Capítulo 1: Comenzando el internado.

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Llegué a Seúl a principios de Enero para ocuparme de buscar dónde vivir, hacer tramites, empaparme más con el idioma, la cultura y conocer la ciudad. Ya había hecho un curso intensivo de coreano, ya que después de conocer a Myung Dae me llamó la atención su idioma y las distintas formalidades o informalidades que se empleaban al hablarlo. Durante los últimos meses de invierno y casi llegando a la primavera practiqué a diario con Myung Dae y su familia al igual que en la calle o en el diario vivir, me acostumbré a hacer una reverencia al saludar y al despedir a alguien, quitarme lo zapatos y costumbres cotidianas que eran completamente opuestas a mi, después de todo Corea del sur sería mi hogar por dos años y tenía que adaptarme a sus costumbres y no ellos a las mías.

En Marzo, al entrar a la universidad me sentí un poco excluida, todos se conocían y muchos habían sido compañeros por un buen tiempo, lamentablemente MyungDae no estaba en la misma universidad así que no podíamos vernos con la  frecuencia que me hubiese gustado, por lo que al comienzo me sentí un poco sola entre tanta gente que me rodeaba diariamente.
El director de carrera, el Dr Shin, era un señor de unos 58 o 60 años que me dio la bienvenida como estudiante de intercambio e inmediatamente me derivó a un hospital junto a varios de mis compañeros donde aprendí y puse en práctica los conocimientos que había adquirido durante cinco largos años llenos de esfuerzo y sacrificio donde muchas veces el agotamiento no me importó con tal de cumplir mis metas y sueños.
Un meses más tarde el Dr Shin me brindó la oportunidad de tener horas en una clínica privada donde él era jefe de cirugía general, no pude negarme a su oferta, ya que esto me ayudaría a sumar conocimientos y práctica que me harían crecer como profesional, eran horas extracurriculares así que no podía abandonar el hospital ya que las horas en la clínica no formaban parte de la formación académica que me entregaba la universidad, y tampoco quería abandonarlo, ya que mi objetivo de estudiar medicina siempre fue ayudar sin importar nada más que el bienestar del resto.

Como interna me derivaron a urgencias y cuando no había nada que hacer podía observar alguna cirugía que el director estuviese realizando, y de vez en cuando me permitía participar de ella.
El trabajo en la clínica no era tan emocionante como en el hospital, pero había más tecnología y cirugías innovadoras de las cuales tenía la suerte de poder aprender, y que nadie en su sano juicio habría desperdiciado.

Llevaba un mes en la clínica y me había acercado mucho a un par de enfermeras recién tituladas que para mi sorpresa al igual que yo eran de _____, durante un intercambio que habían realizado hace un año habían prometido volver para trabajar en la clínica donde habían hecho su práctica, eran muy agradables y podía sentirme cómodas con ellas, después de todo proveníamos del mismo lugar y por lo general para hacer más fuerte nuestra amistad después de cumplir nuestro horario íbamos por un café o a cenar dependiendo de la hora.

Entré el hospital, la clínica y los estudios no tenía mucho tiempo de hecho, durante esos 4 meses casi no conocía Seúl y no había salido muchas veces con Myung Dae porque nuestros horarios no siempre coincidían, y las veces que nos veíamos íbamos a cenar o caminar por el arroyo cheonggyecheon.
Sinceramente me conformaba con esas pequeñas salidas porque estaba agotada, todo era muy nuevo para mi, el cambio de horario, las comidas, el idioma y la falta de tiempo gracias a la universidad me dejaban sin energía así que no era exigente en las salidas con mi amigo.

Salí del hospital agotada, había estado 6 horas en él para luego ir a la clínica a pasar 5 más, pero sin nada emocionante más que esguinces, torceduras o dolores estomacales. Estaba sentada en una de las camillas de urgencias mirando mis pies mientras colgaban cuando un grupo de personas entró a la sala con un chico que aparentemente era de mi misma edad, se veía calmado y decía que solo había sido una caída de la que había salido ileso, inmediatamente me bajé de la camilla esperando algo emocionante, pero a simple vista se veía bien, me acerqué a ellos y pedí espacio ya que todos lo rodeaban, pregunté por qué estaba en urgencias y respondió que se había caído de una plataforma en altura, pero estaba bien. Las personas que lo acompañaban me pidieron que lo examinara minuciosamente para estar tranquilos y seguros de su buen estado, no entendí mucho la situación pero aun así tenía que hacerlo por protocolo, pero para eso necesitaba que ellos estuviesen fuera del box así que les pedí que fueran a la sala de espera. Al quedar en completa tranquilidad y soledad junto a mi paciente revisé su cabeza, brazos, tórax, piernas y tobillos, donde tuve que detenerme por una sobre reacción del chico.

You Got Me Losing My Mind (GD y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora