Capitulo 29.

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Tengo que abrir mis ojos. Mi cuerpo pesa, no quiero despertarme. Un enorme bostezo se apodera de mi, abro mis ojos. Me estiro en la cama, el cielo esta aclarando, la parte oscura se esta yendo como si neblina fuera, la hora en el reloj indica que son las 5:30 de la mañana.

Tengo que levantarme, no quiero que el diablo llegue y me encuentre atrasada. Con toda la pereza del mundo me pongo de pie, con cuidado y en completo silencio voy al armario, escojo lo que me pondré y entro al baño.

Amarro los cordones de mis tenis, miro la hora 5:58 y me tiro en la cama. Ya ha amanecido completamente. No ha pasado un minuto cuando la puerta es tocada.

Ahg! Estúpido diablo! Me levanto y salgo.

-buenos días- murmuro.

-buenos días- sonríe arrogante y empieza a caminar. Enseguida lo sigo.

Ya hay hombres caminando y yendo de un lado a otro. Parece que somos las únicas que nos despertamos a las 7. Ya todos están activos.

Salimos de la mansión, me deleito viendo muy disimuladamente a hombres muy sexys y algunos sin camisa haciendo ejercicio en el jardín.
Caminamos hasta llegar mas atrás de la mansión, parece el inicio de un bosque.

-hoy aprenderás a defenderte de un ataque y a atacar- esta parado a unos cuatro pasos de mi.

Hace un poco de frío y de este lado casi no hay nadie. Solo hay algunos hombres a unos metros de nosotros.

-todo tu cuerpo tiene que funcionar como arma. Tus manos, piernas, cabeza. Hay ciertos puntos en el cuerpo, que si golpeas con fuerza puedes debilitar a tu oponente..- explica sobre golpes y como puedo evadirlos.

Me muestra como tengo que cerrar mis manos en puños para que al momento de golpear no me lastime, y muchísimas cosas mas. Estoy muy concentrada en lo que dice, que cuando me dice

-golpea me- lo miro extrañada.

-qué?- murmuro confundida.

-que me golpees. Yo no te dejaré hacerlo y te atacaré si no logras golpearme. Tu te defenderás y no me dejarás hacerlo. Vamos, hazlo-

Como se supone que tengo que golpear un árbol sin salir lastimada?
Intento darle un puño pero ni siquiera he rozado su cuerpo cuando él me ha dado un manotazo.

-otra vez!- me exige.

Me pongo en posición de ataque y me lanzo a por él, mi puño impacta su duro pecho, y estoy segura que no le ha dolido ni la mitad de lo que me ha dolido a mi. Intento una patada pero mi pie lo atrapa su mano, oh no! Me va hacer caer!

Al estar una de sus manos agarrando mi pie, aprovecho para golpearlo en el brazo enseguida me suelta, trato de mantener el equilibrio pero fracaso y caigo al cesped. Mierda!

-vamos, arriba! Ni siquiera hemos empezado y ya estas en el suelo- se burla; estúpido!
Lo odio! Ruedo los ojos y me pongo de pie bajo su atenta mirada.

-los golpes que das cuando entrenamos en boxeo, úsalos ahora- ordena. Él esta en posición de defensa.

Me pongo en posición, y vuelvo a atacarlo, he mejorado mucho en boxeo. Se en que momento golpear, cubrirme con mis brazos. Doy golpes por todos lados, pero él es tan bueno en esto que no logro darle ni un puño en la cara. No me rindo, sigo intentando; tengo que acertar al menos un golpe!

Damos varios pasos, nos movemos, estamos agitados, él no ha intentado atacarme, solo se defiende de mis inútiles golpes. Estoy agotada, sudo y respiro agitada. Ya frustrada de no poder acertar ni un golpe, con mis manos y brazos doloridos, intento golpear su hermoso rostro pero fracaso.

Te odio porque te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora