Día 49

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POV ANASTASIA

Te amo Anastasia. Esas son las palabras que siguen rondando en mi cabeza. No sé si fue un sueño o algo más pero, estoy segura de haberlo escuchado, aunque haya estado entrando en la inconsciencia del sueño.

Después de hacer el amor o tener sexo, no tengo claro cuál de las cosas hicimos anoche, en la noche, regresamos a la cabaña. Ambos despertamos con un poco de frio porque, aunque digan, que las islas desiertas son calurosas, en la noche cuando baja la temperatura es cosas seria. Ya nos ha pasado varias veces, que llegando cierta hora en la noche, las temperaturas bajan considerablemente.

No sé cómo lo vamos a hacer cuando volvamos a la cuidad. Seattle es helado y lluvioso y frio. Supongo que cuando volvamos, si es que volvemos, tendremos problemas para acostumbrarnos al clima.

Me muevo para poder estirarme pero, choco con una muralla. Abro los ojos asustada y miro con lo que choque. Cristian está dormido a mi lado y esta profundo pero lo que me llama la atención es su pene erecto que está a la altura de vientre. Está completamente elevado de su base y a unos cuantos segundos, palpita. ¿Está teniendo un sueño erótico? Veo que su cuerpo se comienza a tensar y parte de los músculos de su trasero también.

Levanto y una ceja. Cuando lo voy a despertar, me detengo en seco cuando siento que algo tibio y mojado comienza a caer sobre mi vientre. Miro mi cuerpo y veo que es semen. No sé si reír o gritarle. Me enfadaría mucho si la culpable de eso es otra mujer pero, encontraría normal si tratara de mi persona.

¿Qué demonios es lo que me pasa? ¿Ahora estoy celosa de la persona dueña de sus sueños? Eso es una estupidez. Jamás he sido celosa con nadie, bueno con mi padre he sido celosa pero es que no quiero que ninguna mujer le haga daño. Aunque me gustaría que conociera a alguien que lo cuidara y estuviera con el apoyándolo en su trabajo o simplemente serle de compañía. No debería seguir solo. En cualquier momento saldré de la casa, conoceré a un hombre maravillo con el cual tendré una familia y el seguirá estando solo. No encuentro que este bien.

Supongo que ser, sexualmente hablando, de Cristian, ha hecho que mis emociones y sentimientos estén cambiando de rumbo. Supongo que es normal sentir celos hasta cierto punto pero, se siente raro.

-Cristian, ¿Qué es lo que estas soñando?- pregunto cerca de sus labios. Aunque no use colonia, huele muy rico. No puedo distinguir muy bien, cuales son los olores pero, si o si, está la esencia de él. No responde inmediatamente, sino que comienza a besar mis labios.

-no sé qué es lo que estaba soñando pero se sentía muy bien- dice y me aprieta contra su cuerpo. No le importa terminar manchado con su propio semen. Comienza a morder mi cuello y la sensación familiar de cosquilleo en mi vientre, se hace presente.

-Cristian, abre tus ojos- digo. Siento como sonríe contra mi piel y me dan ganas de besarlo y de hacerle muchas cosas ricas y sudorosas.

-no quiero. ¿Sabes que tu cuerpo y el mío se adaptan muy bien? es como si cada parte de nuestro cuerpo se amoldara tan perfectamente. Además el calor de tu piel y el olor, es tranquilizador. Si volvemos a la cuidad tendrás que embotellar ese olor. Así, cuando este de malas y estresado, con olor eso, me relajaría en cosa de segundos- dice y me da risa.

-¿Te tranquilizo? Eso es nuevo- digo. No me lo había dicho antes y me gusta. Me gusta que sea así, porque eso significa que me necesita.

-mucho. Cuando era pequeño, mi madre siempre me cantaba. A veces era una canción suave, que jamás supe la letra porque nunca me lo dijo. Me sentaba en sus piernas y era relajante. Además mi madre siempre me acariciaba el cabello, de la misma manera que tui lo haces cuando estamos acostado. Ella siempre buscaba la forma de que estuviera en control, sabía que cuando no tenía las cosas bajo mi control me costaba ser feliz. No sé qué tienen las madres pero, ella pueden leer también a sus hijos y saber sus diferencias aunque sean trillizos- dice y sonrió.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora