Capitulo 1.

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"El mal siempre es posible.
La bondad es una dificultad"
Anne Rice.

Salgo de casa cerrando la puerta con cuidado, las chicas duermen todavía. Son las diez de la mañana. Bajo las escaleras, llego a la entrada del edificio le doy los buenos días al viejo Mike el encargado del edificio y salgo a disfrutar un poco de la mañana.

El sol brilla sobre un cielo azul despejado de nubes, hay muy pocas personas corriendo, pero hay mas caminando, concentrados en lo que suena en sus auriculares o la conversación con su compañero de al lado.
Daré una vuelta corta y regresaré a casa. Hoy es domingo, no abrimos la tienda y aprovechamos para tomarnos el día y descansar.

Vivo con mis tres mejores amigas, soy la mayor con veinte años llevándome con Rita solo dos meses, y Akari e Isabel diecinueve años, nos conocimos en un orfanato de monjas, pensamos en que las personas irresponsables que nos trajeron al mundo al menos tuvieron la decencia de dejarnos en un buen lugar.

Crecimos juntas rodeadas de buenas mujeres, esas monjas siempre cuidaron bien de nosotras, nos tomaron cariño. Nos daban un trato especial. Desde pequeñas nos hicimos amigas, y juramos nunca separarnos, cada vez que una pareja llegaba y quería adoptarnos a una de nosotras no dejábamos que sucediera. El que nos fuera a adoptar tenia que llevarnos a las cuatro; razón por la cual nunca fuimos adoptadas.

Nos quedamos en el orfanato hasta los dieciocho años, es la edad máxima que nos pueden permitir estar en ese lugar. La hermana encargada del lugar, como nos apreciaba tanto, nos permitió a Rita y a mi quedarnos un año mas del debido, a veces vamos y la visitamos, ya esta muy vieja y enferma.
Ella nos ayudo cuando nos toco salir del orfanato, nos dio dinero a las cuatro para que pudiéramos sobrevivir.

Apenas salimos de ese lugar llevamos a cabo nuestros planes.
Primero estuvimos en un cuarto de alquiler en una zona no muy buena de la ciudad, pero mientras conseguíamos trabajo pudimos adaptarnos. Cuando nuestros ahorros crecieron, enseguida nos mudamos de aquel lugar a una mejor zona y luego mientras teníamos nuestros trabajos, en las noches libres nos poníamos a hacer jabones, lociones, aromatizantes, escencias artesanales hechas por nosotras mismas. Cuando ya pudimos abrir nuestra tienda, nos retiramos de los trabajos que teníamos. En realidad las redes sociales nos han ayudado bastante con nuestro proyecto.

-señorita Julieth!- una voz masculina me llama, volteo a ver quién es.

-David, cómo estás?- saludo sin mucho entusiasmo.

David es un hombre que conocí hace dos años en el trabajo, él tiene un pequeño bus de transporte de mercancía y con él enviamos los paquetes con los productos que los clientes encargan.

Es un hombre mayor como de cuarenta y algo, podría jurar que casi esta cerca de los cincuenta, siempre ha sido amable conmigo y las chicas, si, aveces muy confianzudo. Se toma confianzas que nosotras no le damos.

-muy bien, muy contento de verte. Y las demás chicas? No están contigo?- últimamente no hemos recurrido a él para que transporte nuestra mercancía, porque se ha vuelto muy atrevido, pregunta mucho sobre nuestras vidas personales y ya no nos mira con respeto.

-no estan- mi respuesta es simple, no quiero alargar una conversación con él.

-lo siento, me tengo que ir. Me esperan- trato de irme pero me impide el paso.

-pero por qué el apuro? Apenas nos vemos. Tengo algo bueno que proponerte y que les va a dar mucho dinero- su comentario no me gusta para nada y camino para irme de ahí, pero detengo mis pasos cuando su mano atrapa mi brazo sin ejercer mucha fuerza y no me deja seguir.

-escúchame, estoy hablando contigo. No me des la espalda- habla apretando los dientes pero con una expresión entre amabilidad fingida y una mueca de molestia.

-es fácil y sencillo, solo tienen que traerme una caja fuerte pequeña y listo- dice sin mas.

Lo observo confundida, que es este disparate? Esta loco?

-qué?! Una caja fuerte? De donde voy a sacar eso? Mira David, lo que sea que vengas a proponer te lo agradezco pero no necesitamos de tu ayuda- hablo claro y dando por finalizada nuestra conversación. Me suelto de su agarre.

-te explico, iras al colegio que esta en la avenida 72. Llegas a contabilidad, miras donde esta la caja y listo- y listo? Cómo así?
Cualquiera que pase a nuestro lado y nos vea hablando no se daría cuenta de lo pasa porque el idiota que tengo enfrente finge perfectamente una amabilidad que sus palabras no tienen.

- David no puedo hacer eso, seria robarlo.. Y a parte aunque es pequeña no tengo fuerza para cargarla. Es una locura lo que estas diciendo. No haré nada-trato de zafarme del asunto.

- llegas al colegio, distraes a las personas que esten en contabilidad y del resto me encargo yo- su mirada en mí me incomoda. Habla como si fuera algo fácil, comp si me estuviese haciendo un gran favor.

Se muy bien que tras de la supuesta amabilidad que me da, hay algo oscuro. Esto es muy raro, algo oscuro pasa aquí y no me gusta nada.

-David no quiero hacerlo.. No lo haré. Eso es robar. No soy ladrona, y a parte me metería en problemas- empiezo a asustarme. Algo me dice que esto no esta nada bien.

-problemas vas a tener, tu y tus chicas si no haces lo que te pido- su tono de voz cambia al igual que su expresión.

Es amenazante, sus ojos demuestran odio, me sonríe como si estuviese diciendo algo bueno, pero sé que es una amenaza. Abro los ojos por la sorpresa.

-nada de avisar a la policía, nosotros tenemos mas poder que ellos. Así que si tu y tus niñas quieren seguir haciendo esos estúpidos y horribles jabones entonces mantén te callada de lo contrario haremos sus vidas un infierno- habla bajito y amenazante.

Suspiro profundo, mis manos tiemblan y mi cabeza me duele. Un nudo se ha formado en mi garganta y no me deja tragar bien. Tengo otra opción? Mis niñas están primero que cualquier otra cosa. Ellas son mi familia.
Su amenaza va enserio? Él seria capaz de hacernos daño?
Su mirada me da la respuesta.
Por que dice nosotros? Hay alguien mas aquí y no me he percatado?

-esta bien- susurro con la voz entrecortada.

-entonces, nos vemos. Cuídate preciosa- el muy confianzudo se acerca y deja un beso en mi mejilla. Asqueada me alejo de él, sonríe y se va.

Ahora que mierda voy a hacer? Me siento en la silla de madera del parque con pesadez y observo a mi alrededor. Tengo ganas de llorar, me arrepiento de haber salido de casa solo para dar una vuelta. Si me hubiese quedado en casa con las chicas no me hubiese encontrado con el idiota de David.

Ahora, me toca hacer lo que me pide, su amenaza quedo bien clara. No tenemos un hermano, tío, padre, ni amigo al cual recurrir y nos ayude. En este momento me doy cuenta que en realidad estamos solas en este mundo. Limpio mi cara de algunas lagrimas que han caído.

Bueno.. no creo que sea tan grave llegar a la oficina de contabilidad de ese colegio distraer a las personas que estén presentes, luego David llega y se lleva la caja fuerte que no tengo idea que hay en ella exactamente, podrá ser pequeña pero a pesar de eso no deja de ser pesada.

Trato de reconfortarme con esa pobre idea mientras hago mi camino de regreso al apartamento que comparto con las chicas.

Llego al apartamento y encuentro a las chicas jugando Monopolio sentadas en el suelo de la sala al rededor de la mesita de centro.

-Juls estas bien?- las miro una a una.

Como podré hacer eso que pide David? Si no lo hago estoy segura que él les hará daño a ellas. A mi única familia.

-estas muy blanca! Parece que hubieses visto un fantasma-




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Te odio porque te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora