Día 9

5.3K 565 24
                                    

POV ANASTASIA

Tengo hambre. Mi barriga ruge de hambre. La poco fruta que nos quedaba, las tuvimos que comer anoche. Se estaban madurando muy rápido e incluso había partes que se estaban pudriendo. No he querido decir que tengo hambre delante de Cristian para no precisarlo pero si hoy, no encontramos algo con calorías, no sé qué es lo que hare.

Cristian y yo llegamos a un acuerdo. Cada uno iba a ir al extremo contrario para buscar algo de comida. Agua dulce tenemos pero nos falta comida. Camino hasta llegar a un bosque no muy amplio pero que permite entrar la luz. Abro los ojos asombrada cuando descubro que hay bananas.

Debo buscar a Cristian. Yo no puedo subir eso, es demasiado alto para alguien tan baja como yo. Sonrió pensando en lo feliz que se pondrá por esta comida. Se puedes sacar verde y durar un par de semana.

Camino de regreso a la caverna pero Cristian no está en ella. Quiero que vayamos a buscar rápidamente un poco de comida. No lo encuentro en los pozones así que debe de estar en la playa. Me dijo que hoy, si o si, pescara algo. Aunque se un resfriado.

Lo veo. Está en una roca grande. Espera pacientemente a que al agua entre en el agujero que hay en la roca y luego tira la lanza. Veo que pelea con el agua o con el pescado para luego volver a tomar ubicación en la roca.

-Cristian- lo llamo. No es mucho lo que se escucha mi voz con el sonido del mar. Me acerco un poco más para poder hablar con él y contarle lo que encontré. Me apoyo en un palo que encontré y camino lo más cerca que puedo. No me gusta mucho el mar cuando lo tengo tan cerca.

-criatura maldita. ¡Déjate atrapar animal estúpido!- gruñe y me rio. Se da cuenta de mi presencia y me fulmina con la mirada.

-no pelees tanto. Con tu mala vibra alejas los pescados- digo mientras me acerco. El me ayuda y me deja sentada en una roca cercana.

-me da rabia. He estado toda la mañana y no hay caso- dice frustrado.

-te venía a buscar. Encontré un bosque platanero y hay plátanos verdes. Podemos sacar varios y comer por varios días- digo mirándolo.

-no podemos comer solo plátano. Hay que encontrar algo más- dice concentrado. Esta sin camisa y su espalda ancha está justo en frente de mí. Cuando sus músculos se contraen, algo en, no sé qué es, hace que mi cuerpo tiemble y todo el bello se erice. ¿Qué es lo que estoy sintiendo?

-lo sé. Podemos probar suerte con la pesca. Quizás pueda tener un poquito más de suerte que tu- digo tentándolo. Esto debe de ser un juego. Entre más se enoje menos las cosas saldrán. Conozco esa sensación. Mi padre es demasiado negativo en ciertos aspectos y eso provocaba que las cosas no salieran como querían.

-¿Tu? Pienso que solo pescarías un refriado. Las mujeres no son buenas para pesca. Se aburren con facilidad y hay que ponerles constantemente la carnada. Generalmente son inútiles en ese hobby- dice. Frunzo el ceño. Este hombre es un idiota con mayúsculas. Mi padre también es machista pero jamás ha dicho eso de mí.

-¿Estás seguro? Si es así, podríamos hacer una apuesta- digo mientras me miro las uñas.

-¿Qué clase de apuesta?- dice levantando una ceja. Bien, a este hombre le gusta jugar.

-bueno, tengo pensado cocinar algo distinto. Hay un poco de aceite y podemos freír lo que pesquemos. Además encontré unas plantas que son muy parecidas a las lechigas que se pueden comer como ensalada. Solo me falta encontrar el limón o algo que le de ese acides pero algo se me ocurrirá- digo restándole importancia.

-no hables de comidas de esa manera. Más cuando tengo un hambre voraz- dice. Se lanza de nuevo al agua y veo que lea con algo. Sale estilando con nada en las manos. A unos cuantos metros la lanza está rota y el agua está algo rojas.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora