Día 46

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POV CRISTIAN

-no podrá aguantar mucho tiempo más...- dice Ana. He estado comiendo de su cuerpo desde ayer en la tarde. No sé qué mierda es lo que me pasa con ella pero, no puedo estar alejado de su cuerpo. Algo en el me llama y me pide que lo abrace, lo bese, lo acaricie. Me estoy obsesionando con ella.

-si puedes. Sé que puedes tolerar más de mi cuerpo. Lo has hecho bien hasta ahora y me gustaría poder seguir obteniendo más de ti- digo. Estamos en la cabaña y no tengo ni idea de que hora es. Pero supongo que aún no es medio día porque el sol aún no está sobre nuestras cabezas.

-no puedo... no estaba acostumbrada a tener sexo antes y me sigues pareciendo grande- dice y rio. Ella es tan inocente en el ámbito sexual que no se da cuenta cuando habla de más.

-no sé si seré más grande que los demás. No me llama la atención ver a hombres desnudos. Pero tampoco puedo decir que hayas visto a hombres más dotados que yo, ¿O sí?- pregunto. Ella gime cuando vuelvo a entrar en ella. Es muy estrecha y ese movimiento hace que se sienta muy bien estar dentro de ella.

-he visto hombres desnudos. Tan santa no soy. Pero... mmm... jamás había tenido alguno dentro, ni siquiera a los que son de juguetes- dice y me rio.

-eso es algo bueno para. Aunque no me gusta mucho que hayas visto a hombres desnudo. Supongo que los ojos son para ver. ¿Cómo llegaste a esos hombres desnudo?- pregunto y gruño cuando su interior se contrae. Esta cerca, muy cerca.

-aunque no lo creas he visto pornografía. No por gusto sino por culpa de mis alumnos- me detengo en seco cuando me dice eso. Quedo hasta lo más al fondo de su interior.

-¿Por qué demonios estás viendo pornografía? Te digo desde ahora que no necesitaras hacer eso, cuando este yo. O mejor dicho nunca más veras algo como eso- digo y hago movimientos circulares en su interior.

-porque los niños ven esas cosas en sus teléfonos. Como conseja escolar... no ten adentro que se siente raro...- dice y salgo solo un poco –ellos tienen muchos problemas y como sus padres muchas veces no están en casa, bueno, ellos accedían a esas cosas y las veían en clase... oh... oh... los profesores como muestra de sus crímenes me lo enseñaban- dice y la penetro más duro.

-a lo mejor alguno de esos profesores quería contigo. Por eso, te mostraba esas cosas- digo de mal genio.

-¡Ay! ¿Te vas a enojar por eso?- dice y me rasguña la espalda para llamar mi atención –eres el único que me ha tenido de esta manera. Así que deja de ser tan idiota- dice mirándome. Maldición, esos ojos azules, me matan.

-¿Por qué no me puedo enojar contigo? Odio que tengas razón. Nadie, ningún hijo de su madre, te vera así, abierta en todos los sentidos. Nadie vera tus senos mientras rebotan con cada embestida- digo. Hago el movimiento para que sus pechos hagan exactamente lo que acabo de describir.

-ahh... eso se siente bien- dice cuando sin querer mi dedo rosa su clítoris. Estoy que no doy más, pero quiero alargar esto. Soy bueno controlando mis orgasmos pero me estoy dando cuenta que con ella, todo se me va a la mierda.

-claro que se siente bien. Soy yo quien te está dando placer. ¿Qué es lo que tienes que haces que mi control se vaya a la mierda?- digo. La sensación típica del nacimiento del orgasmo comienza en mis testículos. Tengo que hacer que ella también llegue.

-no conocía esta faceta tuya... ah...- dice y sonrió. Acaricio su botón del placer y sus gemidos comienzan a aumentar. Tengo que trabajar en algo más si quiero que llegue junto conmigo. Es imperdonable, para mí, que una mujer no tenga un orgasmo cuando estamos teniendo sexo.

-vamos Ana, solo dame lo que quiero. Vente conmigo, vente para mí- digo. Ella aprieta sus brazos a mi alrededor y luego clava sus uñas en mi espalda. Maldición. Eso no ayuda a que pueda controlar mi orgasmo.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora