Día 2

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POV ANASTASIA

Es movimiento de las olas podría considerarse relajante pero el problema es que llevamos muchas horas. El sol ya ha salido y está en lo alto de nuestras cabezas. El calor es tolerable por momentos y otros que no se aguanta. Lo peor es que no se ve nada, salvo el mar.

-estoy mareado- dice Cristian por quinta vez. Esta pálido y no pongo en duda que lo este.

-no deberías cerrar los ojos. Eso no te ayuda en nada para que el mareo se vaya- le digo.

-y tú, ¿Qué mierda sabes de eso? No eres tú la que esta mareada. Es más, estas muy tranquila- me gruñe.

-¡No me ladres! Solo te estoy intentando ayudar. Mi padre me ayudo a que los mareos que tenía cuando pequeña fueran tolerables. Me ayudo llevándome al pescar con él, en un pequeño barco un poco más grande que este. A veces dejaba el alma mientras vomitaba y otras solo me mareaba pero con el tiempo lo pude controlar- le digo tranquilamente.

 A veces dejaba el alma mientras vomitaba y otras solo me mareaba pero con el tiempo lo pude controlar- le digo tranquilamente

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-¿Cómo puedes estar tan tranquila?- dice.

-porque no gano nada con desesperarme. Ya estamos en problemas y hacer un show no ayudaría en nada- le digo.

-tengo hambre y sed. Además de unas ganas de orinar horrible- lo miro asombrada por su franqueza pero luego frunzo el ceño.

-puedes orinar el mar. No creo que dañes a muchos animales y si quieres privacidad puedo mirar a otro lado- digo sonriendo.

-¿No te da vergüenza ver mi pene?- levanto un ceja.

-no. Es algo normal en el cuerpo de un hombre. Como profesor y asesora debo manejar estos temas. Muchos de los alumnos que están en los niveles que sexualmente se encuentran frustrados, no buscan las respuestas en sus padres si no en alguien en que puedan confiar. Me ha tocado responder preguntas tan básicas como algunas un poco complicadas- le digo.

-pensé que solo eres la típica profesora recta y con muy poco practica para tratar estos temas. No creo que lleves los suficientes años ejerciendo para poder obtener tanta experiencia- dice.

-quizás no tenga los años pero si tengo el tiempo para leer libros. Ellos me han ayudado a poder ayudar a mis niños. Eso es lo que me importa. Es cierto que no tengo ni los medios ni los recursos para ayudarlos pero a veces una simple conversación ayuda más que unos cuantos dólares- le digo.

-supongo. Aunque mis profesores eran más de la creencia de que a golpes se aprende- frunce el ceño.

-¡Eso jamás! ¡Un niño jamás aprenderá más porque lo golpean o lo castigan más! ¡Qué horror de educación! Para que la educación sea buena debe de haber motivación y además incentivo. Entre más fácil y dinámica es un clase más aprenderán- paso mis manos por la cara, frustrada.

-no me malinterpretes pero la mayoría de mi generación fue educada así. El colegio donde me inscribió mi madre era muy estricto- dice seguro.

-y de seguro no seguías las reglas y te metías en muchos líos, ¿no?- me mira asombrado.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora