60 días: Cristian y Anastasia

Día 28

POV CHRISTIAN

-quiero besarte mucho más de lo que te bese en la playa- digo. Ana esta acostada en mi pecho, relajada. Me costó mucho poder detenerme cuando la empecé a besar. Esos labios suaves y carnosos, me hicieron soñar despierto.

Aunque la noche estaba oscuro, podía ver como brillaba su piel con el agua que corría libremente por sus curvas. Quería tenerla conmigo. Hacerla mi mujer pero sabía que ella no estaba preparada para mí.

Me dije a mi mismo que no sentiría por nadie más lo que se conoce vulgarmente amor. No quiero exponer a mi corazón a sufrir nuevamente. No quiero que lo vuelvan a romper. Nunca he vuelto a ser el mismo.

Quería jugar con ella, que me pidiera, que me rogara que la hiciera mía pero jamás me imagine que ella me detendría. Todas las mujeres que han tenido la oportunidad, el privilegio de tenerme en su cama, nunca me había pedido que me detuviera, simplemente me pedían que no me detuviera y nunca lo hice.

Amo el cuerpo femenino. Aunque no sean perfectas, el cuerpo femenino siempre me ha llamado la atención. Cada curva, cada parte está hecha para enloquecer, atraer, tocar y sentir. Todo en ella, es afrodisiaco. Sin importar que tan pronunciada sea la curva.

El agua se estaba comenzando a filtrar por mi cuerpo y mi ropa. En cambio la de Ana, ya estaba completamente mojada. Podía sentir que su cuerpo vibraba con mis besos y mis caricias. Su cuerpo es pequeño y cuando lo tome en mis brazos, lo encontré liviano. Sus piernas terminaron en mi cadera y fue fácil mantenerla cerca de mí. Una mano estaba en su espalda y la otra en su trasero.

¡Bendita sea la genética! esta mujer tiene el mejor trasero que he visto. Nada extravagante pero hecho a su medida. Con cuidado de no caerme con ella, salimos del agua y termine acostado en la arena, sobre ella. Aun no me acostumbro a perder el control con una mujer que no es de mi misma clase social.

Ella es inocente, pura, pobre pero con un corazón que puede ser más grande que mi propia riqueza. Ella simplemente es perfecta y quiero tenerlo todo de ella.

Comenzó a besar su cuello hasta quedar pegado en la separación de sus senos. Lamí un poco y sonríe al darme cuenta que sabía a sal. Nos estamos tostando en esta isla y es de una forma tranquila. No creo que termine con un tostado caoba cuando salga de esta isla pero si estaré más quemado.

Tengo ganas de descomprimir ese secreto que ella oculta con unos sostenes que no le favorecen. Ella debería mostrar lo que la naturaleza le dio. Se tiene tetas grandes o pequeñas, para mí se ve igual... de tentadora. Inicie mi camino en sus labios. Aun, con la cantidad de sal que hay en este lugar, sus labios me supieron dulces.

Me molesto que la ropa estuviera mojada, ya que se le pegaba al cuerpo y no me dejaba desnudarla. Estaba desesperado y pensaba que ella me correspondía.

¿Quién se resiste a medio espécimen delante? Ja. Ella por supuesto tiene este efecto anti Grey.

-Cristian detente- dice cuando comienzo a pelear con sus pantalones.

-¿Por qué?- digo deteniendo mi ataque. ¿No me encuentra atractivo?

-estas... estas avanzando muy rápido...- dice. Con sus manos aleja mi cara de su cuerpo. Está intentando controlar la respiración.

-no estoy avanzando muy rápido. Llevamos casi un mes con esto. Creo, que he sido el único hombre, aparte de tu padre, que te ha visto desnuda tantas veces en tan poco tiempo. Aquí, en la inmensidad del mar, en la incalculable arena, no me puedes dejar así. Quiero esto y necesito sentir el placer del sexo. ¿Por qué niegas algo que quieres?- digo un poco frustrado. Su cuerpo me gritaba que me quería pero ella no cedía. ¿Por qué?