confía en mí, he pasado por eso. Sé qué es lo que tienes que hacer.
Se levanta y camina a mi lado hasta su casa. Hay que cruzar unas cuantas calles y no queda demasiado lejos de la mía. Aquí está todo muy junto.
Parece que todo ha ido bien, pero cuando apenas llevamos dos minutos caminando escuchamos un grito. Un grito familiar. Me paro en seco.
-¡Hijo de puta! - escucho ahora más fuerte. Es en la calle de al lado. Y es la voz de Nathan. Salgo corriendo.
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Thin skin
Fiksi RemajaCuando tienes la piel más fina que los demás todo te afecta de manera diferente, todo es mucho más duro y doloroso. Georgia es esa clase de persona de piel fina y ya no confía en nadie. Quiere ser una chica solitaria, convencerse de que es fuerte, d...