Dia 39

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POV CRISTIAN

Me duele todo. Cada parte de mi cuerpo, cada musculo, cada tendón me está reclamando por descanso. Una sola vez y he quedado hecho polvo. Mi amigo no ha sido capaz de levantar cabeza después de eso.

Tome su virginidad y la muestra está entre los dos. Ella está dormida dándome la espalda. No quiero verla más porque me estoy sintiendo vergüenza de mi gran aliado. Está durmiendo plácidamente, apoyado de mi pierna. Es la primera vez que me pasa esto. No había mujer que me dejara de esta manera. Siempre he tenido control de mi cuerpo y de mi fuerza. Pero llega ella y mu control desaparece y mi cuerpo queda echo agua.

Es un chiste.

Con ella, el sexo era distinto. Más que pasional, era sexo salvaje y por el momento. Era como una forma de votar el estrés del momento. Nos juntábamos, nos besábamos y lo hacíamos, luego cada quien por su lado.

Me duele el corazón al pensar en ella y el sexo. No fue lo mismo que ocurrió anoche. No fue de la misma manera que mis relaciones anteriores. Algo es distinto, muy distinto. Fue algo más complicado de explicar.

Es cierto que la he deseado desde que llego. Tiene un cuerpo asesino. Unas grandes tetas son los que me llamaban la atención. Sus caderas tienen esta curva llamativo que cuando caminaba, aunque no se daba cuenta, tenía ese vaivén que me llamaba a mirarla. Era un movimiento leve, no es calculado, es natural, y siempre que pasa por mi lado, lo quedo mirando como bobo.

He estado con tantas mujeres, que me sorprende que algo tan simple, me llame tanto la atención. Hay mujeres que cuando caminan, quiebran las caderas de forma brusca, haciendo el movimiento casi calculado pero el de ella, es natural.

Se muerde el labio constantemente y ahora que encontró es manía de hacer pastas de cocos, sus labios están suaves y tienen el sabor de esa fruta. Me gusta esa mujer, es como si fuera lo que necesito para ser feliz. Ella me entiende, me manda el demonio cuando soy tosco con ella y me ayuda. Es la mejor cocinara y tiene un gran cerebro que sabe ocupar.

Acaricio con las yemas de mis dedos el contorno de su cadera. Suspira en sueños pero no se despierta. Comienzo a dibujar su cuerpo completo. Al estar desnuda, puedo ver cada parte de cuerpo. Empezando por su redondo trasero hasta la curva de uno de sus senos. Me gusta ver el pequeño tatuaje del gato justo a un lado de su oreja.

Si fuera mi novia y ella me dice que se va a hacer un tatuaje, me negaría pero, en ella, se ve tierno. Los gatos negros son como guardines en las casa. De hecho todos los gatos lo son pero, depende del color, lo que pueden proteger o alejar.

Esta joven ha tenido muchos problemas y muchas carencias. Pensó, que quizás que con algún tatuaje, podría estar protegida. Me hubiera gustado estar con ella, para hacerle entender que no era necesario manchar su piel con tinta que solo con láser se puede eliminar.

-¿Por qué frunces el ceño de esa manera?- dice Ana a mi lado. La miro y me doy cuenta que ya no me está dando la espalda. Se ha dado vuelta y me está mirando.

-estaba pensando en algo. Creo que no me di cuenta que estaba pensando más de lo debido en eso. ¿Cómo te encuentras? ¿Estas dolorida?- pregunto. Sus mejillas se tornan rojas y me sonrió.

-tengo una pequeña molestia pero creo que es normal. Mi cuerpo no estaba acostumbrado a esa intromisión. Además, debía doler, era algo normal- dice mirándome.

-deberías dejar de ocultar tus pechos en esos sostenes que minimizan tus senos. Eso debería ser un crimen- digo y ella hace una mueca.

-quizás tengas razón pero cuando el peso te molesta, incluso para ser alguna cosa de la vida cotidiana, te das cuenta que esos sostenes son los únicos que me pueden ayudar. Además, se ven como demasiado y odio cuando los hombres en vez de hablar mirándome, las miraban a ellas. Son molestas- dice y se acerca a mí. El olor de su cuerpo llega a mis fosas nasales y mi piel, detrás de mi cuello, se eriza.

60 días: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora